Almendros en flor
La clave me la dio la frutera mientras me pesaba una vainas. "?Qu¨¦ tost¨®n nos est¨¢n dando con las elecciones americanas", me solt¨® de sopet¨®n. "?Como si aqu¨ª no tuvi¨¦semos suficientes problemas!" En ese momento, la radio del establecimiento nos explicaba, con todo lujo de detalles, que tras el ¨²ltimo debate entre Obama y McCain, las encuestas eran favorables al candidato dem¨®crata.
No me extra?a que con tal inflaci¨®n de informaciones sobre cuanto sucede en Estados Unidos, el porcentaje de guipuzcoanos que conoce a Obama (67%) duplique al de quienes saben (31%) que Markel Olano es su diputado general. Al menos, esto es lo que se desprende del Estudio de Cultura Pol¨ªtica, encargado por el ente foral de dicho territorio.
Se observa un creciente divorcio entre la opini¨®n p¨²blica y la opini¨®n publicada
A estas alturas, probablemente nos resulta mucho m¨¢s familiar Joe el Fontanero (que al final, no es hojalatero y se llamaba Samuel Joe), que cualquier plomero de nuestro barrio. Hace ya a?os que McCombs y otros teorizaron sobre lo que denominaron "efecto agenda setting", para referirse a la influencia que los contenidos de los medios ejercen sobre las preocupaciones de los receptores. El hecho de que en los telediarios nunca falten varias noticias acaecidas en los Estados Unidos podr¨ªa ser la explicaci¨®n m¨¢s sencilla para justificar que nuestro conocimiento sobre la actualidad del pa¨ªs del d¨®lar sea en ciertos aspectos superior al que podemos tener sobre la realidad de nuestra propia provincia. En este sentido, cabe recordar que los da?os de un hurac¨¢n en Cuba o Hait¨ª suelen pasar desapercibidos, pero que r¨¢pidamente nos enteramos de las v¨ªctimas norteamericanas; que, igualmente, las olas de fr¨ªo y de calor siempre se dejan sentir en este pa¨ªs, pero nunca en Canad¨¢ o en M¨¦xico, o que las persecuciones policiales en Los ?ngeles parecen ser el pan nuestro de cada d¨ªa.
Sin embargo, el referido informe encargado por la Diputaci¨®n de Guip¨²zcoa nos revela otros datos que deber¨ªan llevarnos a la reflexi¨®n. Uno de ellos es ese 72% de ciudadanos que afirma desconfiar de la pol¨ªtica, o ese 48% que no muestra inter¨¦s alguno por la actividad institucional.
Curiosamente, en el ¨¢mbito m¨¢s cercano el "efecto agenda setting" no parece funcionar tan bien y lo que se observa es un creciente divorcio entre la opini¨®n p¨²blica y la opini¨®n publicada. O, dicho de otra manera: da la impresi¨®n de que muchos de los temas a los que los medios dedican una atenci¨®n preferente carecen del m¨¢s m¨ªnimo atractivo para una gran parte de la ciudadan¨ªa. A pesar de ello, se nos sigue bombardeando machaconamente con los mismos asuntos una y otra vez.
Hace ya algunos a?os, el periodista y catedr¨¢tico Josep Mar¨ªa Casas¨²s relataba en una deliciosa columna publicada en La Vanguardia c¨®mo hab¨ªa sido excluido de una tertulia radiof¨®nica por su tendencia a proponer para el debate temas ajenos a la rutina pol¨ªtica. Explicaba el profesor que en el tren que le trasladaba diariamente desde San Cugat a Barcelona las conversaciones de los viajeros rara vez versaban sobre temas pol¨ªticos y s¨ª sobre otros m¨¢s cercanos y cotidianos, como, por ejemplo, el florecimiento de los almendros.
Durante la ¨²ltima d¨¦cada los diarios de la Uni¨®n Europea han sufrido un descenso en sus ventas de m¨¢s de diez millones de ejemplares. Encuestas como la realizada por Gizaker y Kualitate para la Diputaci¨®n de Guip¨²zcoa arrojan serias dudas sobre hasta qu¨¦ punto los pol¨ªticos y tambi¨¦n los medios de comunicaci¨®n est¨¢n siendo capaces de detectar cu¨¢les son los verdaderos intereses y preocupaciones de la ciudadan¨ªa. Desde luego, a mi frutera las elecciones norteamericanas no le provocan insomnio.
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