El genio discreto
En apenas unas horas, he pasado de entregarle el Premio Donosti a Meryl Streep a recibir la noticia de la muerte de Paul Newman. Ambos, mitos del cine de generaciones contiguas que representan una manera de entender el oficio de la que me siento pr¨®ximo. En cierta medida son dos de mis referencias. Porque, al margen de otras consideraciones, el nuestro, el de actor, no deja de ser un trabajo, una profesi¨®n como otra cualquiera, una dedicaci¨®n en la que quemamos nuestros d¨ªas y gracias a la que nos ganamos la vida. Sin m¨¢s. El divismo, la parafernalia comercial, la notoriedad p¨²blica son ingredientes imprescindibles que afectan, o de los que disfruta, una peque?a parte de quienes trabajamos en la industria cinematogr¨¢fica, que precisa de una estructura econ¨®mica que la sustente.
Aunque vivi¨® bajo los focos, ¨¦stos le iluminaron lo justo, y nunca le deslumbraron
Estas reflexiones vienen a cuento de la petici¨®n de EL PA?S de que trate de expresar mis impresiones ante la muerte de uno de los grandes del cine. "De actor a actor", me comentan. ?Qu¨¦ m¨¢s quisiera yo! Su belleza abrumadora y tranquila, que pervivi¨® en su vejez, con naturalidad y sin traumas; su mirada honda y azul; la milagrosa comunicaci¨®n con la c¨¢mara, siempre rendida fuera cual fuera el plano que le encuadrara, son s¨®lo algunos de los elementos que contribuyen a justificar el mito. Porque su conjunci¨®n no basta para explicar las cimas alcanzadas en esta profesi¨®n que trabaja con los sue?os.
La gata sobre el tejado de zinc y El largo y c¨¢lido verano me vienen a la mente como trabajos actorales s¨®lidos y profundos, y a la vez representativos de la espontaneidad que promulgaba uno de los representantes del Actors Studio, frente a la afectaci¨®n imperante. Unos c¨®digos que prenden con facilidad, y que persisten en El buscavidas, Dulce p¨¢jaro de juventud y La leyenda del indomable. En Dos hombres y un destino, junto a su ¨¢lter ego Robert Redford, transforma el western, que no volver¨¢ a ser lo mismo. Y en Harry e hijo, quiz¨¢ su obra m¨¢s personal -que escribe, dirige e interpreta-, da salida a su desgarro ¨ªntimo por la muerte de un hijo. En fin, muestras todas ellas de una filmograf¨ªa interminable que define a la estrella cinematogr¨¢fica.
Pero el Paul Newman que quiero resaltar, aunque sean facetas de un ¨²nico mito, es el que aparece ya desde su primera pel¨ªcula, cuando pide disculpas p¨²blicas por lo que consideraba una interpretaci¨®n desastrosa. Tambi¨¦n el que participa a fondo en los proyectos, sean cinematogr¨¢ficos o no, en los que cree que merece la pena implicarse. O el que mantiene una permanente discreci¨®n personal y familiar, pese a estar casado con la tambi¨¦n actriz Joanne Woodward durante m¨¢s de cincuenta a?os. En 2007 se apart¨® de la actuaci¨®n al conocer su enfermedad, y hace un mes abandon¨® el hospital para morir en su casa, con su familia. Despu¨¦s de "poner en orden sus cosas", a lo que dedic¨® sus ¨²ltimas semanas. Aunque vivi¨® bajo los focos, ¨¦stos le iluminaron lo justo, y nunca le deslumbraron.
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