Acelerador
El acelerador de part¨ªculas LHC no es un proyecto espa?ol, por fortuna. De serlo, las noticias de los ¨²ltimos d¨ªas habr¨ªan suscitado el habitual repaso a los t¨®picos sobre nuestra ineficiencia. Primero, unos tipos se cuelan en el sistema inform¨¢tico y dejan en ¨¦l unas cuantas inscripciones chuscas. Luego se produce una gran aver¨ªa por filtraci¨®n de helio, a causa, al parecer, de "una conexi¨®n el¨¦ctrica defectuosa", un problema que parece m¨¢s propio de un calentador o una lavadora que de una m¨¢quina extraordinariamente compleja y de tama?o descomunal: los t¨²neles de experimentaci¨®n se extienden por decenas de kil¨®metros. Y al fin se anuncia que, entre una cosa y otra, el Gran Colisionador de Hadrones no podr¨¢ volver a funcionar al menos hasta abril.
No es f¨¢cil imaginar a 2.000 f¨ªsicos de todo el mundo implicados en esto. Parecen las explicaciones de un operario que se limpia las manos con un trapo, mientras echa un vistazo al cat¨¢logo de las piezas de recambio.
Se ha especulado mucho sobre el acelerador-colisionador europeo, destinado a recrear ciertas condiciones del origen del universo y a comprobar las teor¨ªas sobre el mismo. Abundan las profec¨ªas apocal¨ªpticas (aparici¨®n de agujeros negros o vac¨ªos cu¨¢nticos, destrucci¨®n total del planeta e incluso de la galaxia), que los cient¨ªficos consideran infundadas, y, sobre todo, las quejas por el coste de una instalaci¨®n destinada a realizar unos cuantos experimentos.
En principio, la maquinaria instalada en la frontera franco-suiza ha costado m¨¢s de 3.000 millones de euros. Muchas familias podr¨ªan comer durante a?os con ese dineral, es cierto. Pero m¨¢s se pierde en una jornada tonta de las bolsas. Y conviene situar el proyecto europeo en el contexto mundial de las investigaciones cient¨ªficas. Todo el acelerador-colisionador cuesta, m¨¢s o menos, una d¨¦cima parte del presupuesto que el Pent¨¢gono dedica cada a?o a sus proyectos militares secretos.
Parece bastante probable que si se produce una s¨²bita destrucci¨®n planetaria, proceda del Pent¨¢gono antes que del acelerador-colisionador. Chapuzas al margen, la m¨¢quina de Ginebra es una de las pocas cosas interesantes que ocurren ahora en Europa.
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