El granero indio estaba envenenado
El c¨¢ncer y otras enfermedades se ceban con los habitantes de Punjab - El abuso de fertilizantes durante 40 a?os ha contaminado las aguas
"Siento las moscas caminando por todo mi cuerpo, pero no puedo quit¨¢rmelas", dice Jagdev Singh con los ojos desorbitados. Es un adolescente con aspecto de ni?o que ha ido perdiendo el movimiento en las extremidades por una enfermedad degenerativa. Ya no puede andar ni mover los brazos. "Los m¨¦dicos dicen que se debe a la excesiva exposici¨®n a la urea, un fertilizante", cuenta su madre, Charanjeet Kaur. En Jajjal, un pueblo de 3.500 habitantes en el Estado de Punjab -al norte de la India- hay otros tres ni?os con el mismo diagn¨®stico. Y en los ¨²ltimos seis a?os 40 personas han muerto y 15 est¨¢n enfermas de c¨¢ncer, explica Jarnail Singh, un profesor retirado cuyas dos cu?adas fallecieron.
"Sin los pesticidas no podr¨ªamos ser autosuficientes", dice el Gobierno
Como en Jajjal, en Punjab el n¨²mero de enfermos no deja de aumentar. Y los expertos apuntan al excesivo uso de qu¨ªmicos en la agricultura como la causa. Este Estado, uno de los m¨¢s pr¨®speros de la India, se convirti¨® en la "canasta de pan" del pa¨ªs con la revoluci¨®n verde, cuando en los sesenta se industrializ¨® el campo y llegaron fertilizantes, pesticidas y semillas mejoradas. La India lograba su sue?o de salir de la hambruna y volverse, casi de un d¨ªa para otro, autosuficiente en alimentos. Y Punjab fue la clave: cuadriplic¨® su producci¨®n de trigo y arroz, proveyendo al pa¨ªs de casi la mitad de los granos.
Pero los campesinos se vieron obligados a poner cada vez m¨¢s qu¨ªmicos para mantener la producci¨®n. La mayor¨ªa tienen unos pocos acres y quieren maximizar las cosechas con productos, alentados por los subsidios del Gobierno que llegan al 85% de su coste.
As¨ª que Punjab, con menos del 2% de tierra cultivable del pa¨ªs, consume el 18% de sus fertilizantes. "Hemos convertido el campo en adicto. Hoy tengo que usar dos o tres veces m¨¢s cantidad que antes. Querr¨ªa dejarlos. Son muy caros, pero temo no poder mantener a mi familia sin ellos. Somos dependientes del veneno", explica el campesino Amarjee Singh.
As¨ª, tras cuatro d¨¦cadas de intensivo uso de qu¨ªmicos -algunos prohibidos en Europa y en EE UU-, ¨¦stos han llegado al agua subterr¨¢nea y se han colado en la cadena alimentaria. Las industrias que vierten sus residuos en los r¨ªos tienen parte de la responsabilidad, sin duda. Pero son los pesticidas los que explican que el agua en Punjab sea "un riesgo para la salud" y una de las principales causas de muerte, seg¨²n un reciente estudio del Consejo de Control de Contaminaci¨®n del Agua del Estado. Los t¨®xicos podr¨ªan estar en el origen de enfermedades como la que impide moverse a Javgdev, o el c¨¢ncer.
El secretario de Salud y Bienestar Familiar de Punjab, Tilak R. Sarangal, que tiene ese informe sobre su escritorio, dice: "Los niveles de contaminaci¨®n y t¨®xicos en el agua son alarmantes, pero no podemos achacar a ello los enfermos de c¨¢ncer". Otros especialistas coinciden en que es imposible establecer una causa-efecto directa. "Pero s¨ª hemos encontrado correlaciones epidemiol¨®gicas. Cada vez se usan m¨¢s pesticidas y hay m¨¢s gente enferma", asegura GPI Singh, director del Colegio M¨¦dico y hospital Dayanand.
Singh ha trabajado en la zona durante m¨¢s de 25 a?os. Sabe de lo que habla cuando asegura que est¨¢n aumentando de forma impresionante los ¨ªndices de c¨¢ncer, los abortos espont¨¢neos, los defectos en el cerebro, la alteraci¨®n en el ADN, la menstruaci¨®n temprana y el poco esperma en los hombres. "La revoluci¨®n verde ayud¨® a alimentar a una generaci¨®n pero con el coste de da?ar la salud y con alimentos t¨®xicos". En la sangre de los punjabis se pueden encontrar desde seis hasta 13 residuos de pesticidas diferentes.
Las p¨¦rdidas tambi¨¦n comienzan a notarse en los bolsillos de los campesinos y en la econom¨ªa de la agricultura por la mayor necesidad de pesticidas y el aumento del precio del petr¨®leo. "La revoluci¨®n se ha vuelto marr¨®n. Las ganancias se han encogido al m¨ªnimo", asegura el profesor de econom¨ªa de la Universidad Punjabi, R. K. Mahajan. Tambi¨¦n ha hecho a los campesinos dependientes del mercado, seg¨²n Umendra Dutt, director de Kheti Virasat Misi¨®n, una ONG que promueve la cosecha org¨¢nica. "Necesita mucha inversi¨®n y absorbe muchos recursos. Ha devastado completamente el ecosistema, a nuestra sociedad y a la econom¨ªa", dice.
Pero el Gobierno tiene otra opini¨®n y sigue apostando por los productos qu¨ªmicos en la agricultura. "Sin ellos no podr¨ªamos ser autosuficientes y sufrir¨ªamos m¨¢s en este tiempo de subida de precios en los alimentos", dice Dharam Pal, comisionado para el manejo de la nutrici¨®n integrada del Ministerio de Agricultura. Pero los detractores de la agricultura qu¨ªmica apuntan otros motivos. "La producci¨®n de alimentos no se disminuir¨ªa con cultivos org¨¢nicos. Esa es una mentira que las empresas han hecho creer al Gobierno para venderle sus productos", seg¨²n Devinder Sharma, director del think thank de agricultura Forum.
Los expertos son pesimistas: "Al menos a medio plazo la canasta de pan de la India seguir¨¢ envenenada. Los t¨®xicos que ya est¨¢n en el ambiente seguir¨¢n afectando por d¨¦cadas", dice Singh.
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