La entrepierna de la novela rosa
Con su primer libro, Diario de una ninf¨®mana, la francesa Val¨¦rie Tasso logr¨® construirse como personaje y figura p¨²blica a trav¨¦s de un ejercicio de autoficci¨®n dotado de lo que se podr¨ªa llamar un eficaz poder lubricador unisex: Val¨¦rie, autora y personaje, funcionaba a la vez como sofisticada fantas¨ªa sexual masculina y como mito de autoafirmaci¨®n femenino. En suma, el personaje (y/o su autora) serv¨ªa para alimentar el imaginario l¨²brico de un var¨®n imantado por la libertad y la disponibilidad de una mujer que, entre otras cosas, pulverizaba el sentido de la culpa pegado a la instrumentalizaci¨®n del viejo arquetipo del objeto sexual y, de paso, ejerc¨ªa de modelo ejemplarizante -capaz de gestionar deseo, sentido y sensibilidad- para lectoras necesitadas de icono posfeminista. La adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de Diario de una ninf¨®mana -inevitable corolario de un fen¨®meno que parece trazado con tiral¨ªneas- subraya lo que, en el fondo, discurr¨ªa por debajo de ese integrador proceso de seducci¨®n: Diario de una ninf¨®mana quiz¨¢s no era m¨¢s que la novela rosa de toda la vida por otros medios. Una novela rosa, cuyo toque de distinci¨®n no consist¨ªa en gratificar al p¨²blico femenino con un mayor grado de explicitud sexual, sino en disfrazarse de relato er¨®tico para atraer al lector masculino (y darle gato por liebre).
DIARIO DE UNA NINF?MANA
Direcci¨®n: Christian Molina.
Int¨¦rpretes: Bel¨¦n Fabra, Geraldine Chaplin, Llum Barrera, Leonardo Sbaraglia.
G¨¦nero: er¨®tico. Espa?a, 2008.
Duraci¨®n: 105 minutos.
Christian Molina -que debut¨® con Rojo sangre (2004), una suerte de Ocho y medio de s¨ªntesis alrededor de la figura de Jacinto Molina/Paul Naschy- asume el encargo de adaptar la obra de Tasso con el aplomo del transportista que sabe que no lleva precisamente nitroglicerina en su cargamento. Tampoco parece consciente el cineasta de que su pel¨ªcula revive un g¨¦nero que ya tiene algo de anacr¨®nico -el softcore- y, por tanto, en muchas de sus opciones estil¨ªsticas no existe demasiado margen para detectar distancia ir¨®nica: Diario de una ninf¨®mana se instala, as¨ª, en el territorio del kitsch puro, quiz¨¢s sincero, sin doble fondo.
La actriz Bel¨¦n Fabra, que se convierte en un convincente clon de la Tasso con un puntito de Gemma Nierga, sale m¨¢s fortalecida de la operaci¨®n: a pesar de la sobredosis de cursiler¨ªa que convierte su voz en off en involuntario recurso c¨®mico, la actriz capea el temporal con dignidad y logra encarnar con energ¨ªa y convicci¨®n esa fr¨¢gil entelequia del mito er¨®tico inteligente con pleno control de las riendas de su poder de seducci¨®n. No ocurre lo mismo con las dos presencias masculinas: un sobreactuado Leonardo Sbaraglia y el f¨ªsico tunante de Antonio Garrido son toda una invitaci¨®n a echarse la mano a la cartera antes de que sus respectivos personajes muestren su lado oscuro.

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