Mi s¨ªndrome de Estocolmo
DOS de la madrugada del viernes. En una habitaci¨®n de hotel, en el centro de Logro?o (La Rioja), se empieza a gestar la actuaci¨®n m¨¢s memorable de La Fura dels Baus. Olv¨ªdense de La metamorfosis, Imperium o XXX. Ni siquiera la ceremonia inaugural de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona, que les dio fama mundial en 1992, puede competir con esto. Suena La Terremoto de Alcorc¨®n, emulando a Madonna con aquel Hung up de gimnasio ochentero. Tomeu, Rodon y Coco empiezan a bailar, a calentar, sin ning¨²n ritmo, sin comp¨¢s, vestidos con mallas, medias de colores, ba?adores horteras, pelucones pelirrojos y mucho, pero que mucho pintalabios fuera de sitio. Las improvisadas putas verbeneras, en realidad los t¨¦cnicos de iluminaci¨®n, v¨ªdeo y sonido de La Fura, danzan en dos metros cuadrados, chocando entre s¨ª. Desde la cama, Pedro Guti¨¦rrez, Fina Rius y Sara Rosa Losilla, actores en la obra Bor¨ªs Godunov, y Sol, la road manager del grupo, r¨ªen sin freno. "?Esto no lo cuentes, eh!", se?alan amenazantes. Mejor hacerse el tonto. Al fin y al cabo, no especifican si se refieren a no contarlo en el peri¨®dico... o a no chivarse a Manel Sans y Juan Olivares, otros dos actores fureros de gira, y que han cumplido a?os esta semana. El espect¨¢culo de La Terremoto ser¨¢ para Manel. Para Juan, las chicas tienen reservado un strip-tease vestidas de polic¨ªas antidisturbios. Para EP3, s¨®lo es el principio de tres d¨ªas de gira con La Fura. Agotadores pero inolvidables.
Viernes por la tarde. Ajeno a la fiesta de cumplea?os que le espera, Manel se toma una cerveza en un bar frente a la parte trasera del teatro Bret¨®n de los Herreros de Logro?o. Falta una hora para que empiece la representaci¨®n de Bor¨ªs Godunov, una obra para reflexionar sobre el terrorismo, y que toma como referencia el asalto de un grupo paramilitar checheno al teatro Dubrovka en Mosc¨² en el a?o 2002. Durante tres d¨ªas, al menos 50 terroristas tuvieron retenidos a m¨¢s de 800 espectadores. El secuestro termin¨® en tragedia, cuando el Gobierno ruso de Vlad¨ªmir Putin decidi¨® entrar al teatro por la fuerza, utilizando un gas letal que acab¨® con la vida de los terroristas y de 130 rehenes.
En la obra de La Fura, que lleva en cartel desde marzo (comenzaron en Murcia y han viajado por Espa?a, Italia, Alemania e incluso Taiwan) y que tiene gira por delante hasta agosto del pr¨®ximo a?o, Manel recrea al terrorista m¨¢s cabr¨®n y mercenario de todos. El actor es un tipo de palabra directa, incluso brusca, pero honesta: "Una vez vino un periodista a ver un ensayo y escribi¨® que hab¨ªa tensi¨®n. Pues claro, qu¨¦ gilipollez, ?claro que hay tensi¨®n!". La afirmaci¨®n, que casi suena a advertencia, activa las neuronas de cualquier redactor, que viene a pensar "qu¨¦ co?o le pregunto a ¨¦ste ahora para que no piense que soy idiota". "Cuando le conoc¨ª pensaba que era un poco borde... pero luego te das cuenta de que es de puta madre", explicaba Tomeu, el de iluminaci¨®n, ahora sin peluc¨®n rojo. "Hay mucha armon¨ªa y respeto. Y eso se nota en el escenario", se?ala Pedro, que en la representaci¨®n hace de ?scar, el l¨ªder de los terroristas, m¨¢s dialogante que el Manel personaje. Casi sin enterarnos, el Manel actor apura una segunda cerveza y reflexiona sobre lo "parad¨®jico" de la obra: "Hist¨®ricamente, para conseguir la paz tiene que existir una seguridad militar. Tanto el zar como el revolucionario (los dos personajes paralelos del montaje de La Fura) quieren ganar la guerra y conquistar la paz. El di¨¢logo siempre es m¨¢s f¨¢cil cuando las dos fuerzas est¨¢n equilibradas".
Pero aclaremos por qu¨¦ la elecci¨®n de Bor¨ªs Godunov, una tragedia escrita por el poeta ruso Aleksandr Pushkin en el siglo XIX: "Es un texto que habla del poder, de la corrupci¨®n y del asalto al poder por parte de un hombre que se hace pasar por el heredero leg¨ªtimo al trono de Rusia. Los paralelismos con la acci¨®n terrorista que se ha producido en el teatro son importantes. Dos mundos, realidad y ficci¨®n, que confluyen y se tocan", explica ?lex Oll¨¦, director art¨ªstico de la obra y uno de los seis integrantes de La Fura. El montaje de Bor¨ªs es casi cinematogr¨¢fico, contando dos historias paralelas: la de Pushkin m¨¢s la del asalto terrorista propiamente dicho. Todo aderezado con textos de discursos de gobernantes de nuestra ¨¦poca, como George Bush, Nicolas Sarkozy o Ernesto Che Guevara.
Sin tiempo para m¨¢s, entramos al tea- tro. Algunos actores ya calientan motores, haciendo una tabla de ejercicios de calentamiento, correteando por el escenario, respirando. Tambi¨¦n est¨¢n los figurantes, contratados en cada ciudad por la que pasa la gira, convirti¨¦ndose en terroristas por una noche. El d¨ªa anterior, Chipi, el jefe de los t¨¦cnicos de La Fura, les explicaba c¨®mo utilizar las armas. Puro atrezzo, claro. Pero hay que saber llevar un Kal¨¢shnikov, de tama?o y peso exactos a la realidad. Los actores de gira ya lo manejan con soltura. Un entrenador de polic¨ªas los instruy¨® a conciencia durante un mes para convertir sus movimientos en los de aut¨¦nticos matones. Lo consigui¨®. Cuando Pedro Guti¨¦rrez, el capo terrorista ?scar, irrumpe en escena, es un tipo que no te gustar¨ªa encontrarte por la calle. Por su f¨ªsico, por su mala leche, impone. Todo un contraste con el personaje real, un hombre pausado y educado que se relaja en su camerino tocando el saxo y a quien le encanta el baloncesto. Pero en el escenario, con su metralleta de fogueo, da el pego. El fuerte sonido y las balas cayendo a tierra remover¨¢n a m¨¢s de uno en su asiento. Aunque sea lo m¨¢s previsible de la obra y lo que todos han ido a presenciar.
Cuando los terroristas interrumpen la obra de Pushkin, hay reacciones muy variadas en el p¨²blico. Desde el que se r¨ªe nervioso hasta el que pone cara de susto. Para provocar una u otra reacci¨®n, detr¨¢s ha habido un intenso trabajo previo. Entre enero y marzo de este a?o, el grupo ensay¨® de una forma peculiar, que revela Fina (ella interpreta a una mediadora entre el Gobierno y los terroristas): "Trabajamos todos a la vez, actores y t¨¦cnicos. Muchas veces estabas ensayando y alguien pasaba por delante hablando por el walkie. Te puede gustar o no, pero... ?es un ejercicio de concentraci¨®n tremendo!". Desde marzo, llevan unas cien representaciones. El texto lo dominan, pero cada vez que La Fura llega a un nuevo teatro, como el de Logro?o, los t¨¦cnicos tienen que pensar en la mejor configuraci¨®n, dependiendo de las dimensiones del escenario, de las distancias, de todo. As¨ª, el jueves por la noche, los actores se paseaban recitando su texto para que Coco probara que la ac¨²stica era la correcta o que Tomeu dispusiera los puntos de luz. Y el viernes por la ma?ana, en el ensayo t¨¦cnico definitivo, en el que se representa la obra a la italiana, es decir, sin echarle toda la garra al texto, se iban haciendo parones para solucionar los problemillas que surg¨ªan. Unas tres horas de representaci¨®n, casi el doble de lo que dura realmente.
La prensa ha sido dura en las cr¨ªticas a Bor¨ªs Godunov. Que si el texto es flojo, que si le falta ritmo, que si no provoca miedo, que si es poco furero... e incluso alg¨²n periodista al que se le fue la cabeza ha llegado a insinuar que el espect¨¢culo de La Fura defiende el terrorismo. Sobre esto ¨²ltimo, y tras ver la obra, s¨®lo se puede decir que es una memez. Una "cr¨ªtica aislada", tal y como se?ala Albert Prat en el hotel donde se alojan. "Es pacifista 100%", zanja Juan Olivares. Acerca del texto, opiniones diversas. Pep Miras es entusiasta: "A m¨ª me gusta mucho. Cuando lo le¨ª me pareci¨® muy bueno. Tras 100 funciones, me encanta. Quiz¨¢ es que la cr¨ªtica exija que los textos sean shakespearianos, que tengan carga literaria. Pero ¨¦ste es muy teatral". ?scar Rabadan, que da vida a Godunov de forma magistral, comenta: "El original de Pushkin es rancio y antiguo en algunos aspectos. Y es complicado... Pero que lo hagan ellos (los cr¨ªticos)". Francesca Pi?¨®n, cuya interpretaci¨®n del mon¨®logo final de la obra resulta maravillosa, piensa que "quiz¨¢ a veces el texto sea poco profundo". Y se?ala que "a lo mejor pasa que la gente se esperaba algo m¨¢s espectacular. No es el t¨ªpico espect¨¢culo de La Fura. No se interact¨²a tanto con el p¨²blico. No es tan bestia". David Plana, el dramaturgo responsable del texto, dec¨ªa por tel¨¦fono: "Rebatir la cr¨ªtica es complicado. Si a alguien le parece que el texto es flojo, all¨¢ ¨¦l. El trabajo que hemos hecho ?lex y yo es muy bueno durante dos a?os. Hablamos de lo contempor¨¢neo, que es lo que nos interesa".
La cuesti¨®n es que el que vaya al teatro para sentir miedo se equivoca, dicen todos, porque no es la intenci¨®n. Y, como muchos coinciden, el espect¨¢culo ni es un "parque tem¨¢tico" ni "una PlayStation virtual", sino una obra de arte para reflexionar. ?lex Oll¨¦, el director de La Fura, resume: "Buscamos un contacto mentalmente activo y f¨ªsicamente pasivo". Sara, otra que lo borda en su interpretaci¨®n de la terrorista m¨¢s joven e ingenua, se?ala que la idea le parece muy furera: "Simplemente escoger este tema, atreverse, es muy valiente. La Fura sigue incomodando. Antes era f¨ªsicamente, porque el espectador ten¨ªa que moverse, no sab¨ªas si los actores te iban a tocar... Pero ahora, y ya empezamos con Fausto 3.0, se hace m¨¢s teatro a la italiana", o sea, en espacios tradicionales como los teatros, en lugar de en la calle o en naves industriales. Sabe lo que dice, pues colabora con La Fura desde 1998. Junto con Pedro es la que m¨¢s tiempo lleva trabajando para la compa?¨ªa, nacida en 1979. Comiendo con ambos y con In¨¦s y Pitu, que llevan el cami¨®n con todos los b¨¢rtulos de una ciudad a otra, Pedro y Sara coinciden en la evoluci¨®n del grupo: "Lo bueno de La Fura es que sigue creando pol¨¦mica". Ah. Tambi¨¦n coinciden, coincidimos, en que el pan del restaurante de la parte vieja de Logro?o estaba de lujo. Las cr¨ªticas, en cualquier caso, no parecen ir acompa?adas de la respuesta del p¨²blico, que, seg¨²n se?alan, llena los teatros. Y aplaude.
Pero para aplauso, el provocado por La Terremoto de Alcorc¨®n. En una discoteca de Logro?o empieza a sonar, y Manel se da cuenta inmediatamente de que es su regalo de cumplea?os. Le desnudan y comienzan a disfrazarle de gimnasta ca?¨ª. A ¨¦l se le van los pies y el alma. Es, como dir¨ªa una madre, un teatrero. En el bar, la gente alucina. Y ¨¦l se lo pasa bomba. "Time goes by, con Loliii". Tremendo. Y tras el show llega el strip-tease Juan... Y as¨ª sigue la noche, hasta las cinco de la madrugada, de un grupo cohesionado y generoso. "Venga, que nada es imposible", suelta Sara, la m¨¢s bajita de todos, para bailar con el representante de EP3, dos veces su tama?o. M¨¢s tarde, la actriz m¨¢s espont¨¢nea nos pide ayuda. Quiere subirse a la rama de un ¨¢rbol para recordar aquella fotograf¨ªa que se hizo la ¨²ltima vez que pas¨® por Logro?o. No es cuesti¨®n de quitarle la ilusi¨®n. La subimos y, entonces, en ese instante, mientras Fina la fotograf¨ªa y el resto se parte de risa, uno se da cuenta de que estos chicos han dejado de cortarse aunque haya un periodista. Y, peor a¨²n, de que un tal s¨ªndrome de Estocolmo (al fin y al cabo hemos estado secuestrados durante tres d¨ªas por unos terroristas muy convincentes) empieza a asomar. Vencidos, hay que reconocerlo, por la calidad humana de esta gente, algo que, al contrario de la representaci¨®n de Bor¨ªs Godunov, no admite debates.
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