Palin precipita el desplome republicano
La condena por abuso de poder de la gobernadora de Alaska arrastra a McCain
La conclusi¨®n del Congreso de Alaska de que su gobernadora, Sarah Palin, cometi¨® abuso de poder en el caso del despido de un polic¨ªa es el ¨²ltimo tropiezo del calvario en el que se est¨¢ convirtiendo para los republicanos la carrera electoral. Abatido, sin mensaje claro que transmitir y desbordado por una crisis econ¨®mica que ha sacado a relucir tanto sus carencias personales como las de la ideolog¨ªa que representa, John McCain parece navegar sin rumbo en las ¨²ltimas semanas de una campa?a que cada d¨ªa confirma el liderazgo de Barack Obama.
Una investigaci¨®n del Congreso de Alaska concluy¨® el viernes que Palin hab¨ªa violado las normas ¨¦ticas exigibles a los funcionarios del Estado al solicitar insistente y personalmente el despido de un agente, que en ese momento era su cu?ado y al que estaba enfrentado por disputas familiares. El legislativo estatal entiende, no obstante, que Palin estaba en su derecho al despedir al jefe de la polic¨ªa en ese momento, Walt Monegan, que se hab¨ªa negado a cumplir el requerimiento que le hab¨ªa hecho la gobernadora contra su subordinado.
No es previsible que este asunto, en el que obviamente hay una cierta manipulaci¨®n pol¨ªtica por parte de los dem¨®cratas de Alaska, que aceleraron el procedimiento para hacerlo coincidir con estas fechas, d¨¦ lugar a ning¨²n tipo de acci¨®n legal contra ella ni hunda su popularidad entre el electorado. Pero es la prueba de una cierta contradicci¨®n entre el mensaje de honestidad y nuevo estilo de Gobierno que Palin propaga y sus acciones en el alto cargo ejecutivo que ocupa.
El informe del comit¨¦ que ha investigado el caso demuestra que Palin se obsesion¨® con castigar a su cu?ado despu¨¦s de que ¨¦ste decidiese divorciarse de su hermana en 2003 y puso contra la pared a sus empleados para que su prop¨®sito se cumpliera.
No parece esto muy acuerdo con la dulce imagen de sencilla madre de familia que Palin vende en cada mitin. Sus seguidores m¨¢s fervientes apenas se resentir¨¢n por este asunto, que la campa?a republicana ha achacado a un intento dem¨®crata de perjudicar la imagen de su candidata. Pero puede ser una duda m¨¢s entre las muchas que se han acumulado en los ¨²ltimos d¨ªas entre los electores independientes sobre las cualidades de Palin para ser vicepresidenta de Estados Unidos.
En todo caso, no es una buena noticia para una campa?a que las necesita con urgencia. A tres d¨ªas del ¨²ltimo debate electoral, John McCain busca todav¨ªa un mensaje econ¨®mico que transmitir. La campa?a ha anunciado que continuar¨¢n los ataques contra Obama, pero que se har¨¢ m¨¢s insistencia en dar respuesta a las necesidades de la poblaci¨®n.
De alguna manera, se est¨¢ reconociendo que la despiadada escalada de descalificaciones personales contra Obama no s¨®lo no est¨¢ dando su fruto en las encuestas, sino que se ha ido fuera de todo control y est¨¢ empezando a da?ar a¨²n m¨¢s a McCain.
Consciente de la gravedad que los ataques a Obama estaban alcanzando y del desastre que eso estaba produciendo en su propio prestigio, McCain sali¨® por fin el viernes en un acto en Minnesota en defensa del candidato dem¨®crata. Ante uno de los espectadores que le transmiti¨® su miedo porque una presidencia de Obama dejar¨ªa el pa¨ªs en manos de socialistas y terroristas, McCain contest¨®: "Obama es una persona decente y alguien de quien no tienen que tener miedo si es presidente de EE UU". Otra replic¨®: "?Pero es un ¨¢rabe!". "No, no es ¨¢rabe", intervino el candidato republicano, "es un decente ciudadano y padre de familia con el que tengo grandes discrepancias en asuntos fundamentales, pero no es ¨¢rabe". Muchos entre el p¨²blico le abuchearon, y otros gritaron "?Venga John!", mientras que la mayor¨ªa le alentaba a no bajar el tono contra Obama. "Queremos pelear y pelear¨¦", dijo McCain, "pero ser¨¦ respetuoso. Admiro al senador Obama y lo que ha conseguido, y lo respetar¨¦". Ante los nuevos abucheos y los gestos de frustraci¨®n entre los asistentes, el candidato republicano precis¨®: "No quiero decir que tengan ustedes que reducir su ferocidad, s¨®lo quiero decir que tienen que hacerlo de forma respetuosa".
Ese era un McCain, sin duda, mucho m¨¢s parecido a la imagen que se ten¨ªa de ¨¦l al comienzo de esta campa?a electoral. El McCain que dijo que prefer¨ªa perder unas elecciones a perder una guerra, bien podr¨ªa decir ahora que prefiere perder unas elecciones a destruir toda su carrera pol¨ªtica. Pero no es probable que lo diga, ni se puede anticipar qu¨¦ versi¨®n de John nos encontraremos ma?ana. Despu¨¦s de varios cambios de estrategia y de tres jefes distintos de campa?a, McCain habla cada d¨ªa -ayer volvi¨® a la necesidad de bipartidismo- y manotea para sobrevivir sin m¨¢s criterio que el de un ahogado.
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