Pat Kavanagh, agente literaria brit¨¢nica
Los novelistas Julian Barnes y Ruth Rendell, entre sus clientes
Inteligencia, integridad y elegancia, guante de terciopelo en el trato con la larga lista de escritores a los que representaba, pero tambi¨¦n mano de hierro a la hora de defender los intereses de sus clientes, que ante todo eran amigos. Tal ha sido el c¨²mulo de adjetivos que ha merecido Pat Kavanagh, decana de los agentes literarios del Reino Unido, a ra¨ªz de su muerte el pasado d¨ªa 20 a los 68 a?os. Semanas atr¨¢s le hab¨ªa sido diagnosticado un tumor cerebral.
Un conmocionado Robert Harris quiso resumir la prol¨ªfica colaboraci¨®n mutua a lo largo de 27 a?os definiendo a Kavanagh como una personalidad "de una eficacia fant¨¢stica" y recordando su atractivo f¨ªsico, "tan ex¨®tico como un ave del para¨ªso". El famoso novelista es uno de los nombres que, al igual que Ruth Rendell, Margaret Drabble, Andrew Motion o su propio marido, Julian Barnes, integraban entre otros muchos su cartera profesional.
A pesar de su car¨¢cter reservado, Kavanagh acaparaba titulares el a?o pasado tras protagonizar una fuga en masa de la que fuera su agencia durante cuatro d¨¦cadas, Peters, Fraser & Dunlop, para crear una firma rival, United Agents. Quiso adquirir ella misma la compa?¨ªa en la que hab¨ªa trabajado toda la vida -un intento por evitar su absorci¨®n por una multinacional del espect¨¢culo y los deportes- y, al no conseguirlo, decidi¨® dar el portazo. "Pod¨ªas confiar plenamente en ella, ante todo era una persona ¨ªntegra", explic¨® el novelista Blake Morrison sobre la decisi¨®n de su nutrida n¨®mina de autores de seguirla en su aventura empresarial.
Nacida en Durban (Sur¨¢frica), tras su paso por la Universidad de Ciudad del Cabo, Patricia Olive Kavanagh se estren¨® profesionalmente en la radio y el mundo de la publicidad. Incluso hizo sus pinitos en el mundo de la interpretaci¨®n, pero su car¨¢cter exigente le llev¨® a descartar la carrera actoral porque no se consideraba lo suficientemente buena. Recal¨® en Inglaterra a los 24 a?os y all¨ª se forj¨® como agente literaria a la sombra del maestro Augustus Dudley Peters (cabeza de la firma AD Peters), de quien aprendi¨® que una negociaci¨®n con las editoriales se apoya en la afabilidad en el trato pero, sobre todo, en la firmeza. A?os m¨¢s tarde, uno de los representados por Kavanagh, el escritor Arthur Koestler, la caracteriz¨® como "mi peque?o tibur¨®n". Su f¨ªsico era tan menudo como implacable su determinaci¨®n.
En 1978 conoc¨ªa a Julian Barnes, con quien se casaba al a?o siguiente en v¨ªsperas de que el autor publicara su primera obra, Metroland, preludio de su consagraci¨®n. Tres lustros despu¨¦s, Barnes romp¨ªa su amistad con el tambi¨¦n escritor Martin Amis a causa de la decisi¨®n de este ¨²ltimo de plantar a Kavanagh por un agente literario rival. La fidelidad era uno de los referentes de esta mujer, que dedic¨® igual atenci¨®n a todo tipo de autores y obras, sin discriminar a favor de quienes m¨¢s brillaban. Y que confi¨® hasta el final en su buen ojo e instinto.
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