Una cabeza llena de preguntas
Eduardo Galeano arrasa con una historia universal de autor
Eduardo Galeano est¨¢ tan acostumbrado a armar sus libros con textos fulgurantes que parece que habla hilvanando aforismos. Le acaban de conceder la medalla de oro del C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid y su ¨²ltimo libro, Espejos (Siglo XXI), ha agotado cinco ediciones desde la primavera. Autor de cl¨¢sicos de la disidencia antiglobalizaci¨®n como Las venas abiertas de Am¨¦rica Latina, el escritor montevideano se ha atrevido a contar en 600 textos breves sin g¨¦nero preciso la historia de la humanidad: desde Ad¨¢n y Eva hasta casi ayer por la noche. La brevedad es marca de la casa. Dice que la aprendi¨® de Juan Rulfo: "Me dijo que se escribe por la otra punta del l¨¢piz, la que tiene la goma de borrar".
'Una historia casi universal' es el subt¨ªtulo de Espejos, y su autor insiste y subraya el casi. "Todo depende de la mirada. Para una lombriz un plato de espagueti es una org¨ªa. Hay muchas historias, ninguna es la ¨²nica". Su propia mirada est¨¢ cargada de preguntas. Siempre fue as¨ª. De ni?o le contaron en clase que N¨²?ez de Balboa hab¨ªa sido "el primero" que, desde Panam¨¢, vio a la vez los oc¨¦anos Atl¨¢ntico y Pac¨ªfico. Galeano levant¨® la mano: "?Los indios que viv¨ªan all¨ª eran ciegos?". Lo echaron de clase. Con 68 a?os sigue defendiendo "la voz de los excluidos, de los nadie, de los no invitados a la fiesta". La de Charles Drew, por ejemplo, que en 1943 fue destituido como director de la Cruz Roja porque se neg¨®, como quer¨ªa el Pent¨¢gono, a prohibir las transfusiones de "sangre negra". "La sangre negra no existe, la sangre es roja", protest¨® Drew, que era negro. "El camino ha sido de espinas", dice Galeano, "pero muchos lo han recorrido con coraje. El solo hecho de que Obama sea candidato es un avance. Tambi¨¦n las mujeres lucharon durante siglos por existir".
Con todo, los d¨¦biles, reconoce, no son siempre inocentes. "Espejos no es una historia de buenos y malos. La vida es un continuo combate entre las cosas lindas y las que dividen para gobernar por el miedo". Algo de lo que no se libran las revoluciones, que, para perpetuarse, terminan usando la coartada del acoso exterior. Lo dice Galeano respecto a la URSS, y acto seguido recuerda que fue cuando la Uni¨®n Sovi¨¦tica estaba m¨¢s acosada cuando hubo en ella m¨¢s libertad: "Luego, Stalin impuso la verdad ¨²nica". ?No servir¨ªa el argumento para Cuba, tan cercana al escritor? "La burocracia en Cuba se convirti¨® tambi¨¦n en un poder. Y el peligro exterior tambi¨¦n se ha usado para justificar cosas que no son justificables, pero eso no quita que el bloqueo exterior existe. Para m¨ª, no obstante, la libertad de conciencia est¨¢ por encima del deber de obediencia. No soy el yes man de ninguna revoluci¨®n. Eso s¨ª, me molesta que el derecho al patriotismo se reserve a los pa¨ªses poderosos. En los d¨¦biles se convierte, dicen, en populismo". Por eso defiende la legitimidad de Evo Morales. Y la de Hugo Ch¨¢vez. Fue portavoz de los observadores internacionales del refer¨¦ndum revocatorio: "Estuve con Carter. El proceso fue limpio. Ch¨¢vez tiene mil defectos, pero tan dictador no ser¨¢".
Una charla con Eduardo Galeano no puede terminar sin hablar de f¨²tbol. Autor de El f¨²tbol a sol y sombra, el escritor se r¨ªe de los prejuicios de sus colegas: "Para los intelectuales de izquierdas, el f¨²tbol hace que el pueblo no piense. Para los de derechas, es la prueba de que piensa con los pies. ?Que es un negocio y est¨¢ manipulado? Eso vale para todo. ?El sexo no lo est¨¢? M¨¢s que cualquier deporte. Y los que saben me han dicho que el sexo no est¨¢ mal".
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