Marruecos, m¨¢s cerca
La Uni¨®n Europea ha decidido profundizar sus relaciones con Marruecos, concedi¨¦ndole un Estatuto Avanzado que, en el futuro, puede llegar a integrar al pa¨ªs magreb¨ª en las pol¨ªticas comunitarias con la sola excepci¨®n de las instituciones. La decisi¨®n de los Veintisiete responde al principio de que Europa no puede desentenderse de lo que ocurre en sus fronteras y, en este sentido, constituye una aproximaci¨®n necesaria a una zona crucial desde el punto de vista geogr¨¢fico, pol¨ªtico y econ¨®mico. Del buen funcionamiento del acuerdo alcanzado con Marruecos depender¨¢ que este mecanismo sea aplicable a otros pa¨ªses y regiones, contribuyendo a que la Uni¨®n no se configure como una isla de prosperidad en medio de un oc¨¦ano de pobreza. A plazo, no ser¨ªa una situaci¨®n sostenible ni garantizar¨ªa la estabilidad pol¨ªtica y estrat¨¦gica.
La oportunidad de la iniciativa no debe hacer que disminuya, sin embargo, el rigor en el trato con Marruecos en aspectos concretos, como las libertades pol¨ªticas y el respeto a los derechos humanos. La declaraci¨®n de la Uni¨®n fue tal vez demasiado lejos al calificar de "valeroso proceso de modernizaci¨®n y democratizaci¨®n" la pol¨ªtica seguida por Mohamed VI. En los ¨²ltimos meses se ha asistido a un deterioro de las libertades, en gran parte vinculado a la pervivencia del problema del S¨¢hara, aunque no s¨®lo. Es importante que las autoridades marroqu¨ªes no perciban el Estatuto Avanzado como un aval a algunas de sus pol¨ªticas, sino como un est¨ªmulo para corregirlas.
El acuerdo no contempla cifras ni fechas para el cumplimiento de los compromisos, por lo que s¨®lo cabe interpretarlo como una inequ¨ªvoca manifestaci¨®n de voluntad pol¨ªtica por ambas partes. No les falta raz¨®n a los portavoces del Gobierno marroqu¨ª cuando se?alan que los acuerdos en materia comercial no pueden limitarse a los productos industriales y a los servicios, sino que deber¨¢n incluir en alg¨²n momento a la agricultura. La Uni¨®n no puede ignorar que, por dif¨ªcil que resulte de gestionar a efectos internos, esta asimetr¨ªa es en parte responsable de algunos fen¨®menos como la inmigraci¨®n clandestina.
No es contradictorio que los Veintisiete se sigan preguntando sobre los l¨ªmites de la Uni¨®n y, al mismo tiempo, empiecen a desarrollar instrumentos para fomentar mayor prosperidad y democracia en las fronteras que ya est¨¢n delimitadas.
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