La policía asesta un duro golpe al sanguinario cartel del Pacífico
Calderón quiere evitar la corrupción policial con la creación de un nuevo cuerpo
El Gobierno de Felipe Calderón presentó ayer su último éxito en la batalla frontal contra el narcotráfico. Se trata de una fotografía. En ella posan, algunos cabizbajos y otros magullados, hasta 12 integrantes del cartel del Pacífico, uno de los más poderosos y sanguinarios de México, cuya especialización consiste en la importación de cocaína colombiana para su distribución en el mercado nacional y su envío a Estados Unidos.
Tres de los detenidos son familiares directos -un hermano y dos sobrinos- de uno de los narcotraficantes más buscados de México, Ismael Zambada, El Mayo Zambada, por cuya captura EE UU ofrece cinco millones de dólares (3,89 millones de euros). La operación se cerró con 16 detenidos.
Pero en la fotografía del éxito también aparece retratado el fracaso. Al menos tres de los detenidos son policías. No hay ocasión en que la desarticulación de un grupo mafioso no incluya la detención de algún agente corrupto. Para combatir ese pecado original de la policía mexicana, y también para intentar una coordinación entre cuerpos hasta ahora imposible, el presidente Calderón promueve una reforma legal que permita la creación de la figura de zar contra el crimen organizado. Ese cargo, que ya funciona en otros países como Colombia o Estados Unidos, recaería en Jorge Tello Peón, un experto en seguridad que fue viceministro de Gobernación en el Gobierno de Vicente Fox y en cuyo haber se encuentra la creación del Centro de Información y Seguridad Nacional. Su primer cometido sería la creación de una nueva policía federal, nacida sin el estigma de la corrupción.
Una corrupción policial que al narco le es indispensable para la consecución de sus objetivos. De hecho, los detenidos en la última operación se encargaban de la importación de cocaína y precursores para producir metanfetaminas a través del aeropuerto de la ciudad de México.
El más importante de los detenidos es Jesús Zambada, conocido como Reinaldo Zambada o El Rey Zambada. De 47 a?os y originario de Culiacán (Sinaloa), también controlaba operaciones en prácticamente todo el país. Según explicó el procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, El Rey Zambada está vinculado a los frecuentes enfrentamientos y ejecuciones que se están produciendo en el país entre las distintas bandas que luchan por el control de las rutas de la droga. De hecho, su nombre aparecía en los llamados narcomensajes, amenazas que los sicarios dejan escritas sobre los cuerpos de sus víctimas.
Según los recuentos periodísticos de las ejecuciones que se producen cada día en México, son 4.000 los asesinados desde principios de a?o. Ayer fueron 20. El Estado más violento es el norte?o de Chihuahua, con 1.616, seguido de Sinaloa, con 695, y Baja California, con 325. De la estadística del horror sólo se salvan dos de los 32 Estados de México, Tlaxcala y Baja California Sur.
No hay día que los mexicanos se despierten sin una nueva vuelta de tuerca al horror. La de ayer está te?ida también de misterio. Desde el 15 de octubre al pasado lunes han aparecido los cuerpos de 11 militares degollados en el Estado de Nuevo León. Los investigadores presumen que la forma en que fueron ejecutados es la misma que empleaban las tropas de élite del Ejército de Guatemala, más conocidos como kaibiles. En la década de los 80 fueron los más sanguinarios represores de los indígenas guatemaltecos. Su campamento de entrenamiento estaba en un lugar conocido como la Boca del Diablo.
Rice llega para apoyar la lucha contra la droga
La secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, llegó anoche a México para entrevistarse con su homóloga mexicana, Patricia Espinosa, con la que analizará hoy la lucha contra el narcotráfico, la crisis financiera y otros temas bilaterales.
En la ciudad de Puerto Vallarta, en la costa del Pacífico, Rice revisará con Espinosa y otras autoridades mexicanas la Iniciativa Mérida, un programa estadounidense de ayuda a la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado en México y Centroamérica. El plan, acordado por los presidentes de EE UU, George Bush, y México, Felipe Calderón, tiene una duración prevista de tres a?os y supondrá una inversión de 1.500 millones de dólares (unos 1.160 millones de euros). El Congreso estadounidense aprobó el pasado verano una partida inicial de 400 millones de dólares. Ambos Gobiernos trabajan actualmente en la firma de una carta de consentimiento para que los fondos sean transferidos.
Las dos diplomáticas analizarán además la situación financiera global, que está afectando a la economía mexicana con un debilitamiento del peso y la reducción de remesas y turistas desde Estados Unidos.
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