Sometimiento palestino
Hace unos a?os, la excelente Domicilio privado (Saverio Constanzo, 2004) utiliz¨® la metonimia de una casa invadida por un grupo de soldados israel¨ªes para hablar de una ocupaci¨®n mucho m¨¢s amplia, la del pueblo palestino. En ese microcosmos, tanto el familiar como el del batall¨®n, se pod¨ªan vislumbrar las diferentes actitudes ante la problem¨¢tica y, huyendo del estereotipo, el autor reflejaba un infierno colectivo dif¨ªcilmente resoluble. El israel¨ª Eran Riklis tira de nuevo de metonimia con la estimable Los limoneros, donde de nuevo la excusa de una casa ocupada (en este caso, expropiada) sirve para reflexionar sobre dos suertes de sometimiento: el de Israel sobre Palestina, y el del hombre sobre la mujer.
LOS LIMONEROS
Direcci¨®n: Eran Riklis.
Int¨¦rpretes: Hiam Abbass, Doron Tabory, Ali Suliman, Rona Lipaz-Michael.
G¨¦nero: drama. Israel, 2008.
Duraci¨®n: 106 minutos.
Basada al parecer en una historia real, desde luego sorprende lo poco plausible de la situaci¨®n que enciende la mecha: el ministro de Defensa israel¨ª se muda a una nueva casa que linda con un campo de limoneros, propiedad de una mujer palestina y situada en un extremo de los territorios ocupados. Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de la credibilidad de la tesitura (a veces el cine debe ser m¨¢s cre¨ªble que la realidad), la historia funciona muy bien gracias a un tono cercano a la f¨¢bula, en el que dos mujeres ejercen de s¨ªmbolos de la soledad: la due?a de la huerta, viuda, y la esposa del ministro. Una, a merced de una doble represi¨®n ("ya sabes que no admitimos dinero del otro bando", le advierte uno de los suyos, ante la posibilidad de una expropiaci¨®n indemnizada), y la otra, indefensa (afectivamente) pese a estar rodeada de guardaespaldas.
Es posible que Riklis y su coguionista, Suha Arraf, de origen palestino, fuercen demasiado alguna situaci¨®n (que en la comilona en casa del ministro se olviden de comprar, precisamente, los limones resulta casi risible), pero la pel¨ªcula y el hecho de que un israel¨ª y un palestino se unan para escribir son la palpable demostraci¨®n de que algo se est¨¢ moviendo en el cine de la zona. Las recientes y notables Mal gesto y Tehilim, ambas estrenadas recientemente en Espa?a, as¨ª lo demuestran.
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