Borr¨®n y cuenta nueva

En silencio y cabizbajos salieron los admiradores de la rutilante bailarina posmoderna Louise Lecavalier del Mercat de les Flors tras asistir al espect¨¢culo que presenta estos d¨ªas en Barcelona y que marca la nueva etapa art¨ªstica que ha iniciado esta inolvidable int¨¦rprete. Is you me, que baila junto a Beno?t Lachambre (director del grupo al que ahora pertenece) es un d¨²o protagonizado por la creaci¨®n visual de Laurent Goldring: una brillante, imaginativa y po¨¦tica exhibici¨®n de lo que puede hacer el programa inform¨¢tico del action painting sobre una escenograf¨ªa blanca.

En esta pieza, la danza queda totalmente relegada a un tercer plano; pues en el segundo, la crispante m¨²sica electr¨®nica interpretada en directo por su autor, Hahn Rowe, domina sobre el movimiento.

A lo largo de la vida art¨ªstica de un bailar¨ªn, el p¨²blico ha contemplado como un int¨¦rprete cambia de estilo, de compa?¨ªa o comienza su carrera en solitario. En ocasiones por gustos, edad o intereses. Por ejemplo, Mikhail Baryshnikov pas¨®, inteligentemente, del repertorio cl¨¢sico como un apuesto pr¨ªncipe a bailar una creaci¨®n vanguardista a sus casi 60 a?os; Maya Plisetskaya se olvid¨® de El lago de los cisnes para bailar Anna Karenina y Sylvi¨¦ Guillem aparc¨® las puntas para bailar con Akram Khan, por citar tres hitos. Pero en ninguno de los casos, estos bailarines han renunciado a mostrar su virtuosismo, su seducci¨®n y su fuerza interpretativa ante el p¨²blico.

En Is you me, la que fue musa y la figura emblem¨¢tica de la compa?¨ªa La La La Human Steps del core¨®grafo ?douard Lock, con quien form¨® una de las parejas m¨¢s fascinantes de la danza contempor¨¢nea de la d¨¦cada de 1980, parece querer esconder todas las cualidades que la convirtieron en la inolvidable int¨¦rprete de Infante-C'est destroy, el bello y agresivo espect¨¢culo que consagr¨® a Lecavalier como "la bailarina de fuego". All¨ª, su hermosura salvaje, su cuerpo torneado y su deslumbrante t¨¦cnica estremecieron y cautivaron para siempre a un gran n¨²mero de espectadores. En cambio, en esta obra parece querer esconder todo esto, incluso su cara se oculta bajo la capucha de su traje de alpinista: el baile es anodino, parece un p¨¢jaro herido revoloteando sobre un lienzo de Jackson Pollock.

Beno?t Lachambre, director e int¨¦rprete de esta pieza, es el otro alpinista que se mueve sinuosamente sobre esta creativa escenograf¨ªa y que resulta un experimento interesante.