Iguales en las aulas
Los lunes sal¨ªa muy temprano de Jerez de los Caballeros en el coche de su primo. No ten¨ªa dinero para el billete de autob¨²s. Llevaba una botella de leche reci¨¦n orde?ada de la vaca de sus padres, algunos huevos de las gallinas del corral y, si era la ¨¦poca, alguna lechuga y un pu?ado de cebollas.
Su destino era la Escuela de Empresariales de la Universidad de Extremadura. Ten¨ªa 18 a?os y unas ganas enormes de estudiar. Viv¨ªa en una habitaci¨®n alquilada, interior y sin ventana, que compart¨ªa con otra estudiante. Dorm¨ªa en un mueble cama. No hab¨ªa calefacci¨®n. Los duros inviernos de Badajoz los combat¨ªa con un brasero de pic¨®n. La beca no daba para m¨¢s. Pero era feliz:
- El destino de mi hermano y el m¨ªo estaban definidos desde que nacimos: Emilio trabajar¨ªa en el campo, como mi padre, yo ser¨ªa ama de casa, como mi madre.
"Preparan a la mujer para cuidar hijos; al hombre, para tener ¨¦xito profesional"
"Habr¨¢ un m¨¢ster que resalte el papel de la mujer a lo largo de la historia"
No contaban con la inteligencia de Emilio ni con el tes¨®n de Isabel.
A?os despu¨¦s, Isabel V¨¢zquez Berm¨²dez ten¨ªa a su cargo m¨¢s de 4.000 alumnos y 250 profesores. Era directora de la Escuela Universitaria de Estudios Empresariales de la Universidad de Sevilla. Un puesto que ha dejado para dirigir la reci¨¦n creada Unidad para la Igualdad. Se ocupar¨¢ de combatir la discriminaci¨®n de la mujer en la universidad sevillana.
Nacida en 1958 en el seno de una familia campesina "muy, muy humilde", Isabel cont¨® con la fortuna de tener un hermano que era un lumbreras. Los profesores del instituto le dijeron al padre que no se pod¨ªa despreciar "la capacidad del chico". Consigui¨® una beca para la Universidad Laboral de Eibar.
- Lo pasamos mal en casa, porque en aquellos a?os, los primeros setenta, arreciaban los atentados de ETA-, recuerda Isabel.
Emilio se hizo ingeniero t¨¦cnico en electricidad. Isabel sigui¨® sus pasos. "Estaba obligada a tener sus mismas notas, y eso me picaba". Porque, aunque reconoce que la capacidad de su hermano era mucho mayor, ella compensaba esa desventaja "con m¨¢s horas de estudio". Su primer acto de rebeld¨ªa lleg¨® al terminar el bachillerato.
-En aquella ¨¦poca, en mi pueblo, las mujeres que pod¨ªan estudiar hac¨ªan magisterio o enfermera. No me gustaba ninguna. Pero tampoco pod¨ªa afrontar una carrera de muchos a?os. ?Qu¨¦ pasaba si perd¨ªa la beca? Mis padres no pod¨ªan ayudarme.
La soluci¨®n la encontr¨® en Badajoz, a 90 kil¨®metros de Jerez de los Caballeros. Con la beca, el coche del primo, muchos codos y el brasero para combatir el fr¨ªo extreme?o, Isabel V¨¢zquez obtuvo su diplomatura en Ciencias Empresariales y emprendi¨® camino a Sevilla. Deseaba ampliar horizontes. Lo logr¨®. Se licenci¨® en Ciencias Econ¨®micas. Hizo un doctorado; gan¨® dos oposiciones. Hoy es profesora titular de Universidad del ?rea de Econom¨ªa Aplicada. Ha sido durante 12 a?os subdirectora y los ¨²ltimos cuatro directora de la Escuela de Empresariales.
-?Valoran los estudiantes de hoy la facilidad que tienen para acceder a la Universidad?
-De ninguna manera. No son conscientes de los medios que tienen a su disposici¨®n.
?Causas? La directora para la Igualdad apunta alguna: "No estamos ense?ando la cultura del esfuerzo a los j¨®venes de hoy". Una ense?anza que debe iniciarse en la escuela. Y tambi¨¦n en la familia: "Queremos darles a nuestros hijos absolutamente todo, sin pedirles a cambio nada. No los hacemos trabajar, no les ense?amos a ser responsables".
El problema afecta a ambos sexos. La profesora V¨¢zquez denuncia la educaci¨®n recibida: "Las mujeres han sido formadas para cuidar a los hijos y a los padres, cuando son mayores; a los hombres se les prepara para tener triunfos profesionales". Soluci¨®n: la corresponsabilidad en el hogar, compartir tareas.
La buena gesti¨®n, nada autoritaria y muy receptiva, seg¨²n sus colaboradores, al frente de la Escuela de Empresariales ha sido determinante para que el rector de la Universidad de Sevilla, Joaqu¨ªn Luque, le encargara poner en marcha la Unidad para la Igualdad.
-Lo primero que queremos es conocer la realidad. Hay una creencia generalizada de que existe la igualdad. Es verdad, pero en las leyes. No en la realidad.
Estos d¨ªas, Isabel dise?a con sus colaboradores lo que ser¨¢ esa flamante Unidad para la Igualdad. Para que chicas como ella tengan las mismas oportunidades que los varones en el campus. Una de las novedades ser¨¢ un m¨¢ster oficial en materia de g¨¦nero. Entre otros temas, se estudiar¨¢ la aportaci¨®n de la mujer a lo largo de la historia en todos los campos del saber, la pol¨ªtica, la literatura, la ciencia. "Ese papel de la mujer ha estado muchas veces oculto", se?ala Isabel.
Adem¨¢s, la Unidad para la Igualdad reformar¨¢ el reglamento de la universidad para que la perspectiva de g¨¦nero est¨¦ presente a la hora de configurar horarios o la composici¨®n de los tribunales que deben juzgar a los opositores. Y que se cumplan las cuotas, como dice la ley.
A Isabel V¨¢zquez no le gustan las etiquetas y rechaza ser clasificada. Ni de izquierdas, ni feminista. "Quiero que me conozcan por mis acciones". Pero, aunque sostiene que "ojal¨¢ no hubi¨¦ramos tenido que recurrir a ese tipo de normas", tiene claro que han de cumplirse las tres leyes que defienden los derechos de la mujer: las dos estatales, la de Medidas de Protecci¨®n Integral contra la Violencia de G¨¦nero y la de Igualdad efectiva de hombres y mujeres, y la auton¨®mica de Promoci¨®n de la Igualdad.
-El cambio se est¨¢ produciendo. Pero muy despacio. Desde las instituciones debemos fomentarlo. El objetivo es lograr una sociedad m¨¢s igualitaria y m¨¢s justa.
Una sociedad en la que las chicas como aquella joven extreme?a que viajaba a Badajoz con su leche, sus huevos y sus cebollas en el regazo puedan llegar hasta donde su inteligencia les permita. Sin barreras.
?D¨®nde dejamos a los ni?os?
Los datos son contundentes: s¨®lo la cuarta parte de los 1.514 catedr¨¢ticos que hay en Andaluc¨ªa son mujeres (1.135 frente a 379). Pero hay m¨¢s alumnas que alumnos: de los 220.000 estudiantes universitarios de este curso, el 56% son mujeres y el 44% hombres.
Llegar a catedr¨¢tico supone un largo camino coronado con una dura oposici¨®n. Muchos expertos se?alan que los tribunales que juzgan a los aspirantes est¨¢n muy masculinizados. Isabel V¨¢zquez, directora de la Unidad para la Igualdad de la Universidad de Sevilla, ha aprobado dos oposiciones. El primer tribunal estaba formado por cinco hombres. En el segundo hab¨ªa una mujer y cuatro hombres. "No recuerdo mal trato en el tribunal", rememora Isabel. Porque lo peor no es plantarse ante el tribunal, sino el proceso que conduce a ¨¦l.
Antes se necesita acumular una serie de m¨¦ritos. Algunos inalcanzables para una opositora con hijos: investigaci¨®n, estancias en el extranjero, participaci¨®n en congresos internacionales. "Las que somos madres, ?d¨®nde dejamos a nuestros hijos?", se pregunta Isabel, a la que le queda subir ese ¨²ltimo escal¨®n en su brillante carrera universitaria.
Buena gestora del tiempo, del suyo y del ajeno, en sus muchos a?os en puestos directivos ha sabido tener en cuenta a las madres profesoras. No hab¨ªa comidas de trabajo. No se fijaban reuniones a horas incompatibles con la entrada de los ni?os al cole. ?Aprovechan mejor el tiempo las mujeres, doctora? Isabel sonr¨ªe y dice:
-Los hombres tienen otras cualidades magn¨ªficas, pero nosotras sabemos hacer dos cosas al tiempo.
Y lo demuestra: adem¨¢s de dirigir a 4.000 alumnos, Isabel ha sabido hacer al mismo tiempo otras muchas cosas que la divierten y relajan: coserse su vestido de novia, tapizar el tresillo de casa o pintar al ¨®leo.
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