El arte de la pol¨ªtica
La culpa la tiene el padre. De ni?a, la llevaba a los museos. No una, sino muchas veces. Y aquellos extraordinarios cuadros del Prado se le quedaron grabados tan vivamente que, cuarenta a?os despu¨¦s, puede reproducir el orden de las visitas.
Pero Rafael Villafranca pensaba que el arte era para disfrutarlo. No para vivir de ¨¦l.
-Cuando al terminar COU le dije a mi padre que quer¨ªa estudiar arte, me contest¨® que me iba a morir de hambre. ?l deseaba que estudiara Derecho y luego hiciera oposiciones a notario.
La hija de aquel acomodado y culto empresario granadino, Mar Villafranca Jim¨¦nez, no se muere de hambre. Muy al contrario, si la cara es el espejo del alma, se dir¨ªa que esta mujer es feliz.
"Mi padre quer¨ªa que fuera notario; dec¨ªa que con el arte me morir¨ªa de hambre"
"El XIX nos pas¨® una gran factura: la educaci¨®n, en manos s¨®lo de religiosos"
No es para menos. Su lugar de trabajo es uno de los espacios m¨¢s admirados del mundo. La Alhambra de Granada. Y ella es la directora de este espectacular espacio cultural que recibe 3,2 millones de turistas al a?o, tiene 500 empleados y maneja un presupuesto de 24 millones de euros anuales.
Ver a una mujer al frente de esta ciudad palatina musulmana sorprende al iletrado. Pero no al informado. "La mujer era la que mandaba en el interior de la Alhambra en la ¨¦poca nazar¨ª", dice su directora. En el espacio p¨²blico, la mujer apenas s¨ª contaba. Pero en el privado, ordenaba la vida de un palacio que albergaba entre 2.000 y 3.000 personas.
En junio de 2004, Mar Villafranca fue nombrada directora de la Alhambra. No fue una sorpresa. Era entonces directora general de Instituciones del Patrimonio Hist¨®rico de Andaluc¨ªa y el monumento nazar¨ª depend¨ªa de ese organismo.
Pero s¨ª fue un orgullo, reconoce esta mujer nacida en Granada en 1947, aficionada al arte desde ni?a, doctora en Historia del Arte, profesora y autora de libros y art¨ªculos sobre su especialidad. La familia y la escuela fueron determinantes en su formaci¨®n.
-Mi manera de entender la vida tiene que ver mucho con mi padre, que era un liberal. En casa hab¨ªa obras de arte y una buena biblioteca, con muchos libros prohibidos por el franquismo.
El Instituto Padre Manj¨®n, un centro experimental y mixto, ¨²nico en Granada, termin¨® de forjar su personalidad. "Franco se muere cuando estoy en primero de BUP. Muchos de los profesores de mi instituto, como en otros muchos de Espa?a, eran militantes antifranquistas. Por ejemplo, Paca Pleguezuelos, hoy eurodiputada socialista y entonces una joven PNN (profesora no numeraria) muy reivindicativa".
La joven Mar comenz¨® a interesarse "por lo que estaba pasando". Eran los primeros y convulsos a?os de la transici¨®n. "Asist¨ªamos con perplejidad a situaciones de aquel mundo posfranquista tan violento y desagradable".
Mar se sinti¨® traumatiza, como tantos, cuando el coronel Tejero irrumpi¨® en el Congreso de los Diputados y pretendi¨® dar un golpe de Estado. "Muchos de mis amigos dijimos: esto nos lo pueden quitar en cualquier momento". Esto era el sistema democr¨¢tico que a trancas y barrancas iban construyendo los espa?oles. Comenz¨® a colaborar con los socialistas, aunque se afili¨® m¨¢s tarde, en 1999. "Un tiempo dif¨ªcil para el PSOE, cuando ya hab¨ªa perdido el poder en Espa?a. Si hab¨ªa que trabajar, ¨¦se era el momento".
-?Es un arte la pol¨ªtica?
-S¨ª. La pol¨ªtica con may¨²sculas es un arte. Una noble dedicaci¨®n que por desgracia est¨¢ trufada de experiencias que nos hacen mirar la otra cara del espejo, que tambi¨¦n existe. Porque donde existe el poder, hay otras facetas que lo enturbian.
A pesar de todo, es arte, "sobre todo si est¨¢ basada en los principios de igualdad, de derecho y de justicia social".
Arte y pol¨ªtica deben mamarse desde la m¨¢s tierna infancia. Igual que hac¨ªa su padre con sus cinco hijos, Mar pasea por galer¨ªas y museos, incluso por la Bienal de Arte Contempor¨¢neo de Venecia, de la mano de su hijo adolescente. ?Son los padres o los maestros los que tienen que aficionar a los chicos? Ambos. Pero los padres, de manera especial, "deben compartir su ocio y sus aficiones con los hijos, sobre todo si son culturales" dice Mar.
Al hablar de la importancia de la escuela, Mar se lamenta de que la Ilustraci¨®n no calara en Espa?a. "Es uno de los d¨¦ficits de Espa?a en materia educativa: no haber tenido ilustraci¨®n. Por desgracia, la Ilustraci¨®n vino de mano de los franceses, a los que expulsamos". El resultado fue que "el siglo XIX nos pas¨® una gran factura: un sistema educativo en manos solamente de los religiosos, salvo en algunas ciudades con un esp¨ªritu m¨¢s o menos laico".
Mar se interes¨® por todo aquello que caminaba en esa direcci¨®n: la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, Giner de los R¨ªos, el krausismo, la Residencia de Estudiantes, Lorca. Su inter¨¦s por la cultura crece y se desarrolla incluso cuando no trabaja fuera de casa. Los cuatro meses de su baja maternal los aprovech¨® para escribir. "Tuve la veleidad de que pod¨ªa hacer algo m¨¢s que ensayos y art¨ªculos". Y se adentr¨® en una novela, que espera terminar, El jard¨ªn del batey. Cuenta las peripecias de una mujer criada entre Cuba y Espa?a, ambientada en el periodo de la Restauraci¨®n y los principios de aquella singular democracia bajo Alfonso XII. "Me pareci¨® interesante adentrarme en el mundo de aquellos partidos pol¨ªticos y sus intereses, despu¨¦s de un siglo XIX lleno de espadones y militares".
?Qu¨¦ aporta el arte al hombre? Mar tiene resuelta esa pregunta desde hace tiempo: "Las actividades art¨ªsticas hacen mejor la vida de las personas". Aunque no promociona la cultura como "una especie de arteterapia".
-No estoy hablando de una religi¨®n, sino de una parcela del conocimiento que a m¨ª al menos me ha hecho ser mejor de lo que soy. Porque me ha permitido estar ocupada en lo que me gusta.
Hoy, el padre de Mar no lamentar¨ªa que su hija no sea notaria. La ver¨ªa feliz al frente de la Alhambra.
"Milito en la religi¨®n de la cultura"
La directora de la Alhambra, Mar Villafranca, asegura que no est¨¢ en pol¨ªtica "para ocupar cargos". En realidad, "milito en la religi¨®n de la cultura y el partido en el que milito cree tambi¨¦n en la cultura". ?De verdad creen los partidos en la cultura?
-Algunos m¨¢s que otros. Lo que pido es que sean sensibles en materia de cultura. Porque en tiempos de crisis, es lo primero que se cae de los presupuestos. Se tiene la creencia de que es algo que luce, como las joyas.
Recuerda Mar que "a los grandes pol¨ªticos de la historia les ha interesado la cultura", aunque "por desgracia, eso no est¨¢ a la orden del d¨ªa".
Por ello, le alegr¨® ser llamada en 2004 por Carme Chac¨®n, entonces responsable de cultura del PSOE. Mar fue encargada de coordinar un grupo de trabajo que elabor¨® el programa electoral del PSOE en materia de patrimonio. "Se consigui¨® un magn¨ªfico programa, que en parte se pudo llevar a la pr¨¢ctica". S¨®lo en parte, porque "las transiciones son complejas y no se cambia de la noche a la ma?ana". Repiti¨® en las elecciones de 2008.
Tras su paso por la docencia durante 14 a?os y por la direcci¨®n del Patrimonio, recibi¨® otro encargo: impulsar un nuevo tipo de gesti¨®n en la Alhambra. El turismo no lo es todo. El monumento granadino debe ser un foco que irradie cultura a la sociedad.
En ello est¨¢. Entre sus muchos proyectos, tiene uno que le ilusiona especialmente. Un buen d¨ªa, Mar descubri¨® en un viejo libro de firmas de la Alhambra una que le sorprendi¨®: "Henry Matisse, Par¨ªs, diciembre 1910". El pintor franc¨¦s es uno de los favoritos de Mar. Para celebrar el centenario de esa visita, se prepara una exposici¨®n con cuadros que contengan alg¨²n reflejo de ese paso por el palacio nazar¨ª.
Para disfrute de Mar y de millones de visitantes.
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