Mujeres decentes
Manuela tiene todav¨ªa el miedo metido en el cuerpo. Tanto, que pide que ni su nombre, ni el de la empresa que la ha torturado laboralmente, salgan a la luz. Manuela es un nombre ficticio. Pero responde al de una persona de carne y hueso con la que habl¨¦ ayer.
La historia de Manuela es por desgracia una historia muy com¨²n. La empresa en la que trabajaba desde hac¨ªa dos a?os y medio le hizo la vida imposible cuando comunic¨® que estaba embarazada. Pocas semanas antes, su trabajo se hab¨ªa visto recompensado con una importante subida salarial. Es decir, era una persona competente en su puesto de trabajo con un futuro prometedor. Un embarazo torci¨® su vida laboral.
Manuela era una directiva media de una empresa de ¨¢mbito nacional. Ten¨ªa despacho, ordenador, cuenta de correo electr¨®nico, coche de la empresa para los desplazamientos, dietas y vales de comida. Viajaba alguna que otra vez. No demasiado. Cuando tuvo confirmaci¨®n m¨¦dica de su embarazo, a los dos meses, lo comunic¨® a la empresa. Y comenz¨® su calvario.
De repente, aumentaron considerablemente los viajes que se ve¨ªa forzada a realizar. Conforme avanzaba el embarazo, la obligaban a viajar con mayor frecuencia. A los ocho meses de gestaci¨®n, con fuertes dolores de lumbago, segu¨ªa viajando. Cargando maleta y ordenador. Hab¨ªa riesgo de parto prematuro y el m¨¦dico la oblig¨® a pedir la baja. La empresa la amenaz¨®: no contamos contigo para el futuro.
Dio a luz. Tras la baja por maternidad, se reincorpor¨® a su puesto de trabajo. Sorpresa: ya no tenia despacho, ni ordenador, ni cuenta de correo electr¨®nico, ni coche de la empresa, ni dietas, ni vales de comida. Adem¨¢s, deb¨ªa viajar todos los d¨ªas de la semana. El acoso era total. Recurri¨® a Comisiones Obreras. El caso se acaba de ver en los tribunales. El juez reconoce que Manuela ten¨ªa raz¨®n al demandar a la empresa por cambio en las condiciones de trabajo. Pero estaba despedida.
Han pasado unas pocas semanas desde entonces. Manuela cuida a su hijo y busca nuevo empleo. Y se dice todo el d¨ªa: yo no he hecho nada, no he hecho nada. Solo tener un hijo. Y topar con una empresa indecente.
Estos d¨ªas, los dos sindicatos mayoritarios andaluces, Comisiones Obreras (CC OO) y la Uni¨®n General de Trabajadores (UGT), desarrollan una serie de actos preparatorios de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente que se celebra el d¨ªa 7. El martes pasado asist¨ª a un encuentro de medio centenar de mujeres convocadas por las secretarias de la Mujer de CC OO y UGT, Antonia Martos y Mar¨ªa Dolores Gavil¨¢n. Hab¨ªa medio centenar de mujeres representantes de las m¨¢s diversas organizaciones. Se dijeron cosas importantes que, sin embargo, han tenido escaso eco en los medios de informaci¨®n. ?Por qu¨¦ son "cosas de mujeres"? Una pena.
Ser mujer est¨¢ penalizado en esta injusta sociedad: cobran menos y cumplen doble jornada laboral, el trabajo en el hogar y el empleo fuera (cuando lo encuentran). Las presentes redactaron un comunicado en el que resumen sus reivindicaciones. Cosas tan de sentido com¨²n como, entre otras, el derecho a percibir el mismo salario que el hombre, no sufrir discriminaci¨®n por razones de sexo, paridad en los puestos o la eliminaci¨®n de la violencia y el acoso en los centros de trabajo. Como el sufrido por Manuela. Porque, afirman, "queremos ser madres sin renunciar a nuestros puestos de trabajo".
En resumen, quieren un trabajo decente. Una decencia entendida, como bien se?al¨® la periodista Mercedes de Pablos, no como aquel "invisible cintur¨®n de castidad" que se le colgaba a la mujer en el pecho en la Espa?a retr¨®grada y franquista. M¨¢s bien, como la define la Real Academia: trabajo decente, es decir, justo, honesto y digno.
Ese puesto de trabajo es el que est¨¢ buscando Manuela. Un empleo que le permita cuidar a su hijo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.