Los rizos y las 'rastas'

Cuando a eso de las 23.30 asomaron los rizos de Andr¨¦s Calamaro por el escenario de MetroRock, muchos todav¨ªa no se hab¨ªan recuperado de la actuaci¨®n del antes-conocido-como-el-de-las-rastas. El comentario m¨¢s extendido era el siguiente: "Pero, ?qu¨¦ se ha hecho ese hombre en el pelo?". Las cosas como son, y cuestiones capilares al margen, Melendi arras¨®. A la altura de su segunda canci¨®n, cuando el asturiano enton¨® su cl¨¢sico "alcohol, alcohol, hemos venido a emborracharnos y el resultado nos da igual" (que ingrese en la RAE ya), la gente hac¨ªa la conga la mar de feliz por el c¨®modo recinto de hierba de la Universidad Complutense.

El argentino Calamaro quer¨ªa ofrecer un recital de tres horas

Pero antes, la estrella: Andr¨¦s Calamaro se encuentra en un momento fin¨ªsimo. Est¨¢ el argentino liberado de fantasmas. Enamorado y padre reciente, se le ha puesto un cuerpo de rockero maduro que ha pasado lo suyo y ahora se r¨ªe hasta de su propia planta. Nunca antes se exhib¨ªa tan de frente: si con Los Rodr¨ªguez y en sus primeros a?os en solitario se refugiaba en unos teclados en un c¨®rner del escenario (?luego le copiar¨ªa Dylan!), ahora se posiciona al frente, a veces tocando la guitarra y otras s¨®lo con el micr¨®fono. No es que sea un Fred Astaire al baile, pero se mueve con la tosca autenticidad de rockeros como Springsteen. Su concierto fue largo (quer¨ªa tocar tres horas, pero los organizadores le sugirieron que se quedase en dos), vibrante y emocionante. Alrededor de este tipo apuesto hab¨ªa una atm¨®sfera c¨¢lida. Tanta que te entraban ganas de desprenderte hasta de la camiseta y gritarle algo aproximado a "Andr¨¦s, eres un fen¨®meno", como hizo alguno.

Lo de Melendi es otro mundo, claro. Algunos cantantes se dedican a saquear a sus maestros. Otros llegan m¨¢s lejos y desafinan mientras lo hacen. Melendi, sin ir m¨¢s lejos. El asturiano fusila tanto a Estopa, Sabina, Fito&Fitipaldis y Extremoduro que al final de la canci¨®n hasta te parece original. Qu¨¦ tipo: ha hecho croquetas (rancias) con las sobras de otros. Si se analiza despreocupadamente, hasta el m¨¢s esc¨¦ptico puede mostrar cierto afecto por ¨¦l. M¨¢s que un m¨²sico, Melendi es un animador calimochero ("?Arriba esos cuernos, Madrid!", llego a gritar), y esta faceta la domina tan bien que es injusto ponerle pegas. Caso aparte es su nueva imagen. Ya puesto, nos gustaba m¨¢s el Melendi perroflauta de las rastas, las camisetas con lamparones y los petos XL. Ahora, con ese pelo sometido al traicionero alisado japon¨¦s (resulta que se le ha cardado un pel¨ªn), m¨¢s parece El Puma que nuestro chavalote de barrio. Tendremos que acostumbrarnos.

Por lo dem¨¢s, MetroRock fue un ¨¦xito. Unas 15.000 personas en este nuevo recinto agradable y un ambiente de fiesta. Mayor¨ªa de p¨²blico universitario, algunos con pelucones a lo Calamaro, otros con camisetas del Atl¨¦tico de Madrid (por fin est¨¢ de moda el equipo rojiblanco), ganas de pas¨¢rselo bien y buenrollismo. Y un aviso para los deportistas que ma?ana vayan tan felices a entrenar en su esponjoso campo de rugby: lo que antes era verde ahora es tierra. Cosas de la juerga.