Tras las liebres
La Xunta bipartita supuso un cambio pol¨ªtico para la sociedad, tambi¨¦n para los dos partidos que formaron Gobierno. El partido socialista ya hab¨ªa cambiado de V¨¢zquez a Touri?o. Del localismo que imped¨ªa un proyecto com¨²n se pas¨® a asumir un proyecto gallego y el autogobierno, pero ocupar la Presidencia ha hecho madurar m¨¢s una visi¨®n de pa¨ªs. Aunque quiz¨¢ haya cambiado m¨¢s el BNG.
La asamblea del pasado domingo es una inflexi¨®n en el nacionalismo gallego, una nueva etapa. El BNG ha dejado de ser lo que fue durante bastantes a?os, una mezcla de ideolog¨ªas y v¨ªas pol¨ªticas, e incluso lo que fue estos ¨²ltimos cuatro a?os: una organizaci¨®n con algo de asambleario y mucho de coalici¨®n de dos grupos, la UPG y los militantes aglutinados alrededor de Anxo Quintana, para transformarse de hecho en un partido pol¨ªtico.
Para madurar, Quintana necesitaba la ocasi¨®n de tener poder y dirigir la Administraci¨®n
Hace cuatro a?os aquella coalici¨®n de los dos grupos dominantes consegu¨ªa en asamblea el 60% y un conglomerado de militantes lograban un 40% expresando resistencias y diferencias pol¨ªticas. Con independencia de que sigan teniendo sentido o no aquellas diferencias planteadas, probablemente aquel 40% sea hoy menor. Desde entonces el BNG ha vivido algo que los otros partidos estatales ya vivieron antes: ocupar el poder, encabezar parte de la Administraci¨®n.
Ello transform¨® la organizaci¨®n por dentro y a la propia militancia, porque muchos militantes ahora desempe?an tareas de gobierno. Por un lado, eso les dio una nueva mirada, pasar del dicho al hecho, conocer los l¨ªmites de la acci¨®n pol¨ªtica desde la Xunta. Y por otro, eso cre¨® militantes que unen su destino econ¨®mico y profesional al triunfo electoral del partido, a la suerte del l¨ªder. As¨ª pues, como le ocurri¨® antes a otros partidos en esa situaci¨®n, el Bloque como organizaci¨®n hoy va unido a la parte de la Administraci¨®n que controla y sus dirigentes pol¨ªticos est¨¢n entre los que gestionan el pa¨ªs. Puede que haya resistencias, pero es Anxo Quintana quien dirige el BNG, ya no es s¨®lo el portavoz o el candidato electoral.
Constatado esto, habr¨¢ que reconocerle a Quintana que si lleg¨® hasta ah¨ª fue porque ten¨ªa cualidades para ello. La pol¨ªtica son muchas cosas, es ideolog¨ªa y el gobierno o la gesti¨®n de la cosa p¨²blica, pero tambi¨¦n la lucha por el poder entre los partidos y dentro de las propias organizaciones. Quintana lo consigui¨® en el BNG y tiene la responsabilidad y el poder para conducirlo en esta etapa.
Nombrado inicialmente portavoz de la organizaci¨®n gracias al apoyo de Xos¨¦ Manuel Beiras y la UPG, aquel reci¨¦n llegado de Allariz a la pol¨ªtica gallega necesitaba tiempo para hacerse ¨¦l como pol¨ªtico y para conseguir dirigir la organizaci¨®n. Demostraba voluntad de poder, ambici¨®n personal para llegar a gobernar, y nunca gobierna una corriente pol¨ªtica abstracta o una organizaci¨®n en general, sino que se gobierna de un modo personal. Anxo Quintana quer¨ªa liderar y tocar gobierno personalmente, y sin esa ambici¨®n personal, tan leg¨ªtima como necesaria, no se consigue alcanzar el poder.
Ese salto del plano de los deseos e ideas abstractas al triunfo o fracaso electoral y a una carrera pol¨ªtica personal es una revoluci¨®n mental para el nacionalismo, porque hasta ahora el nacionalismo gallego no hab¨ªa tenido pol¨ªticos as¨ª. Mientras el poder no se pod¨ªa alcanzar, sus dirigentes ten¨ªan m¨¢s de intelectual y de artista que de pol¨ªtico profesional, estaban m¨¢s cerca de la ¨¦tica y de la est¨¦tica que de la ambici¨®n de una verdadera carrera pol¨ªtica. Fueron las liebres del ciclismo que corrieron delante para que otros, criados a su rebufo, salgan ahora a intentarlo. Hoy gobiernan la sociedad generaciones no formadas en el colectivismo, en las que cobra m¨¢s fuerza el factor de carrera personal. Ni siempre fue as¨ª ni tiene por qu¨¦ serlo, pero en nuestro entorno as¨ª est¨¢ siendo en esta ¨¦poca que ahora entra en crisis y confusi¨®n.
Quintana necesitaba la oportunidad de tener poder y de dirigir la Administraci¨®n p¨²blica para madurar como dirigente pol¨ªtico y para dar forma a un nuevo proyecto ideol¨®gico. Tuvo esa oportunidad con la derrota electoral del Partido Popular. El Bloque Nacionalista Galego no s¨®lo ha cambiado interiormente. Aunque tenga corrientes internas, es un partido de hecho. Y tambi¨¦n est¨¢ ofreciendo una propuesta diferente a la sociedad: el proyecto pol¨ªtico que va trazando Anxo Quintana. ?Qu¨¦ proyecto? ?sa es otra historia.
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