La crisis global resucita a Brown
El primer ministro brit¨¢nico, cad¨¢ver pol¨ªtico hace un mes, se convierte en el salvador de la econom¨ªa mundial - Nadie discute ahora su liderazgo en el laborismo
Hace un mes, el primer ministro brit¨¢nico, Gordon Brown, parec¨ªa un cad¨¢ver pol¨ªtico. Carcomido por los sondeos, paralizado por las dudas, despreciado por la oposici¨®n y cuestionado por su partido, el sucesor de Tony Blair en Downing Street parec¨ªa galopar hacia una decapitaci¨®n pol¨ªtica en cuanto el tiempo lo permitiera. Es decir, tras el invierno.
Muchos analistas le conced¨ªan unos pocos meses para demostrar que era capaz de transformarse y volver a ser el pol¨ªtico agresivo de hace unos a?os. Le han bastado unas pocas semanas. Desde que galvanizara a las bases en el congreso de oto?o del Partido Laborista, hace poco m¨¢s de un mes, Brown se ha agarrado a la crisis financiera para protagonizar una ins¨®lita metamorfosis pol¨ªtica que le ha transformado de un primer ministro a la deriva en superministro del Tesoro y salvador del mundo financiero.
El jefe laborista dice que la globalizaci¨®n exige una mayor cooperaci¨®n
Algunos comparan su resurrecci¨®n con la de Thatcher en las Malvinas
Brown parece estar viviendo un retorno al pasado: m¨¢s que gestionar el pa¨ªs como primer ministro, ejerce su viejo empleo de canciller del Exchequer para salvar la econom¨ªa brit¨¢nica y, a juicio del ¨²ltimo premio Nobel de Econom¨ªa, Paul Krugman, quiz¨¢s la del mundo entero, que ha acabado por copiar sus recetas.
La f¨®rmula brit¨¢nica para salvar la City -capitalizar los bancos en crisis, dar acceso a la banca a liquidez inmediata y a fondos a tres a?os vista- fue hecha suya el fin de semana por los pa¨ªses de la zona euro y ayer por EE UU, que hasta entonces se mostraba reacio a esa soluci¨®n. Un ¨¦xito internacional jam¨¢s alcanzado por Tony Blair en 10 a?os de obsesiva actuaci¨®n exterior.
?Significa todo eso que Gordon Brown es ahora favorito para ganar las pr¨®ximas elecciones en Reino Unido, para las que a¨²n no hay fecha? En absoluto. Pero ya nadie se atreve a cuestionar su liderazgo dentro del partido y se le vuelve a ver como un hombre cuando menos capaz de ganar esas elecciones legislativas, algo impensable hace cinco semanas.
En septiembre, las discusiones en la burbuja de Westminster giraban en torno a qui¨¦n ser¨ªa el candidato laborista en los pr¨®ximos comicios, con el ministro de Exteriores, David Miliband, como favorito de los apostantes y el de Sanidad, Alan Johnson, como el tapado. O en cu¨¢ndo ser¨ªan esas elecciones, en 2009 o en 2010. Ahora los debates giran en torno a si la recuperaci¨®n de Gordon Brown es comparable a la que vivi¨® Margaret Thatcher en 1982 con la guerra de las Malvinas.
Michael White, analista pol¨ªtico de The Guardian, se cuenta entre los que ven un cierto paralelismo, aunque opina que a¨²n est¨¢ por ver qu¨¦ ocurrir¨¢. "La fortuna ayuda a los valientes y los acontecimientos han obligado a Brown a ser valiente. Otros siguen ahora el liderazgo de Londres. Puede acabar en llantos. Puede salvar a Brown. Ya lo veremos", escribe en su blog. El veterano y sosegado Peter Riddell cree que las comparaciones con Thatcher y las Malvinas son exageradas.
"Brown est¨¢ ahora en una posici¨®n pol¨ªtica m¨¢s fuerte que hace unas semanas. Se ha ganado una segunda oportunidad", escribe en The Times. "Pero eso es antes de que la recesi¨®n empiece a dar dentelladas, crezca el paro y vengan los aprietos de la vida real".
Los efectos de la recesi¨®n llegar¨¢n m¨¢s pronto que tarde, pero quiz¨¢s para entonces Brown haya consolidado su recuperaci¨®n. Estos d¨ªas se dedica a hacer declaraciones, mantener coloquios y celebrar ruedas de prensa a destajo. En parte para potenciar su imagen, pero en parte tambi¨¦n para explicar a los votantes que lo que ha hecho no es s¨®lo salvar la banca, sino salvar la econom¨ªa en su conjunto, porque si la banca se asfixia se asfixiar¨¢n con ella las empresas, grandes y peque?as, y los perjudicados ser¨¢n todos los ciudadanos.
El lunes, Brown present¨® a primera hora de la ma?ana en Downing Street el plan de rescate de la City y luego se fue a un coloquio con banqueros y financieros en la sede de Thomson Reuters en Cannary Wharf. Un a?o antes hab¨ªa estado all¨ª para presentar al orador de aquel d¨ªa, el entonces h¨¦roe y ahora villano Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de EE UU hasta 2006. En abril de 2004 estuvo en la acera de enfrente, inaugurando el nuevo cuartel general londinense del banco de inversiones Lehman Brothers, cuya quiebra a mediados de septiembre precipit¨® la crisis. "Una gran compa?¨ªa", dijo entonces, "que puede hoy mirar al pasado con orgullo y al futuro con esperanza".
Ayer cit¨® a la prensa para contar m¨¢s o menos lo mismo que la v¨ªspera. Pero lo m¨¢s importante no es lo que pudiera decir -lleva desde la semana pasada diciendo m¨¢s o menos lo mismo-, sino el hecho mismo de que convocara a la prensa extranjera. En casi 11 a?os y medio en el Gobierno, Brown s¨®lo ha concedido una entrevista a un peri¨®dico extranjero: a Le Monde, el pasado marzo, coincidiendo con la visita de Estado del presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy.
Ayer insisti¨® en que la econom¨ªa global necesita controles globales, en que "hace falta m¨¢s cooperaci¨®n europea pero tambi¨¦n m¨¢s cooperaci¨®n global", y, como hiciera la v¨ªspera en Cannary Wharf, cit¨® los cinco principios en que se ha de basar esa cooperaci¨®n: transparencia, integridad, responsabilidad, pr¨¢cticas bancarias sanas y "un nuevo Bretton Woods, una nueva arquitectura financiera para los a?os venideros".
El Partido Conservador, pillado a contrapi¨¦
Gordon Brown no s¨®lo se est¨¢ beneficiando de su auge, sino de la par¨¢lisis en la que est¨¢ sumido el Partido Conservador en las ¨²ltimas semanas. Los tories parecen cogidos a contrapi¨¦. Por un lado, la crisis financiera es de tal gravedad que parecer¨ªan irresponsables si jugaran la carta de aprovecharla para echar porquer¨ªa encima del Gobierno en beneficio propio.
Aunque los laboristas llevan 10 a?os en el poder y no pueden eludir una gran parte de responsabilidad en lo que est¨¢ ocurriendo -en especial Brown, al frente del Tesoro entre 1997 y 2007-, tampoco ellos pueden negar su cuota de responsabilidad.
A fin de cuentas, lo que est¨¢ en crisis es su modelo de relaciones econ¨®micas, el fomentado por las pol¨ªticas y la ideolog¨ªa thatcherista. Y no s¨®lo es ideolog¨ªa lo que paraliza a los conservadores, sino la vida diaria: ?c¨®mo van a criticar la voracidad de los fondos de inversiones cuando algunos de ¨¦stos financian generosamente al partido con una peque?a parte de los beneficios que obtienen especulando en el mercado? Desde que la crisis bancaria se ha recrudecido, los tories han sido incapaces de liderar el debate econ¨®mico. No han presentado propuesta alguna y parecen siempre a rebufo del Gobierno, apoy¨¢ndole cada vez con menos convicci¨®n y m¨¢s a rega?adientes.
Los conservadores se han empezado a poner nerviosos. En agosto y mediados de septiembre, los sondeos les otorgaban entre 16 y 18 puntos de ventaja frente a los laboristas. Tras su congreso, los laboristas redujeron esa distancia a entre 10 y 12 puntos. No se han vuelto a publicar sondeos de intenci¨®n de voto desde el 25 de septiembre.
En los ¨²ltimos d¨ªas, la t¨¢ctica tory ha consistido en denunciar la euforia que parece rodear al normalmente taciturno Gordon Brown. "No es un d¨ªa para triunfalismos, no es un d¨ªa para celebraciones", le reproch¨® el lunes al primer ministro el l¨ªder de la oposici¨®n, David Cameron. Parec¨ªa un ni?o peque?o quej¨¢ndose a la maestra porque el chico grande de la clase ha hecho trampas jugando en el patio durante el recreo.
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