Capitalismo
La agon¨ªa es tan terrible que no ha tenido fuerzas ni para llegar al simb¨®lico mes de los difuntos. Se acaba, se va, no aguanta m¨¢s. El capitalismo se muere. Marx hablaba de las crisis c¨ªclicas de este ingenioso sistema econ¨®mico, c¨¢ncer terrible incrustado en las entra?as de nuestro mundo. Pero ya se sabe que los enfermos delicados, en una crisis de ¨¦sas, se van, pasan a mejor vida. Ahora, tras un a?o de problemas serios surgidos en Estados Unidos, una expresi¨®n purulenta m¨¢s dram¨¢tica de lo habitual, se ha entrado en una situaci¨®n tan excepcional que son los empresarios los que tienen que pedir un tiempo muerto en el desarrollo de la espiral capitalista-consumista y el Gobierno liberal por excelencia el que intervenga para impedir el caos. El mundo al rev¨¦s. O al derecho, por fin. Por fin. Ahora s¨®lo falta que en todo este marem¨¢gnum se acuerden de los millones de personas que pasan hambre, que sobreviven con un euro al d¨ªa, que no tienen acciones que vender, como no sea que vendan el alma para llegar al maldito para¨ªso prometido, rodeado de alambradas y del abismo del mar que engulle vidas.
Ahora s¨®lo hace falta que los dirigentes pol¨ªticos sean capaces de alumbrar un capitalismo con alma (que es tarea semejante a la de vestir con alas de ¨¢ngel al demonio) que asuma conceptos como dignidad, desarrollo sostenible, globalizaci¨®n de los derechos humanos, empezando por el de la vida y del pan. El capitalismo es un fen¨®meno depredador, que s¨®lo puede sobrevivir a costa de destruir todo lo que existe. Por eso es precisa su muerte, su cambio, su transformaci¨®n en un sistema que atienda las verdaderas necesidades del ser humano, su vida digna y plena. Es preciso que rectifique radicalmente, para que la tierra pueda vivir. D¨¢ndole la vuelta al epitafio latino, que muera y sea leve con la tierra, misericordioso al fin, aunque parezca imposible. Lo es.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.