La raza es cosa mental
Como dijo Leonardo de la pintura, la raza es una cosa mental. Las elecciones del 4 de noviembre en Estados Unidos es muy probable que marquen nuevos caminos para el futuro, y el responsable de su profunda originalidad es el presidente saliente, el republicano George W. Bush, una de las personalidades menos interesantes que haya pernoctado jam¨¢s en la Casa Blanca. El candidato dem¨®crata, Barack H. Obama, al que todas las encuestas dan como vencedor, no es exactamente negro, aunque, menos a¨²n, blanco; pertenece a una raza que no se define por el pigmento de la piel, sino por lo que los votantes quieran ver en su persona. Y la confirmaci¨®n de que es as¨ª se la facilitaban el pasado fin de semana las declaraciones en apoyo de sus aspiraciones de Colin Powell, republicano, secretario de Estado en el primer mandato de Bush, y, quiz¨¢, el primer norteamericano integrante de esa nueva especie pol¨ªtica. Powell votar¨¢ a quien se le ha anticipado en la disputa por la presidencia de Estados Unidos.
Si hay que buscar un precedente, s¨®lo podr¨ªa hallarse en John F. Kennedy, en 1960
La gesti¨®n de Bush ha sido tan extremosa que s¨®lo la presentaci¨®n de candidatos lo m¨¢s alejados de todo lo que ha representado en los ¨²ltimos ocho a?os pod¨ªa tener sentido ante el electorado. Eso explica que haya llegado a aspirante republicano un John McCain, presunto maverick -rara avis, independiente hasta el folclor- pero siempre miembro del partido; un anti-Bush que no deje de ser, sin embargo, uno de los nuestros. Y el hecho de que las diferencias entre saliente y aspirante sean m¨¢s de decoraci¨®n que de sustancia es irrelevante, porque de lo que se trata es de producir la ilusi¨®n m¨¢s que la realidad del cambio, y para corregir peligrosos desv¨ªos ya estaba la selecci¨®n de su compa?era de apuesta, una Sarah Palin que correg¨ªa el tiro inclin¨¢ndolo hacia la americanidad pueblerina y renacida al conjuro del nombre de Jes¨²s. La guerra de Irak y el templo evang¨¦lico del pueblo pueden seguir ah¨ª.
Los dem¨®cratas se han podido permitir igualmente un aspirante, que en otras circunstancias habr¨ªa sido raramente imaginable, y tampoco hay que olvidar que el Plan B era designar a una mujer, la se?ora Clinton, elecci¨®n seguramente no tan radical, pero asimismo cargada de novedad. La opci¨®n preferida de la militancia dem¨®crata, la de un candidato que pertenece a la extens¨ªsima minor¨ªa de los que no son blancos ni anglosajones, es un in¨¦dito, aunque con matices. Si hay que buscar un precedente s¨®lo podr¨ªa hallarse en John F. Kennedy, en 1960, el primer cat¨®lico nominal que llegaba a la presidencia, y tambi¨¦n hab¨ªa tenido que aclarar que a efectos pol¨ªticos no era cat¨®lico, garant¨ªa que jam¨¢s se le habr¨ªa exigido a un protestante; y ya se sabe que, por a?adidura, un irland¨¦s rico es anglosaj¨®n honorario. La tradici¨®n, por tanto, de elegir a un blanco, en el caso de JFK virtualmente anglosaj¨®n y sin religi¨®n activa, se manten¨ªa como prueba el hecho de que nadie que profesara la fe de Roma se aprovechara en el futuro de que, aparentemente, ese tab¨² hubiera ca¨ªdo. El in¨¦dito ten¨ªa sus matices.
Obama no es blanco; pero tampoco es negro. Y ello no se debe a que tenga un color de piel m¨¢s o menos atezado, porque se puede ser negro con una gota imperceptible de negritud, como en la novela de Sinclair Lewis Kingsblood Royal, y serlo mucho menos con todo el color como Andrew Young, embajador de Carter ante la ONU. El candidato dem¨®crata, que es un hombre de estudios, ha encontrado una f¨®rmula cuando menos ingeniosa para autodesignarse: candidato posracial; el que llega cuando las razas ya han sido consignadas al desv¨¢n de la historia. ?Seguro que es as¨ª?
Pasemos revista a la probable colecci¨®n de votantes de Obama: a) Los que genuinamente han superado la categorizaci¨®n pol¨ªtico-racial. b) Los negros a parte entera. c) Los blancos que prefieran votarle a¨²n con mayor convicci¨®n porque es negro. d) Los que habr¨ªan votado a Hillary Clinton porque es mujer. e) Los hispanos que a¨²n recuerdan de d¨®nde vinieron. f) Los que sin nada que ver con todos los anteriores hayan cursado estudios suficientes para avergonzarse de que Sarah Palin pudiera ser un d¨ªa presidenta. g) Los que creen que en realidad es blanco. Y h) Los negros que flotan en una nueva racialidad pol¨ªtica como Powell.
Todos ellos ven el Obama que quieren ver. Un ser de otra raza. Las encuestas aseguran que puede ganar.
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