La desconfianza entre Zapatero y Rajoy aleja el pacto

Nunca hab¨ªa vivido tantos proleg¨®menos -incluidos dur¨ªsimos cruces de declaraciones- la celebraci¨®n de una reuni¨®n entre el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, y el l¨ªder del PP, Mariano Rajoy. Y nunca ambos hab¨ªan dejado tan claras las pocas ganas y la pereza con la que afrontan algo que les parece m¨¢s irreversible que necesario. Un estado de ¨¢nimo que obedece a la profunda desconfianza existente entre ambos l¨ªderes.

Hoy se cumplen 15 d¨ªas desde que Zapatero anunciara la cita en un mitin en Valencia. Anoche, en Par¨ªs, el presidente del Gobierno dijo que hoy llamar¨¢ a Rajoy para acordar la fecha de la entrevista. Aunque no hay acuerdo sobre el contenido, es obvio que se tratar¨¢ el plan de ayuda al sistema financiero, y de paso cuestiones clave de las relaciones entre los dos partidos como la renovaci¨®n del Constitucional -s¨®lo los dos l¨ªderes pueden desbloquear la situaci¨®n- y la ofensiva terrorista.

La desconfianza es total. Cuando anunci¨® la reuni¨®n, Zapatero quer¨ªa pedir a Rajoy cooperaci¨®n para infundir confianza en el sistema financiero. La Moncloa quer¨ªa parar las declaraciones del PP, en su opini¨®n demasiado alarmistas. Pero hab¨ªa otra raz¨®n de gran calado pol¨ªtico. Las encuestas de ese momento responsabilizaban al Gobierno espa?ol de no haberse percatado de la gravedad de la crisis. Ese clima de opini¨®n empez¨® a cambiar cuando se oficializ¨® la crisis econ¨®mica internacional, y sobre todo tras anunciar Zapatero el plan de hasta 50.000 millones de euros de deuda p¨²blica para prestar dinero a los bancos.

El presidente, preocupado ahora por la profundidad de la crisis y concentrado en sus negociaciones con otros l¨ªderes europeos, no est¨¢ muy interesado en Rajoy. Su prioridad est¨¢ en ver qu¨¦ medidas adicionales se pueden tomar para frenar el descalabro de las bolsas y la desconfianza generalizada. Ayer, sin embargo, asegur¨® que antes de la cita, los equipos econ¨®micos de ambos partidos deber¨¢n volver a reunirse para abordar los acuerdos econ¨®micos adoptados en la cumbre de los pa¨ªses del euro.

Pero si al presidente, aunque lo considere necesario, le da pereza el encuentro, a Rajoy le crea un serio problema. El PSOE trata de acorralarle y evitar su cr¨ªtica precisamente en el asunto sobre el que va a bascular su pol¨ªtica de oposici¨®n: la econom¨ªa. Rajoy teme que Zapatero le quiera ahogar con un abrazo del oso. De ah¨ª que estos 15 d¨ªas se haya escuchado una especie de di¨¢logo de besugos entre ambos l¨ªderes, aderezado por dur¨ªsimos choques dial¨¦cticos de sus segundas espadas.

Rajoy reclam¨® una reuni¨®n preparatoria de los responsables econ¨®micos del Gobierno, Pedro Solbes, y del PP, Crist¨®bal Montoro. Tardaron 10 d¨ªas en encontrar un hueco, y no hubo ning¨²n acuerdo. Mientras, Zapatero preparaba iniciativas contra la crisis que el PP puediera apoyar. Miembros de la direcci¨®n popular reconocen que tampoco pueden permitirse el lujo de oponerse a todo -ya han apoyado la subida del m¨ªnimo de garant¨ªa de dep¨®sitos de 20.000 hasta 100.000 euros- porque eso, en plena crisis, hundir¨ªa su imagen p¨²blica. Pero tampoco quieren hacerse corresponsables de un plan en el que no creen.

Gobierno y PP negociaban en los primeros d¨ªas acuerdos sobre liberalizaci¨®n comercial o reducci¨®n del coste de la Seguridad Social. Pero en medio de este di¨¢logo perezoso, el crac financiero de la semana pasada cambi¨® todos los planes. Zapatero se olvid¨® completamente del PP. Se reuni¨® con banqueros, sindicatos y empresarios, y anunci¨® el plan de 50.000 millones. S¨®lo tuvo la deferencia de llamar a Rajoy unos minutos antes de salir en televisi¨®n.

Desde entonces, Rajoy busca un espacio de oposici¨®n -el s¨¢bado lleg¨® a decir que Zapatero da el dinero a sus "amiguetes" de los bancos- mientras sus estrategas se preocupan por evitar la imagen del no a todo. En su entorno reconocen que el l¨ªder del PP est¨¢ recibiendo muchas presiones de bancos y empresarios para que apoye el plan.

Para Zapatero, la reuni¨®n con Rajoy est¨¢ ahora en segundo plano. Pero m¨¢s pronto que tarde, se celebrar¨¢. Y la pel¨ªcula de la compleja relaci¨®n entre ambos repetir¨¢ sus escenas.