El Bar?a impone su rutina
Un gol de Eto'o y tres chispazos de Iniesta noquean a un Athletic con muchas ganas y poco juego
Se diga o no, hab¨ªa tanto temor en Bilbao como expectaci¨®n por la visita del Barcelona. Esa sensaci¨®n que se balancea entre el reto de la proeza y el miedo al esc¨¢ndalo. Es decir, el ayer y el hoy. Lo dec¨ªa el m¨ªtico Iribar: los resultados han sido hist¨®ricamente equilibrados entre los dos equipos, salvo en los ¨²ltimos tiempos. Y, claro, el partido de ayer correspond¨ªa a los ¨²ltimos tiempos. Con un Bar?a cada vez m¨¢s parecido a s¨ª mismo y un Athletic poco fiable tanto fuera de su estadio como en el propio San Mam¨¦s, indefinido. ?Miedo? No tanto. Cuesti¨®n de inseguridad.
Pep Guardiola no es que minusvalorase al Athletic, sino que, pensando en el rendimiento futuro de su factor¨ªa, decidi¨® cambiar de turno a los operarios y dej¨® en el banquillo a artistas como el argentino Messi, tras su cita suramericana con vistas a Sur¨¢frica; a capataces como Puyol, a revelaciones como Busquets, a apuestas como Hleb o a aprendices de lujo como Bojan.
ATHLETIC 0 - BARCELONA 1
Athletic: Iraizoz; Iraola, Ocio, Amorebieta, Balenziaga; David L¨®pez, Orbaiz (Gurpegui, m. 78), Yeste, Gabilondo (Ion V¨¦lez, m. 76); Garmendia (Susaeta, m. 62) y Llorente. No utilizados: Armando; Etxeberria, Ustaritz y Javi Mart¨ªnez.
Barcelona: Vald¨¦s; Alves, Piqu¨¦, M¨¢rquez (Puyol, m. 66), Abidal; Tour¨¦ Yay¨¢, Keita (Busquets, m. 31); Iniesta, V¨ªctor S¨¢nchez, Henry (Hleb, m. 81); y Eto'o. No utilizados: Pinto; Sylvinho, Bojan y Messi.
Gol: 0-1. M. 63. Jugada personal de Henry, que se pasea entre la defensa y asiste a Eto'o, que gana en la acci¨®n a Amorebieta y bate a Iraizoz.
?rbitro: Undiano Mallenco. Amonest¨® a Amorebieta. Orbaiz, M¨¢rquez, Balenziaga, Busquets y Eto'o.
Unos 40.000 espectadores en el estadio de San Mam¨¦s.
Pensando en el rendimiento futuro, Guardiola reserv¨® a Messi y Bojan
A falta tambi¨¦n de Xavi, lesionado, hubo menos bal¨®n azulgrana y m¨¢s furia rojiblanca
Pero los locales s¨®lo lanzaron dos disparos. Poca pelea para doblegar a sus rivales
El Athletic no dej¨® nada y eligi¨® entre lo que hab¨ªa. Ni demasiado m¨²sculo ni poco. Una combinaci¨®n de arte y oficio frente a un rival que sin Xavi, lesionado, perdi¨® al menos muchos minutos de posesi¨®n, lo que al Bar?a le hace sufrir un poco m¨¢s de lo normal.
Con menos bal¨®n azulgrana y m¨¢s furia rojiblanca, el partido pareci¨® normal. Tour¨¦ y Keita no eran m¨¢s que Orbaiz y Yeste, lo que igualaba un choque presuntamente desigual. M¨¢s a¨²n si Iniesta, en la banda derecha, se antojaba desconectado de unos compa?eros que le buscaban menos de lo que su jerarqu¨ªa exige.
Entre esos dos mundos, creci¨® el Athletic, que fue incluso el primero en amedrentar a V¨ªctor Vald¨¦s a bal¨®n parado y en algunos despistes defensivos.
Al Bar?a el peligro se le supone. Sin grandes combinaciones, convirti¨® muy pronto a Iraizoz en el jugador m¨¢s valioso del Athletic, en el que fue obligado incluso por sus propios compa?eros: un autodespeje de Amorebieta le exigi¨® su mejor versi¨®n.
Iniesta, en un Bar?a menor, a veces rutinario, laborioso, pero poco art¨ªstico, esperaba en el box derecho como tomando la temperatura al partido. Cuando calent¨® el motor, el blanquito de Albacete decidi¨® jugar por todo el campo, imponer su presencia con esa forma de llevar cosido el bal¨®n, los ojos en los costados y la mente despejada.
Y ah¨ª sufri¨® el Athletic, que hasta entonces hab¨ªa descansado en la experiencia de Orbaiz y las pugnas f¨ªsicas de Llorente con los centrales.
Cuando Iniesta se cosi¨® el bal¨®n, es verdad que sin continuidad, a impulsos, como rebel¨¢ndose contra el aburrimiento de su costado derecho, el Barcelona (y el Athletic) empez¨® a ser otra cosa. No un Bar?a distinguido, pero s¨ª eficiente, como autoconvencido de que un gol le proporcionar¨ªa un regreso feliz. Con uno bastaba porque el Athletic, que segu¨ªa intimidando en el centro del campo, apenas inclu¨ªa en cada ataque a un solo jugador (Llorente) en el ¨¢rea. Dif¨ªcil para marcar.
Y as¨ª, con los chispazos de Iniesta y algunas exquisiteces individuales, lleg¨® el gol azulgrana. Henry durmi¨® al Athletic con sus pasos de gacela. Los defensas le miraron, le volvieron a mirar, mientras Titi se iba acercando al ¨¢rea como si fuera a ceder a su portero en vez de amenazar al rival. Y asisti¨® a Eto'o, con Amorebieta otra vez fuera de su perfil, un suicidio ante el delantero camerun¨¦s, que golpe¨® fuerte, seco, con rabia (el p¨²blico le record¨® una y otra vez el famoso escupitajo de hace a?os).
El golpe fue mortal. Noque¨® al Athletic en la misma medida que engrandeci¨® al Barcelona. Iniesta, otra vez, le puso a Eto'o el segundo gol en bandeja, pero el delantero, extra?amente, remat¨® mal, muy mal, ante un vencido Iraizoz, como haciendo buena la m¨¢xima de que con uno bastaba.
En cierto modo, en San Mam¨¦s qued¨® la sensaci¨®n de un Barcelona rutinario, lleno de oficio y m¨²sculo, respetuoso con un Athletic con escas¨ªsima capacidad rematadora.
Dos disparos en un partido, los de los rojiblancos, parecen poca pelea para doblegar hoy por hoy al Bar?a aunque ¨¦ste ofreciera su versi¨®n m¨¢s cotidiana.
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