Sin previo aviso
Las crisis siempre aparecen sin previo aviso, si avisaran no ser¨ªan crisis sino fatalismo. De todas formas, hay muchas cosas que podemos anticipar sobre ellas, son como la gripe, nunca sabemos cuando la vamos a tener, pero cuando aparece anticipamos bastante bien lo que nos espera porque es una vieja conocida. Para empezar, surgen m¨²ltiples voces afirmando que ya lo sab¨ªan, que lo ve¨ªan venir, que ya lo dijeron, que ten¨ªamos mala cara y no les hicimos caso. L¨¢stima que nos lo recuerden un poco tarde, entre estornudos, fiebre y dolor de huesos, sin posibilidades de apreciar sus dudosas habilidades de agorero.
Luego est¨¢ la aceleraci¨®n. Todas las crisis tienden a empeorar con mucha rapidez, sin darnos tiempo a fijar la vista en los aut¨¦nticos responsables, en soluciones posibles o en el paisaje que nunca volver¨¢ a ser el mismo. La crisis se lo traga todo, sustituyendo la diversidad de causas y explicaciones por el imperio autoritario de efectos y consecuencias. Hasta hace poco tiempo, pod¨ªamos justificar muchas cosas, hasta lo injustificable, recurriendo a la convergencia europea, la globalizaci¨®n, el cambio clim¨¢tico, las altas tecnolog¨ªas, la innovaci¨®n o el ingl¨¦s. ?Qu¨¦ buenos tiempos eran esos! Ahora s¨®lo nos queda la crisis. Sin previo aviso, nos suben el gas y desaparecen nuestros ahorros. Sin previo aviso, aparece una Ley de la Ciencia, recortan el presupuesto de universidades o surgen grupos docentes privados dentro de la ense?anza p¨²blica en aras de la excelencia. Sin previo aviso, descienden los divorcios, aumenta la satisfacci¨®n laboral y llegamos con m¨¢s puntualidad al trabajo. Es la crisis, no cabe duda. La ¨²nica raz¨®n que lo explica todo y que hace necesario tomar medidas fuertes y en¨¦rgicas. El cambio clim¨¢tico era una zarandaja.
Pero sabemos mucho m¨¢s de las crisis, s¨®lo hace falta recordar la ¨²ltima. Adem¨¢s de los agoreros y oportunistas, existe otra especie muy peligrosa que defiende las virtudes de la crisis, que nos har¨¢ mejores, dicen, porque nos librar¨¢ de valores t¨®xicos y enfermizos. ?Miedo me dan, por J¨²piter! Son los flagelantes, aquellos que piensan en la penitencia y los azotes como la medida m¨¢s eficaz para solucionar problemas. En l¨ªneas generales, pertenecen a grupos de poder con gran experiencia hist¨®rica y saben que la crisis es buena estaci¨®n para cosechar fan¨¢ticos, esas gentes temerosas y asustadas que huyen de s¨ª mismas para buscar refugio en las grandes palabras y en los dogmas. En tiempo de crisis no hay forma de evitarlos, s¨®lo podemos reconocerlos, denunciarlos y evitar que hagan m¨¢s pros¨¦litos.
La mejor estrategia es continuar haciendo mejor lo que ya est¨¢bamos haciendo bien, sea medicina, ense?anza, administraci¨®n o cortar el pelo, es igual. Las crisis, como las gripes, siempre duran m¨¢s de lo que esperamos, pero todo consiste en cuidarse un poco, buena compa?¨ªa y tomar alg¨²n analg¨¦sico de vez en cuando. Casi nadie muere de gripe, el ¨²nico peligro est¨¢ en los efectos secundarios y, sobre todo, en las infecciones oportunistas que siempre est¨¢n al acecho en momentos como este. Por eso tenemos que evitar como sea a los agoreros, a los oportunistas y a los fan¨¢ticos, la plaga m¨¢s da?ina de los pr¨®ximos tiempos.
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