Ni frenos ni contrapesos
Las Cortes Constituyentes reforzaron en 1978 el sistema de frenos y contrapesos propio de la democracia representativa con dos instituciones de naturaleza contramayoritaria: el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), ¨®rgano de gobierno de la magistratura, y -sobre todo- el Tribunal Constitucional (TC), int¨¦rprete supremo de la norma fundamental. La duraci¨®n de los mandatos (5 a?os, el CGPJ y 9, el TC) de ambas instituciones, las mayor¨ªas cualificadas necesarias para su elecci¨®n por los 3/5 del Congreso y el Senado, la "reconocida competencia" y los 15 a?os de ejercicio profesional exigidos a los candidatos a ser sus vocales o magistrados y las funciones de orden constitucional asignadas a los dos ¨®rganos aumentan su independencia respecto a un Parlamento condenado a la disoluci¨®n -como m¨¢ximo- cada cuatro a?os.
Socialistas y populares socavan el car¨¢cter contramayoritario del CGPJ y el Constitucional
La renovaci¨®n -completa- del CGPJ y -parcial- del TC fue pactada por Zapatero y por Rajoy el pasado mes de julio como el anverso y el reverso de un mismo trato pol¨ªtico. El primer paso ya dado -la designaci¨®n de los 20 vocales y del presidente del nuevo CGPJ- ha elevado hasta un insolente nivel de cinismo la canibalizaci¨®n de ese ¨®rgano constitucional por el partido en el Gobierno y el principal partido de la oposici¨®n. La regla seg¨²n la cual el acuerdo entre las dos grandes formaciones pol¨ªticas de ¨¢mbito estatal, que se reparten el 90% de los esca?os del Congreso, es una condici¨®n sine qua non a fin de alcanzar los 3/5 exigidos para la renovaci¨®n quinquenal de la instituci¨®n permiti¨® al PP chantajear al PSOE durante los dos a?os siguientes a la conclusi¨®n legal del mandato del CGPJ elegido en 2001. No parece que los socialistas hayan aprendido nada de esa experiencia fuera del deseo de superar en malas artes a sus adversarios: el resultado -en el pecado llevan la penitencia- es que han salido del trance enga?ados y apaleados.
Los 20 miembros del CGPJ, consensuados primero por la direcci¨®n de los partidos y nombrados despu¨¦s por unos grupos parlamentarios sometidos a una estricta disciplina de voto, llevan marcados a hierro el origen de sus candidaturas: 9 del PSOE, 9 del PP, 1 de CiU y 1 del PNV. La sentencia 107/86 del TC deber¨ªa impedir que las C¨¢maras asignasen las vocal¨ªas del CGPJ "en proporci¨®n a la fuerza parlamentaria de cada partido" y que la lucha interpartidista invadiera el ¨¢mbito del Poder Judicial. Sin embargo, la doctrina del Constitucional de nuevo ha sido impunemente burlada. De a?adidura, los vocales reci¨¦n electos no han tardado en ser humillados a la vista del p¨²blico por las direcciones del PSOE y del PP, que los han manoseado al tratarlos como sumisos ejecutores de sus ¨®rdenes.
En efecto, Zapatero descubri¨® finalmente el secreto de Polichinela del CGPJ: el papel de deus ex machina desempe?ado por el jefe del Poder Ejecutivo en el teatrito montado para nombrar al presidente del Poder Judicial, designado en teor¨ªa por los vocales de la instituci¨®n. El dedo del presidente del Gobierno se?al¨® para el cargo a un afable juez enmadrado desde hace 28 a?os en la Audiencia Nacional, que nunca ha dictado una sentencia y que subordina el derecho positivo a la justicia divina. La deferencia hacia el poder -m¨¢s all¨¢ de las ideolog¨ªas- demostrada en su carrera por Carlos D¨ªvar le convierte en un candidato ideal para los deseos de la presidencia (o la vicepresidencia) de cualquier Gobierno.
El inicial desconcierto ante el nombramiento mostrado por vocales del CGPJ que hubiesen preferido votar a Fernando Ledesma, Juan Antonio Xiol o Javier Moscoso s¨®lo dur¨® hasta que los capataces hicieron restallar el l¨¢tigo: D¨ªvar fue confirmado presidente del CGPJ por unanimidad. Anteayer, el reba?o y su pastor pudieron asistir en la Bas¨ªlica de Santa B¨¢rbara a la Misa de Apertura de los tribunales oficiada por el cardenal Rouco.
Seg¨²n el pacto de julio, ahora le toca el turno a la renovaci¨®n de cinco (cuatro por el Senado y uno por el Congreso) de los 12 magistrados que forman la instancia contramayoritaria por excelencia: el TC puede expulsar del ordenamiento las leyes contrarias a la Constituci¨®n. El cinismo de ambos partidos para elegir al CGPJ se ve acompa?ado ahora por el cachondeo del PP a costa del PSOE. Nueve Parlamentos auton¨®micos han enviado de forma sincronizada al Senado -por iniciativa de los populares pero con el acuerdo socialista- los nombres del presidente y del portavoz salientes del CGPJ como candidatos alternativos al TC.
Francisco Hernando y Enrique L¨®pez realizaron en los ¨²ltimos siete a?os todo el trabajo sucio que les encargaba el PP. Ninguno de los dos es el "jurista de reconocida competencia" que la Constituci¨®n exige y el Constitucional merece. Y el procedimiento puesto en marcha por el PP en las nueve asambleas auton¨®micas donde se le ha permitido o facilitado la trampa para pitorrearse del PSOE -asfixiado por su torpe compromiso de no vetar ninguna propuesta de los populares- no es sino una sangrienta tomadura de pelo a las instituciones del Estado de derecho.
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