Vicente Pascual Rodrigo, un pintor muy literario

Cuando le propusieron sedarle al final de su enfermedad para evitarle sufrimientos y adelantar as¨ª el desenlace, Vicente Pascual Rodrigo se neg¨®. Y se neg¨® no por razones ¨¦ticas o morales. Dijo no porque, sabiendo que lo suyo no ten¨ªa remedio, quer¨ªa "disfrutar", aunque suene duro, de la comprensi¨®n de la muerte y su relaci¨®n con la naturaleza.

Vicente Pascual Rodrigo, el que sin duda ha sido uno de los pintores m¨¢s literarios de Arag¨®n, ten¨ªa claro que los horizontes son infinitos y que no deben ponerse vallas a los paisajes, que la existencia del hombre es comuni¨®n con la naturaleza, y, quiz¨¢ por eso, al final de su vida mud¨® el paisaje expl¨ªcito para convertir sus cuadros en figuras geom¨¦tricas y escribir.

Este heterodoxo gan¨® su mejor exposici¨®n, como en un canto a la vida, cuando en el Centro de Arte y Naturaleza (Cdan) de Huesca organiz¨® una muestra de su obra y public¨® uno de sus libros: Las 100 visitas del Monte Interior en recuerdo de los antiguos locos. Lo recordaba el pasado viernes el viceconsejero de Cultura del Gobierno de Arag¨®n, Juanjo V¨¢zquez. Dos d¨ªas antes, el 24 de septiembre, Pascual Rodrigo hab¨ªa muerto en Utebo (Zaragoza) a los 53 a?os.

Fue incinerado en la localidad de Jarque de Moncayo, donde la familia de su esposa, Ana Marquina, posee el m¨¢s hermoso patrimonio que puede tener el ser humano: libros e historia. Quienes quer¨ªan a Vicente, que junto a su hermano ?ngel form¨® en 1972 la Hermandad Pict¨®rica Aragonesa, estaban ese d¨ªa junto a los suyos. Naci¨® en Zaragoza en 1955. Su destino: viajar.

En Oriente, entr¨® en contacto con los escritos de Frithjof Schuon, Seyyed Hossein Nasr y Ananda Coomaraswamy. En 1992, tras m¨¢s de una d¨¦cada trabajando en Campanet (Mallorca), traslad¨® su estudio a Estados Unidos -en Bloomington, Indiana, al comienzo, y Washington DC, tiempo despu¨¦s-, donde su obra sufri¨® una severa transformaci¨®n: abandon¨® la forma de paisaje que cultiv¨® con su hermano para concentrarse en los ritmos geom¨¦tricos constantes en la naturaleza.

Regres¨® a Espa?a en 2003. Su obra est¨¢ expuesta o forma parte de colecciones en el Museu d'Art Modern i Contemporani de Palma, el Indiana University Art Museumen Bloomington; el Inter-American Development Bank Art Collection en Washington, DC; en el Centro de Arte y Naturaleza y la Real Calcograf¨ªa Nacional en Madrid o en The Hispanic Society of America Museum de New York.

En 2007, escribe Los doce primeros meses del a?o, libro in¨¦dito que reune 12 poemas y 12 pinturas originales. En 2008, Olifante Ediciones de Poes¨ªa publica A la vida, a la muerte y a mi bienamada / Cancioncillas y cancionejas, que re¨²ne una treintena de poemas.

El erudito y periodista del Heraldo de Arag¨®n Ant¨®n Castro ha escrito en su blog sobre la muerte de su amigo y sus ¨²ltimos d¨ªas, en los que ordenaba fotos y recuerdos: "Quiz¨¢ lo que m¨¢s impresione de ¨¦l sea su lentitud poblada, su emotividad po¨¦tica: ha escrito poemas, aforismos, y en casi todos habla de la belleza, del sue?o, de la trascendencia, del amor y de la amada, y de la muerte, que le rondaba en forma de una enfermedad terrible".