Los bulos se disfrazan de noticias en la Red
La escalada de 'ciberrumores' fuerza a dirigentes y empresas a desmentirlos, pero eso aumenta su efecto - Algunas voces sugieren revisar las reglas de Internet para distinguir la informaci¨®n veraz
El rumor siempre existi¨®, pero lo que en el pasado era leyenda urbana se amplifica en grandes bulos a trav¨¦s de Internet. Afectan a empresas, pol¨ªticos o individuos y han generado tal preocupaci¨®n que el Parlamento Europeo decidi¨® la semana pasada abrir un debate para poner ciertos l¨ªmites a los blogs. El mism¨ªsimo Tim Berners, padre de la World Wide Web, ha creado una fundaci¨®n para estudiar, entre otras cosas, la fiabilidad de los contenidos.
El pasado 24 de septiembre decenas de personas empezaron a formar cola ante las sucursales en Hong Kong del Bank of East Asia (BEA), uno de los bancos m¨¢s importantes de la ex colonia brit¨¢nica. Eran clientes y quer¨ªan retirar sus ahorros en ese mismo instante. Estaban nerviosos. Todos ellos hab¨ªan sido alertados v¨ªa correo electr¨®nico o SMS de la supuesta quiebra inminente de la entidad, afectada por la de Lehman Brothers y por la crisis financiera. El mensaje seguramente hab¨ªa llegado procedente de alg¨²n familiar o un amigo con muy buena intenci¨®n. Lo que no est¨¢ tan claro es que su origen fuese igual de inocente. ?Un competidor con muy mala baba? Es probable.
Un SMS gener¨® colas de clientes para sacar dinero de un banco
Ferm¨ªn Bouza: "Lo peor es desmentir falsedades. Supone hacerlas oficiales"
La eurodiputada Mikko propuso al Parlamento regular los 'blogs'
El a?o pasado unas 3.000 personas cayeron v¨ªctimas del 'phising'
Dos de cada tres internautas distinguen mal la mentira y la realidad
Hay 'webs' cuyo fin es desmentir o confirmar lo que circula
Alarmadas, las sucursales empezaron a repartir octavillas entre los clientes que hac¨ªan cola para dejar de serlo, pero eso no fren¨® el p¨¢nico. Pocas horas m¨¢s tarde, la entidad se ve¨ªa obligada a publicar un comunicado blandiendo su higiene contable. El responsable de la autoridad monetaria de Hong Kong, Joseph Yam, tambi¨¦n sali¨® en su defensa: "Puedo confirmar categ¨®ricamente que los rumores son infundados".
Quiz¨¢ en los ¨²ltimos d¨ªas usted haya recibido un correo similar. En Espa?a empiezan t¨ªmidamente a circular SMS alertando de la debilidad de tal o cual banco. Y la rumorolog¨ªa tiene en la actual preocupaci¨®n econ¨®mica un caldo de cultivo ideal (el 44% de los ingleses, que ha visto caer varias entidades en los ¨²ltimos dos a?os, teme que su dinero no est¨¦ a salvo en el banco, seg¨²n una encuesta de The Times). El rumor de toda la vida que antes circulaba entre una peque?a proporci¨®n sumado al genial, y en este caso muy peligroso poder de difusi¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas, hace que r¨¢pidamente su alcance se multiplique por ?cien? ?mil? ?un mill¨®n? Depende del inter¨¦s que suscite la "noticia" o bulo en cuesti¨®n. Los que afectan a nuestro bolsillo siempre se difunden con velocidad. Y un rumor de este tipo lanzado en el momento adecuado puede provocar una espiral de p¨¢nico, una cadena de desastres econ¨®micos.
Estamos rodeados de bulos, no es nuevo. Y los hay de todo tipo: interesados y bienintencionados. Empresariales o chismosos. Sobre productos que consumimos diariamente o sobre personajes famosos. Hagan un repaso mental. Est¨¢ el de Ricky Martin encontr¨¢ndose a una ni?a y su perro en Sorpresa, sorpresa; el de los 4.000 jud¨ªos que no fueron a trabajar al World Trade Center el 11-S; el de los m¨®viles que explotan de repente; los idilios de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar con Rachida Dati, la ministra francesa de Justicia, o con la actriz Cayetana Guill¨¦n Cuervo; el de que Tommy Hilfiger es racista y nunca utiliza modelos de color... Tambi¨¦n los hay muy crueles. Hace meses se corri¨® la voz de que Espa?a iba a abrir un proceso de regularizaci¨®n extraordinario, lo que atrajo a cientos de inmigrantes con falsas esperanzas. Imaginen su decepci¨®n posterior.
De entre todos los bulos, los pol¨ªticos son de los m¨¢s populares y peligrosos, ya que muchos acaban calando en el imaginario colectivo y sus consecuencias son dif¨ªciles de medir. El pasado 9 de septiembre, en v¨ªsperas del s¨¦ptimo aniversario del 11-S, el corresponsal de The New York Times en Egipto, Michael Sackman, contaba que entre un gran n¨²mero de egipcios sigue calando la idea de que EE UU e Israel estuvieron implicados en el atentado. Una impresi¨®n que confirma Haizam Amira Fern¨¢ndez, investigador del mundo ¨¢rabe del Real Instituto Elcano. "Cuando hablo con ¨¢rabes lo vivo constantemente. Un n¨²mero muy elevado de ellos, gente formada, cree que Al Qaeda es una invenci¨®n de EE UU".
En China, un gran porcentaje de la poblaci¨®n est¨¢ convencida de que existe un complot internacional para desacreditar al pa¨ªs y de que la informaci¨®n que se dio sobre las protestas del Tibet estaba hinchada por medios interesados. Por no hablar de Espa?a, donde tenemos nuestra buena dosis de bulos pol¨ªticos. ?Qu¨¦ efecto tienen estas ideas en nuestros votos, en el rumbo de nuestros pa¨ªses y en general del planeta?
La pregunta del mill¨®n es por qu¨¦ siguen calando tantos bulos. V¨ªctor Domingo, presidente de la Asociaci¨®n de Internautas, tampoco se lo explica. "M¨ªranos a nosotros. Por m¨¢s que denunciamos las mentiras que circulan por Internet, por m¨¢s que avisamos a la gente de que no reenv¨ªe los mensajes en cadena que recibe y que no se los crea, el a?o pasado unas 3.000 personas cayeron v¨ªctimas del phising (estafa electr¨®nica). ?Por qu¨¦ sigue picando la gente? Porque necesita recibir noticias que les gusta o¨ªr. Y lo que no podemos ense?ar a la gente es a tener sentido com¨²n". La opini¨®n de Ofelia Tejerina, abogada y experta en nuevas tecnolog¨ªas, va en esa l¨ªnea: "Normalmente cuesta m¨¢s contrastar una informaci¨®n que cre¨¦rnosla. Es una m¨¢xima de vida, no s¨®lo del universo Internet. En general nos creemos lo que nos cuesta poco creer". "Para que un rumor se difunda tiene que tener alguna base, aunque sea un vago referente", reflexiona Ferm¨ªn Bouza, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa y experto en opini¨®n p¨²blica. "Y luego est¨¢n los bulos incontrastables, los imaginarios, a los que se apunta enseguida la gente fantasiosa y que no se van nunca precisamente por ser incontrastables. Permanecen. Los rumores son viej¨ªsimos y est¨¢n muy estudiados. Cuando uno empieza a circular la gran duda de sus protagonistas es si conviene desmentirlo o no. Hace tiempo se sal¨ªa al paso convocando ruedas de prensa para desmentirlos, pero eso es lo peor que se puede hacer porque supone hacerlo oficial".
La responsable de relaciones p¨²blicas de una importante empresa que se ha visto implicada en varios bulos en los ¨²ltimos a?os, explica cu¨¢l es su forma de actuar cuando surge uno nuevo: "Lo m¨¢s importante es no sobrerreaccionar. Eso es fundamental. Lo primero que hay que hacer es medir el impacto del bulo. ?Que 100 clientes te llamen para informarse sobre el rumor en cuesti¨®n es mucho o poco? Una vez calculamos su alcance, puede que decidamos poner en marcha un plan de crisis para frenar una ca¨ªda del reputational risk que lo llamamos (el riesgo de reputaci¨®n). Pero hay que ser prudente en la reacci¨®n, mantener la tranquilidad y aguantar el tir¨®n. Nunca se debe acudir a los medios. Aunque parezca incre¨ªble, lo peor que te puede pasar es que salga una noticia sobre el asunto incluso para desmentir el rumor y defenderte. Si es necesario se lanza una campa?a de informaci¨®n (publicidad, entrevistas...), pero siempre con informaci¨®n pro activa, nunca negativa".
Esta m¨¢xima es aceptada por la mayor¨ªa de quienes se hab¨ªan sentido afectados por rumores, por eso muchos se sorprendieron cuando Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar decidi¨® desmentir su supuesto idilio con Rachida Dati, multiplicando ¨¦l mismo la difusi¨®n del rumor. El Bank of East Asia, desesperado, tambi¨¦n opt¨® por tranquilizar a sus clientes. ?Habr¨ªa aterrizado esta noticia ante sus ojos si no lo hubiese hecho? ?O se habr¨ªa quedado el banco sin dep¨®sitos si hubiese permanecido en silencio?
Internet, con su rapidez y su facilidad para opinar en el anonimato, se ha convertido en la porter¨ªa del mundo. "La Red es el mundo del bulo por excelencia", continua Bouza. "La ¨²nica manera sana de navegar por Internet es siendo absolutamente esc¨¦ptico. Antes de creer cualquier cosa hay que ponerla en cuarentena porque estamos rodeados de bulos", insiste. "El conventillo o chusmer¨ªo propio de las peque?as villas, se ha trasladado tambi¨¦n a la Red", insiste el psic¨®logo Roberto Balaguer, experto en tecnolog¨ªa. Es tal la cantidad de spam, rumores, tonter¨ªas que circulan en correos, blogs y webs que al invento del siglo le est¨¢ costando la reputaci¨®n. "El chusmer¨ªo en parte ha tirado por tierra aquellos deseos muy pol¨ªticamente correctos de los inicios de Internet de que permitir¨ªa hacer o¨ªr la voz de la gente y que eso traer¨ªa consigo una mejor ciudadan¨ªa, etc¨¦tera", explica Balaguer. "La Red se parece cada vez m¨¢s a la otrora llamada vida real. Las teor¨ªas conspirativas generalmente se difunden porque se sigue la l¨®gica del 'por las dudas", contin¨²a. "Difundir no implica necesariamente tomar posici¨®n, pero uno da cuenta al hacerlo de estar alerta frente a las posibilidades que sea cierto. Los bulos funcionan como un movimiento bajo las aguas, sobre el lecho marino, que a veces forma una peque?a ola y otras un gran tsunami m¨¢s all¨¢ de corresponderse o no con la verdad".
Hay webs que se dedican a desmentir o confirmar algunos de los rumores m¨¢s populares que circulan por ah¨ª (como snopes.com o museumofhoaxes.com, ambas en ingl¨¦s). Pero su labor es muy peque?a. La realidad es que los internautas est¨¢n cada vez m¨¢s confusos: dos de cada tres tiene dificultades para diferenciar bulo de informaci¨®n, seg¨²n un estudio realizado entre 2.283 personas por la Asociaci¨®n de Internautas este a?o. El 44% de los encuestados calculan que reciben entre uno y cinco bulos a la semana. Aparte de las noticias falsas que llegan a nuestra bandeja de entrada, en ciertas webs y blogs de apariencia period¨ªstica se difunden rumores bajo el anonimato y sin necesidad de rectificar si la noticia acaba desminti¨¦ndose. Eso aumenta la confusi¨®n. ?Es esto verdad? ?Es esta web de fiar? "Hoy hay m¨¢s voces que suenan y por momentos se torna en una situaci¨®n cacof¨®nica donde no se sabe qui¨¦n, cu¨¢ndo y por qu¨¦ dice la verdad", explica Balaguer. "Como medidas preventivas frente a esto s¨®lo cabe fortalecer la confianza en las fuentes en una situaci¨®n donde esas fuentes tambi¨¦n deben ir eligiendo y decantando sus propias fuentes en un circuito infinito".
Preocupada por este guirigay virtual, el pasado mes de junio la eurodiputada socialista estonia Marianne Mikko present¨® en el Parlamento Europeo un informe animando a la Uni¨®n Europea a regular las bit¨¢coras virtuales de sus ciudadanos. "No consideramos los blogs una amenaza, pero es cierto que est¨¢n en posici¨®n de contaminar considerablemente el ciberespacio", explic¨® la eurodiputada ante la Euroc¨¢mara. "El hecho de que no se indique ni se d¨¦ a conocer el estatuto de los autores y editores de blogs causa inseguridad en lo relativo a la imparcialidad, la credibilidad, la protecci¨®n de las fuentes, la posibilidad de aplicar c¨®digos ¨¦ticos y la responsabilidad jur¨ªdica (...). Necesitamos una marca de calidad, que se aclare qui¨¦n escribe y por qu¨¦". El liberal alem¨¢n Jorgo Chatzimarkakis apoy¨® a la diputada estonia argumentando que los blogs pueden ser utilizados "por grupos de presi¨®n o empresas para hacer circular sus mensajes (...). Son un potente instrumento que podr¨ªa llegar a percibirse como una amenaza al pluralismo si no se realiza un seguimiento". Finalmente, el informe fue aprobado la semana pasada (307 votos a favor y 262 en contra). En ¨¦l, los eurodiputados acordaron abrir un debate para aclarar la responsabilidad de los autores en el contenido que publican o las fuentes que utilizan. Todo esto le ha costado a Mikko una lluvia de cr¨ªticas en la Red, muchas de ellas por supuesto tras el anonimato que permite la Red y que ella misma critica.
Uno de los que m¨¢s afectado se ha mostrado por los actuales derroteros de la Red es su propio padre, el matem¨¢tico brit¨¢nico Tim Berners, uno de los art¨ªfices de su nacimiento, all¨¢ por 1989. El pasado 14 de septiembre, Berners alert¨® de la necesidad de separar en la Red los simples rumores de las noticias cient¨ªficas contrastables. Berners coment¨® que se sent¨ªa preocupado del peligro de que sectores interesados usen Internet para propagar sus ideas. "Cualquier teor¨ªa conspiratoria puede llegar a miles de personas y causar un enorme da?o", coment¨® Berners a la BBC con motivo del lanzamiento de su fundaci¨®n World Wide Web Foundation (http://www.webfoundation.org/), que se dedicar¨¢, entre otras cosas, a examinar la fiabilidad de la web.
Peque?os pasitos ante un c¨®ctel dif¨ªcil de frenar: el atractivo del rumor, la ingenuidad de muchos internautas, el inter¨¦s de otros y un poder de difusi¨®n desconocido hasta ahora y cuyas consecuencias todav¨ªa estamos descubriendo.
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