Un 'rapero' contra Sarkozy
Ham¨¦ fue acusado de insultar a la polic¨ªa cuando el presidente era ministro - Tras tres absoluciones, el Estado la emprendi¨® ayer de nuevo contra el cantante
El v¨ªa crucis judicial de Ham¨¦, cantante del c¨¦lebre grupo de rap franc¨¦s La Rumeur, no parece tener fin. Y ha llevado a los analistas a cuestionar la libertad de expresi¨®n en la Francia de Sarkozy. Todo empez¨® en abril de 2002, cuando el cantante de hip-hop pol¨ªtico public¨® un texto que acompa?aba el lanzamiento del primer disco de la banda que analizaba la situaci¨®n de la banlieue (los suburbios) francesa. Denunciaba el paro, la miseria, abandono y la marginaci¨®n de unos barrios mayoritariamente poblados por obreros inmigrantes. Y responsabilizaba a los pol¨ªticos y a la polic¨ªa de la situaci¨®n. El Ministerio del Interior de la ¨¦poca -cuyo titular era Nicolas Sarkozy- se querell¨® por libelo. Perdi¨® en primera instancia (2004) y perdi¨® de nuevo al presentar recurso (2006). El Tribunal de Casaci¨®n, en julio de 2007, anul¨® la sentencia al estimar que su formulaci¨®n no era pertinente y que "olvidaba el sentido y el alcance" de la ley de 1881 sobre la libertad de expresi¨®n. El 23 de septiembre en Versalles, la justicia, precisamente en nombre de la libertad de expresi¨®n pero tambi¨¦n de la verdad hist¨®rica, ha vuelto a dar la raz¨®n a Ham¨¦, quien se enfrenta a una multa de 65.000 euros. Pero el poder anunci¨® ayer que quiere "romper" de nuevo la sentencia. "Llevamos gastados m¨¢s de 25.000 euros en gastos. Quieren asfixiarnos econ¨®micamente", explicaba anoche Ham¨¦ por tel¨¦fono.
"El poder pol¨ªtico instrumentaliza la justicia", explica el m¨²sico franc¨¦s
Las frases que sacaron de quicio a Sarkozy son las siguientes: "Los informes del Ministerio del Interior nunca hablar¨¢n de esas centenas de hermanos abatidos por la polic¨ªa sin que ning¨²n asesino haya sido perseguido". En otro p¨¢rrafo habla de que "la realidad que hoy vivimos en nuestros barrios comporta abandono econ¨®mico, maltrato psicol¨®gico, discriminaci¨®n laboral, alojamiento precario y, regularmente, humillaciones policiales". Por fin, lamenta que "la justicia que merec¨ªan los j¨®venes asesinados por la polic¨ªa se vea sustituida por esl¨®ganes medi¨¢ticos como '?No toques a mi camarada!".
"No me refiero s¨®lo a lo que ocurre ahora o a lo que yo he vivido", precis¨® ayer Ham¨¦. Reivindica "el imaginario hist¨®rico de los suburbios" porque piensa en su padre, "un argelino nacido en 1931, es decir, un franc¨¦s, porque entonces Argelia era un departamento franc¨¦s, que ha trabajado como obrero agr¨ªcola y hoy vive jubilado en Perpi?¨¢n". Ham¨¦ tiene 32 a?os pero ha o¨ªdo contar "de la matanza de octubre 1961, en la que la polic¨ªa de Par¨ªs, a las ¨®rdenes de Maurice Papon, tir¨® al Sena a m¨¢s de un centenar de argelinos que manifestaban pidiendo la independencia de su pa¨ªs". Los hechos han sido probados pero ning¨²n estamento oficial ha pedido disculpas por este horror. "El rap es una caja de resonancia", dice. "Nosotros somos producto de la miseria pero no podemos resolver esa miseria". Para ¨¦l, la provocaci¨®n "viene de un ministro, Sarkozy, que puede estigmatizar a todo un barrio, tratar a su poblaci¨®n de canalla. Si el ministro insulta, ?qu¨¦ no har¨¢ la polic¨ªa?".
Hoy, el antiguo ministro es presidente de la Rep¨²blica. "Nuestro caso es tambi¨¦n el de unos magistrados que quieren preservar su independencia y el de un poder pol¨ªtico que quiere instrumentalizar la justicia. Como en Italia", analiza Ham¨¦, inquieto al verse atrapado en una guerra pol¨ªtica entre instituciones. Para ¨¦l, su discurso y las canciones de su grupo "recuperan esa memoria popular oculta, marginada, que ha sido transmitida de padres a hijos. En las distintas vistas invit¨¦ como testigos a personas que vivieron la masacre de 1961, pero tambi¨¦n a los que conocieron la represi¨®n sangrienta de una manifestaci¨®n en 1953 o a un superviviente de las razias antijud¨ªas de Vichy". La memoria de la cara oculta, oscura, de la historia reciente de Francia. Pero Sarkozy ha llegado al poder diciendo precisamente que "est¨¢ harto del arrepentimiento".
Ante los jueces desfil¨® hasta un polic¨ªa, Erik Blondin, que confirm¨® el comportamiento inaceptable de algunos de sus colegas. "Es un valiente", concluye Ham¨¦.
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