M¨¢s circo que pan

El pasado martes el presidente de la Generalitat anunciaba la licitaci¨®n de tres nuevos hospitales en Ontinyent, Vall d'Uix¨® y Torrent en menos de tres meses y, con gesto de anunciar una noticia de gran importancia, dijo: "El 40% de los presupuestos del a?o pr¨®ximo se destinar¨¢n a Sanidad". Cualquiera dir¨ªa que un porcentaje as¨ª evidencia la preocupaci¨®n del gobierno valenciano por la salud p¨²blica y el esfuerzo que sus responsables hacen por el gasto social en tiempos de crisis. Pero si se compara con las cuentas actuales, se comprobar¨¢ cu¨¢n relativa es la noticia. Este a?o, la Consejer¨ªa de Sanidad consume el 39,4% del total de las cuentas generales de la Generalitat. Conclusi¨®n: Si se tiene en cuenta el incremento del IPC, la inversi¨®n en la sanidad valenciana, en porcentajes reales, disminuir¨¢ varios puntos. Tal vez el presidente disimul¨® con esa ret¨®rica expansiva que tanto gusta de utilizar un hecho en consonancia con los tiempos que corren: Los pr¨®ximos presupuestos ser¨¢n austeros, muy austeros. Si todo el mundo se aprieta el cintur¨®n, la administraci¨®n m¨¢s endeudada de Espa?a no puede quedarse atr¨¢s.

"El circo nos distrae de la hipoteca, el colegio de los ni?os, la letra del coche"

Claro que tambi¨¦n es posible que el presidente, lejos de querer anticipar la austeridad que parece exigible y que, por cierto, para nada se ha visto en la reciente remodelaci¨®n del Consell, creyera firmemente que su anuncio era una gran noticia. No ser¨ªa nada de extra?ar. El desahogo con que se muestra Francisco Camps desde que arrasara en las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas demuestra no s¨®lo que hace lo que cree, sino que cree lo que dice. Y no es buen s¨ªntoma, por sorprendente que parezca, que un pol¨ªtico se crea a pie juntillas que todo lo que dice sea verdad. Porque se puede pensar que mantener una inversi¨®n del 40% en sanidad es un gran logro y, al tiempo, negar que la pobreza o el fracaso escolar sean una realidad lacerante en esta Comunidad Valenciana donde, si hay que hacer caso al triunfalismo oficial, los valencianos no atamos los perros con longanizas porque no nos da la real gana.

El pasado viernes se celebr¨® con gran ¨¦xito de p¨²blico y cr¨ªtica, como dir¨ªa un gacetillero de anta?o, la ceremonia inaugural de la Volvo Ocean Race. Y una de las asistentes, orgullosa, coment¨®: "Mis impuestos los veo muy bien empleados". Los pol¨ªticos, de haberla o¨ªdo, habr¨ªan llorado de emoci¨®n. Por fin, alguien que les reconoce el esfuerzo y la buena gesti¨®n. La vecina de Alicante en cuesti¨®n lleva raz¨®n. La Volvo servir¨¢ para darle un buen repaso a la ciudad, supondr¨¢ unos ingresos nada desde?ables y crear¨¢ puestos de trabajo. Nuestras autoridades auton¨®micas han sido muy precisas a la hora de ofrecer los datos del evento: 70 millones de euros de inversi¨®n p¨²blica, 1.500 empleos y 1.800 millones de espectadores seguir¨¢n un aprueba que, en opini¨®n de sus inventores, representa "el ¨²ltimo desaf¨ªo humano".

El espect¨¢culo, pues, ha comenzado y la empresa puede felicitarse: Es rentable. No en t¨¦rminos econ¨®micos, que es cosa miserable medir estas apuestas que har¨¢n por unos d¨ªas de Alicante el ombligo del universo en vil metal, pero si en esos intangibles tan gratos a nuestro gobierno. El circo nos entretiene y nos distrae de esa pesadilla que es la hipoteca, el colegio de los ni?os, la letra del coche o la carest¨ªa de la vida. Todas esas desgracias que, como es bien sabido, nos abruman gracias a o por culpa de un tal Rodr¨ªguez Zapatero que, c¨®mo va a gestionar bien la crisis, si ni tan siquiera la reconoce.

Tenemos circo. ?Pero tenemos pan? Decididamente, no. En esta tierra de la luz y del color hay 840.000 almas, el 16,8% de la poblaci¨®n, que viven por debajo del umbral de pobreza. Se supone, claro. Porque ese Consell tan puntilloso, tan preciso, a la hora de ofrecer cifras sobre la Volvo, la Copa del Am¨¦rica, la visita del Papa (no pregunten lo que cost¨®, no sean mediocres, ni miserables) todav¨ªa no ha tenido bien hacer un estudio serio y riguroso sobre la realidad social valenciana. Y si lo ha hecho lo guarda bajo siete llaves, no sea cosa que se le rompa el espejo. Y la Ley de Renta M¨ªnima que deber¨ªa echar una mano a tanto pobre es un hermoso papel que no se cumple porque no hay dinero. Y no lo habr¨¢ en el futuro. Entiendo que el consejero de Bienestar Social, Juan Cotino, no sea la persona m¨¢s feliz de un Consell rebosante de autosatisfacci¨®n.

El presidente Camps responsabiliza al Gobierno de Espa?a de todos los males, quiere una nueva financiaci¨®n que contemple el incremento poblacional. Nadie le puede discutir tan justa reivindicaci¨®n. Hasta los socialistas, que por no estar para nadie, no est¨¢n ni para ellos mismos, le apoyan. Aunque en su gobierno hay quien suspira m¨¢s por una bajada de medio punto de los tipos de inter¨¦s que por el nuevo sistema de financiaci¨®n. Cosas de la ingenier¨ªa financiera y de los cr¨¦ditos que habr¨¢ que empezar a devolver alg¨²n d¨ªa.

Veremos en qu¨¦ quedan los presupuestos y qu¨¦ porcentaje se lleva el ¨¢rea de Sanidad; pero los profesionales del ramo no deber¨ªan hacerse demasiadas ilusiones. La p¨®lvora de rey que se han gastado en la adjudicaci¨®n del concurso de resonancias magn¨¦ticas no tiene nada que ver con ellos, m¨¢s bien con otras cosas.