El tercer partido
El ministro Corbacho inici¨® su entrevista en 59 segundos hablando de un empeoramiento previsible del paro, cuya cuant¨ªa dijo desconocer a pesar de que las cifras oficiales estaban a punto de hacerse p¨²blicas. A continuaci¨®n nos regal¨® con un "trabajadores y trabajadoras" y con un "espa?oles" y "espa?olas" o cosa parecida, consagrando as¨ª la gran aportaci¨®n de Ibarretxe a la pol¨ªtica nacional. De inmediato, ante la pregunta sobre la crisis de la d¨®cil entrevistadora, asegur¨® que Solbes era el mejor ministro de Econom¨ªa de nuestra historia. Ya era suficiente y, como cuando en mi infancia un programa era interrumpido por la "gu¨ªa comercial", di un salto y cambi¨¦ de programa: la dosis de propaganda oficial estaba colmada. Claro que para alcanzar en un instante los ant¨ªpodas, basta con seguir los informativos de Telemadrid, en los cuales el bueno de Hermann Tertsch descubre que la pol¨ªtica de Zapatero es en todos sus aspectos el mal absoluto sin mezcla de bien alguno. Y cuando lo que en apariencia se busca es la conciliaci¨®n, encontramos la chapuza, como en el botej¨¢rico episodio del Cu¨¦ntame donde los protagonistas van a las Canarias y se encuentran con una pareja descocada de alemanes dignos de un filme de Mariano Ozores que les hacen proposiciones deshonestas. Ni siquiera falta al final una repelente moralina contra la ruptura de los matrimonios. Discurso ejemplarizante tambi¨¦n en la presentaci¨®n de Santiago Carrillo por un entrevistador de TVE-1, mezclando la aportaci¨®n del veterano pol¨ªtico a la Transici¨®n con una edulcoraci¨®n muy discutible de su pasado: una cosa es satanizarle y otra dar por bueno su descarga de responsabilidad sobre "los republicanos" en lo que nunca debi¨® suceder y ¨¦l vio de muy cerca. El entrevistador, encantado y a otra cosa. Claro que a¨²n es mucho peor el elogio del general Queipo de Llano, en un acto que reuni¨® a Gonzalo Anes y a C¨¦sar Vidal a efectos de presentar las memorias del sanguinario espad¨®n, y donde un nieto suyo, historiador y acad¨¦mico subray¨®, seg¨²n rese?a El Mundo, "su simpat¨ªa hacia las clases despose¨ªdas, un sentimiento te?ido de populismo y paternalismo, pero sincero". Cielos.
El progresismo cr¨ªtico tiene sentido aqu¨ª y ahora, no un nuevo partido de centro-derecha
Semejante ceremonia de la confusi¨®n, reconstruida con retazos procedentes de las dos orillas del paisaje pol¨ªtico, tanto en la pol¨ªtica estricta como en la cultura y en la valoraci¨®n del pasado, sugiere ya la pertinencia de buscar una salida al enfrentamiento pol¨ªtico ZP-PP, causante de un empobrecimiento dram¨¢tico en nuestra vida democr¨¢tica. Hab¨ªa que escapar a la tenaza y buscar la v¨ªa media de la raz¨®n. Tal fue el prop¨®sito de Uni¨®n Progreso y Democracia al nacer hace un a?o, encontrando una demanda m¨¢s social que pol¨ªtica cuyo efecto fue la obtenci¨®n del esca?o en principio imposible de Rosa D¨ªez. Ahora afronta las europeas con un universitario muy valioso como cabeza de lista, Francisco Sosa Wagner, y tal vez a partir de ah¨ª pueda iniciar su despegue.
UPyD tropieza con dos tipos de obst¨¢culos, unos en la esfera de los medios, otros derivados de la relaci¨®n conflictiva con Zapatero y el PSOE, dispuestos a todo para descalificar a Rosa D¨ªez.
El problema de fondo reside en que si bien es posible describir con acentos muy cr¨ªticos la pol¨ªtica del Gobierno de Zapatero, y de modo especial en la relaci¨®n con los nacionalismos (negociaci¨®n con ETA en primer plano) o con el prolongado enga?o sobre la crisis, declarada inexistente para ganar las elecciones, no por eso ha de olvidarse que el PP tampoco aport¨® soluciones ni explicaciones, y prob¨® y prueba -ense?anza de la ciudadan¨ªa, memoria hist¨®rica- que responde a una visi¨®n de la pol¨ªtica espa?ola plagada de arca¨ªsmos. Si aceptamos el componente "progreso" del t¨ªtulo, UPyD deber¨ªa tener en cuenta tal relaci¨®n asim¨¦trica. La apariencia invita a pensar lo contrario, ya que en la oposici¨®n permanente al Gobierno, prevalecen las coincidencias l¨®gicas con el PP, algunos de cuyos medios se muestran sospechosamente afectuosos con UPyD. A pesar de todos los desastres que pudiera cometer en gobierno, progreso y socialismo son conceptos muy pr¨®ximos, y nada une hoy por hoy progreso y PP. Conviene, pues, deshacer equ¨ªvocos y despegar, por ejemplo en temas como la memoria hist¨®rica.
Otro punto caliente es la oposici¨®n a los nacionalismos, justa casi siempre en sus contenidos, tales como la defensa de la lengua com¨²n, pero que no debiera llevar a la propuesta de suprimir el t¨¦rmino "nacionalidades" en la Constituci¨®n. La dimensi¨®n positiva, de la propuesta de una Espa?a federal, ya impl¨ªcita en la razonable propuesta de territorializaci¨®n del Senado, servir¨ªa asimismo para esa acci¨®n de cortar amarras respecto de los defensores de un espa?olismo tradicional. El progresismo cr¨ªtico tiene sentido aqu¨ª y ahora, no un nuevo partido de centro-derecha.
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