?El debate? Muy aburrido
La principal sorpresa del primer debate entre los candidatos a la presidencia de Estados Unidos fue lo aburrido que result¨®. John McCain y Barack Obama pasaron 90 minutos debatiendo sin decir nada nuevo o interesante. "Usted, senador Obama, es inexperto y no est¨¢ preparado", fue, sin decirlo con esas palabras, el mensaje central de McCain, quien repiti¨®, siete veces, "lo que el senador Obama no entiende es que...". Esta opini¨®n de McCain, que es el pilar fundamental de su estrategia para llegar a la Casa Blanca, la conoc¨ªamos. "T¨², John, eres igual que George W. Bush y, como ¨¦l, te has equivocado mucho", fue el mensaje de Obama. Esto tambi¨¦n lo sab¨ªamos y lo ¨²nico nuevo es que Obama tuteaba a McCain mir¨¢ndolo fijamente mientras que McCain se refer¨ªa a ¨¦l en tercera persona sin dirigirle la mirada. McCain ni siquiera levant¨® la vista cuando Obama le dijo mentiroso o, para ser preciso, cuando le dijo, nueve veces, que lo que dec¨ªa no era verdad.
Los dos competidores corr¨ªan riesgos y era m¨¢s importante no perder el debate que ganarlo
Los dos competidores en la carrera m¨¢s vista del mundo (55 pa¨ªses transmitieron el debate en directo) corr¨ªan un gran riesgo con este primer encuentro y fue evidente que, para ambos, m¨¢s importante que ganar el debate era no perderlo. Por tanto, ambos fueron enormemente cautelosos, procurando no equivocarse ni en la forma ni en el fondo o decir algo fuera de lugar. Y lo lograron. Y as¨ª, el gran ganador del debate fue el tedio.
Esto no quiere decir que el debate en vez de ofrecernos momentos memorables cargados de drama y pasi¨®n nos haya aclarado c¨®mo piensan los candidatos enfrentar los problemas de su pa¨ªs, que se han convertido tambi¨¦n en problemas para el resto del mundo.
El intercambio entre McCain y Obama contrast¨® con los sorprendentes eventos de la semana que lo precedi¨®. El sistema financiero en ca¨ªda libre, la b¨²squeda de soluciones a trav¨¦s un rescate sin precedentes, el melodram¨¢tico anuncio de McCain de que suspend¨ªa su campa?a electoral para volver a Washington a ocuparse de la crisis financiera, su decisi¨®n de no participar en el debate con Obama hasta que no hubiese un acuerdo sobre c¨®mo enfrentar la crisis, la inmediata respuesta de Obama sobre que este debate era ahora m¨¢s importante que nunca, la exigencia de McCain de convocar una reuni¨®n en la Casa Blanca con Obama, Bush, y los l¨ªderes de ambos partidos para llegar a un acuerdo sobre el rescate, el fracaso de esta reuni¨®n y, finalmente, la decisi¨®n de McCain de acceder al debate crearon un contexto de gran drama y mucha urgencia. ?Cu¨¢nto de todo esto se reflej¨® en el debate? Muy poco. La primera pregunta del moderador se refiri¨® a la crisis financiera y ambos candidatos respondieron con generalidades nada distintas de sus reiteradas declaraciones previas sobre el tema. Y nunca volvieron a discutir sobre la crisis que cambiar¨¢ m¨¢s al mundo que los ataques del 11-S o la guerra en Irak.
En cambio, dedicaron m¨¢s tiempo a distracciones menores que parecen importantes s¨®lo porque los candidatos y sus asesores medi¨¢ticos las inflan, ya que son temas que encuentran resonancia entre los votantes. McCain repite que el Congreso estadounidense aprueba aportes presupuestarios de manera poco transparente, y que cuando ¨¦l est¨¦ en la Casa Blanca no s¨®lo no aprobar¨¢ ninguna de estas partidas sino que publicar¨¢ los nombres de los congresistas que las promueven para as¨ª avergonzarlos. Obama le record¨® que el monto total de esas partidas es 18.000 millones de d¨®lares, y que mucho m¨¢s importantes son los 700.000 millones de d¨®lares que est¨¢n en juego para el rescate financiero sin que nadie est¨¦ seguro de que vayan a ser suficientes.
Otra distracci¨®n fue la discusi¨®n acerca de qu¨¦ mandatarios son dignos de reunirse con el presidente de Estados Unidos. Obama acus¨® a McCain de ni siquiera estar dispuesto a reunirse con Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero por m¨¢s que Espa?a sea un aliado y miembro de la OTAN. McCain contest¨® que Obama, en cambio, est¨¢ dispuesto a reunirse con cualquiera, hasta con Ahmadineyad, y sin condiciones. Y la verdad es que ambos saben que, en vista de c¨®mo van las cosas en el mundo, si llegan a la presidencia tendr¨¢n inevitablemente que sentarse a conversar con una gran cantidad de l¨ªderes mundiales con quienes Bush no habla, incluyendo el presidente del Gobierno espa?ol. Tambi¨¦n saben que antes de que dos presidentes se re¨²nan siempre hay mucho y muy discreto trabajo previo. Y condiciones.
Menos mal que en el pr¨®ximo debate estar¨¢ Sarah Palin. No es que este encuentro nos vaya a a?adir mucho en t¨¦rminos de propuestas concretas. Pero seguramente ser¨¢ m¨¢s divertido.
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