Hacia el final del debate
Se acerca el Congreso de los socialistas valencianos y algunos debates van a tocar a su fin. Hasta ahora, ha habido muchos posicionamientos en relaci¨®n con la ponencia marco y las enmiendas que ha suscitado. No est¨¢ dicha la ¨²ltima palabra. En el Partido Socialista confiamos en la democracia representativa y en la utilidad de las deliberaciones para alcanzar acuerdos y adoptar decisiones. Ning¨²n delegado debe venir con mandato cerrado o estrechez de miras, ya que la riqueza de las resoluciones depende de la calidad de los debates. Eso es lo que le da valor a nuestros Congresos.
Hasta ahora parecen haber funcionado algunas habilidades dirigidas a situar el debate interno en el plano emocional, m¨¢s que en el plano racional. Hay que reconocer que algunas simplificaciones period¨ªsticas han ayudado lo suyo. Se ha producido un efecto bola de nieve y el trayecto ha sido, m¨¢s o menos, el siguiente: alguien dice que la ponencia marco supone un giro al centro (incluso algunos hablan de giro a la derecha) para, a continuaci¨®n, preguntar a los militantes si queremos renunciar (palabra clave) a nuestra historia, a nuestros valores y a nuestras pol¨ªticas con la finalidad de aproximarnos a las pol¨ªticas del PP (tambi¨¦n elemento clave en el razonamiento). Lo curioso es que para esta operaci¨®n no ha resultado necesario precisar d¨®nde aparece en la ponencia, negro sobre blanco, la recomendaci¨®n de giro al centro. Se supone que como todos los que han comentado la ponencia lo han dicho... debe ser as¨ª y, claro, ?para qu¨¦ intentar demostrarlo? Despu¨¦s de esto, lo milagroso es que a algunos no nos hayan linchado los militantes.
"Tenemos un problema: El desajuste entre el debate interno y lo que hay que hacer en la calle"
No voy a insistir en la falta de rigor de las cr¨ªticas, pero quiero ampliar las explicaciones. Decir que el 40% de los valencianos se autoposicionan en el centro (en una escala de autoposicionamiento ideol¨®gico, no socioecon¨®mico) quiere decir que, al menos en principio, no se sienten identificados ni atra¨ªdos por el universo simb¨®lico y emocional de los socialistas. Seguramente tampoco por el del PP. Por eso, ese 40% de ciudadanos tiene la facultad de poder cambiar el sentido de su voto con relativa facilidad. A nosotros, esto deber¨ªa llevarnos a buscar un discurso fundamentado en criterios de elecci¨®n racional, como forma de acercarnos a estos sectores. Para esta operaci¨®n, agitar las viejas consignas, ampliar las proclamas de izquierdismo o recurrir a nuestros s¨ªmbolos o nuestras banderas no nos sirve de nada. Con eso no vamos m¨¢s all¨¢ del electorado fiel de la izquierda. Fiel, pero insuficiente para ganar unas elecciones.
En ning¨²n momento quiere eso decir que vayamos a proponer pol¨ªticas pr¨®ximas a las del PP y, a¨²n menos, a las del PP de la Comunidad Valenciana. Ni por asomo. Eso no es lo que se propone en la ponencia marco. Lo que s¨ª se propone es articular un discurso que explique, racionalmente, a ese importante grupo social que no se dice de izquierdas, que los socialistas podemos garantizar un gobierno m¨¢s democr¨¢tico, m¨¢s tolerante y m¨¢s integrador, que puede llevarnos a una sociedad m¨¢s eficiente en lo econ¨®mico y m¨¢s cohesionada en lo social, una sociedad en la que ellos, tambi¨¦n, saldr¨¢n ganando.
Viendo c¨®mo van las cosas, parece que tenemos un problema: el desajuste entre el debate interno y el que tenemos que hacer en la calle, que es donde se ganan las elecciones. Como dec¨ªa, el debate interno se ha fundamentado en lo emocional, no s¨¦ si interesadamente, mientras que el de la calle s¨®lo lo ganaremos aplicando la reflexi¨®n racional y el an¨¢lisis fr¨ªo y sobre elementos objetivos. Tal vez el mejor ejemplo lo tenemos en la cuesti¨®n del nombre del Partido.
Desde que se conoci¨® la propuesta de cambio, algunos se apresuraron a se?alar que se trataba de una concesi¨®n al PP. No lo entiendo m¨¢s que como una manera de descalificar la propuesta, de forma simple y apelando, otra vez, al plano emocional. ?O es que la denominaci¨®n Comunidad Valenciana se la regalamos al PP para que la usufruct¨²e a su gusto? Craso error, si as¨ª fuera, regalarle la denominaci¨®n oficial para que la convierta en s¨ªmbolo partidista. El modelo de sociedad por el que yo lucho cabe en el Estatuto de Autonom¨ªa porque, de lo contrario, no lo hubi¨¦ramos pactado y ese Estatuto va encabezado por el nombre de Comunidad Valenciana. Lo cierto es que casi nadie utiliza ya, en el espacio p¨²blico, la denominaci¨®n Pa¨ªs Valenciano. Ni siquiera los nuevos partidos que se reclaman nacionalistas llevan esa denominaci¨®n en sus siglas. ?Nos vamos a quedar solos con Esquerra Unida defendiendo el basti¨®n? ?Nos facilita esa actitud la comunicaci¨®n con la mayor¨ªa de los valencianos? Si el 40% de los valencianos de hoy han llegado aqu¨ª o han nacido en las tres ¨²ltimas d¨¦cadas, ?les dir¨ªa algo esta defensa nuestra de algo que les queda tan lejos?
El recurso a los mecanismos emocionales es habitual y leg¨ªtimo, en pol¨ªtica. Incluso desde la izquierda. Lo que me parece un error, por parte de un partido que aspira a tener un respaldo mayoritario, es recurrir a elementos simb¨®licos que son minoritarios en la sociedad cuyo apoyo reclama. As¨ª no se llega a la mayor¨ªa. Los s¨ªmbolos sirven, sobre todo, para movilizar las emociones y las emociones suelen ser un camino muy r¨¢pido para conseguir votos. El problema que tienen las emociones deriva de la capacidad de controlar las reacciones que provocan, a favor pero tambi¨¦n en contra, en la sociedad. Hoy en d¨ªa esas reacciones vienen muy determinadas por la acci¨®n de los medios de comunicaci¨®n, sobre todo los audiovisuales, y su capacidad de llegar a las "fibras sensibles" de los electores. El debate emocional interno lo podemos gestionar entre nosotros. El debate emocional, en la calle, lo vamos a jugar en unos medios que, muy mayoritariamente, controla nuestro adversario. No s¨¦ si nos conviene esta manera de abordar las cosas, salvo que alguien est¨¦ pensando en hacer un discurso emocional interno y otro en la calle. Si fuera as¨ª, desde aqu¨ª le aseguro que Francisco Camps, con sus medios, no le va a dejar.
Espero que en los debates tengamos m¨¢s presente lo que habremos de sostener en la calle que lo que nos gusta decir en las asambleas porque, aunque cerremos los ojos, ese 40% de valencianos que se autocalifican como centristas sigue estando ah¨ª y su apoyo nos sigue haciendo mucha falta.
?ngel Luna es Miembro del equipo de coordinaci¨®n de la ponencia marco del 11 Congreso del PSPV-PSOE.
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