"Siento todas mis ataduras"
Una carta in¨¦dita de Miguel Hern¨¢ndez refleja su angustia en la c¨¢rcel antes de morir
Una carta de Miguel Hern¨¢ndez es una joya. M¨¢s si en ella palpita el sentimiento de desaz¨®n, hartazgo y escasa confianza en el futuro que sinti¨® el poeta en la c¨¢rcel de Oca?a, 10 meses antes de morir en marzo de 1942. Por eso, el descubrimiento de una misiva del escritor a su amigo Carlos Rodr¨ªguez Spiteri tiene m¨¢s que un valor simb¨®lico. Ha sido Eutimio Mart¨ªn, que publicar¨¢ una biograf¨ªa sobre el autor en 2010 -centenario de su nacimiento-, quien ha descubierto el documento. "Sus cartas son escas¨ªsimas y casi todas las escribe para pedir cosas pr¨¢cticas. En ¨¦sta se comprueba el desaliento que sufre en la c¨¢rcel, su falta de esperanza", seg¨²n Mart¨ªn.
El poeta comparti¨® durante a?os principios falangistas con Ram¨®n Sij¨¦
Es uno de los aspectos que este estudioso analizar¨¢ a fondo en Miguel Hern¨¢ndez. Oficio de poeta, como se titula la biograf¨ªa que publicar¨¢ Aguilar. Dar¨¢ mucho que hablar. En ella, Mart¨ªn desmonta mitos y leyendas sobre uno de los s¨ªmbolos de la represi¨®n franquista. "Cuando va a cumplirse un siglo de su nacimiento conviene que lo confrontemos con la realidad y lo alejemos del s¨ªmbolo".
La carta va dirigida al poeta Rodr¨ªguez Spiteri, alguien muy cercano a ¨¦l. "Si conocemos s¨®lo 437 cartas y 316 van dirigidas a Josefina Manresa, su mujer, este hombre con 10 correspondencias es la tercera persona, despu¨¦s de Jos¨¦ Mar¨ªa de Coss¨ªo, con quien m¨¢s relaci¨®n mantuvo".
De ah¨ª su trato de confianza desalentada, en la que adem¨¢s de recibir la noticia del nuevo libro de Spitieri, Los reinos de secreta esperanza, y comentarlo, Hern¨¢ndez deja entrever su desesperaci¨®n: "Siento todas mis ataduras y mi poca, mi escas¨ªsima posibilidad de movimiento. S¨®lo puedo moverme en un patio que tengo m¨¢s recorrido que el d¨ªa...".
Seg¨²n su bi¨®grafo, cuando el poeta escribe cartas lo hace para pedir. "Para que ayuden a Josefina, para que atiendan a su hijo, cosas as¨ª, de ese tono son las que mantiene con Vicente Aleixandre o Coss¨ªo, para quien trabaj¨® y cuyo contenido es muy profesional".
Eso sin hablar de la frialdad que desprende el tratamiento a sus hermanos y a su padre, con quien mantuvo una relaci¨®n tormentosa. Aquel hombre no s¨®lo le arranc¨® del colegio para que cuidara cabras en el campo, sino que jam¨¢s le perdon¨® haberse alistado en el bando republicano, algo que hizo en septiembre de 1936. La crudeza de la reacci¨®n del padre de Hern¨¢ndez al conocer su muerte tiene asombrado a su bi¨®grafo. "?l se lo hab¨ªa buscado", cuenta Mart¨ªn que dijo.
Pero las sombras sin resolver en la vida y la biograf¨ªa del poeta ven¨ªan de antes. No fue Miguel Hern¨¢ndez un republicano convencido desde siempre. Junto a Ram¨®n Sij¨¦ vivi¨® su iniciaci¨®n en la poes¨ªa y un cierto amamantamiento ideol¨®gico. A ¨¦l dedica una famosa Eleg¨ªa tras su muerte. Durante a?os compartieron principios falangistas. "S¨¦ que esto es muy delicado, pero la relaci¨®n de Miguel Hern¨¢ndez con esos c¨ªrculos es clara. A Sij¨¦, le llega a dedicar un libro como jefe y todos sabemos lo que en ese ¨¢mbito significa", cuenta Mart¨ªn. El falangismo del poeta estaba muy centrado en el medio rural. "Era un fascismo eucar¨ªstico. En vez del yugo y las flechas, utilizaban un racimo de uvas y espigas de trigo. Llega a publicar en una revista que se llama El gallo en crisis".
Su vida en Madrid supone una conversi¨®n vertiginosa. "Sobre todo lo demuestra en un poema, Sonre¨ªdme". All¨ª entra en contacto con los grupos po¨¦ticos. Tras publicar El rayo que no cesa, se convierte en una figura. Extra?a y ajena al glamour del exclusivo tinglado l¨ªrico, donde miraban por encima del hombro a un cabrero, pero una figura al fin y al cabo. "Incluso le saca partido a esa imagen campesina, le daba personalidad", a?ade el investigador.
No tarda en virar ideol¨®gicamente. Fue hacia el a?o 1935. "Se relaciona mucho con la mujer de Pablo Neruda, Delia del Carril, y con un revolucionario argentino, Ra¨²l Gonz¨¢lez Mu?¨®n". Adem¨¢s, empieza a colaborar con las Misiones Pedag¨®gicas de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza. La guerra acelera su compromiso. Un compromiso que no rompe jam¨¢s. "Habr¨ªa salido de la c¨¢rcel con cualquier gesto. Pero supo que en aquella Espa?a no iba a poder desarrollar su vocaci¨®n. Que no hab¨ªa espacio para su oficio de poeta. Y prefiri¨® morir...".
A su amigo Carlos Rodr¨ªguez Spitieri
- "Querido Carlos: con gran sorpresa, he recibido ese libro tuyo del 38, cuando las circunstancias eran muy otras para todos. Son poemas esos tuyos impregnados de la enrarecida atm¨®sfera que respirabas, llenos de la angustia y la esperanza de tu juventud. Me alegran ciertos versos, donde la ternura halla su forma de expresi¨®n m¨¢s inspirada. El libro, en total, est¨¢ lleno de ese aliento que hace patente a un poeta. Vicente te habr¨¢ dicho mucho, y yo prefiero aguardar una ocasi¨®n para decirte todo cuanto pienso de este libro, que t¨² consideras un poco lejano. Veo que viajas, y cuando miro que tu carta viene de Toledo, siento todas mis ataduras y mi poca, mi escas¨ªsima posibilidad de movimiento. S¨®lo puedo moverme en un patio, que tengo m¨¢s recorrido que el d¨ªa. Dime m¨¢s de tu actividad po¨¦tica. Yo no hago nada por hoy, ma?ana veremos qu¨¦ se hace. Vivo, me limito a vivir una vida de preso con todas sus consecuencias. Te abrazo y te prometo darte a conocer mi hijo".
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