Una curiosidad

Un tipo curioso, este J. M. Barrie, el de la impagable y devastadora Peter Pan, pero tambi¨¦n amigo m¨¢s o menos victoriano de Conan Doyle y Robert Louis Stevenson, autor de novelas y obras de teatro que inclu¨ªan una temprana parodia del mejor Henrik Ibsen. Parece que era un tanto apocado, peque?ito y de sexualidad un tanto indefinida, lo que tampoco es decir mucho y, adem¨¢s, no importa. En esta obra, pr¨¢cticamente desconocida en los escenarios, que rescatan Juanjo Arteche y Angel Montesinos, es fiel, digamos, a unas constantes adultas que nunca abandon¨® del todo. Estamos en los ¨²ltimos coletazos de la Gran Guerra y un grupo de mujeres se re¨²ne para ayudar en lo que pueden a los ausentes. Entre ellas, la se?ora Sullivan (una estupenda Mar¨ªa Fernanda d'Oc¨®n), que lidera a su manera ese grupo que oscila entre la ayuda y la autoayuda, hasta que su hijo Kennet, con su faldita escocesa, que estaba en el frente, regresa a Londres y se dispara una trama de mucha densidad sensible que el espectador habr¨¢ de descubrir paso a paso.

En ese giro reside la sustancia de una obra, y de una puesta en escena, que ha ido preparando lo anterior a la espera de ese momento ¨¢lgido, al que le suceden otros de m¨¢s enjundia dram¨¢tica, y el resultado es una apuesta un tanto ambigua, atrapada en los buenos sentimientos, destinada a un p¨²blico amplio, en la que, un tanto a la manera del primer Juanjo Mill¨¢s, se descubre que la soledad era eso. Teatro de repertorio (un tanto intermitente en esta sala) que rescata una faceta casi olvidada de J. M. Barrie y que poco a?adir¨¢ a su gloria, aunque s¨ª, y mucho, a la habilidad de la D'Oc¨®n sobre el escenario de W. Burmann y la espl¨¦ndida iluminaci¨®n de Juan G¨®mez Cornejo. Y, a todo esto, se ve que Teatres opta esta temporada por la programaci¨®n en corto, cuatro o cinco d¨ªas por espect¨¢culo, de mi¨¦rcoles a domingo. No se sabe si por racaner¨ªa est¨¦tica o si por prudencia presupuestaria. Pero as¨ª ninguna programaci¨®n se consolida. Creo.