La tercera rep¨²blica
El alcalde de Puerto Real, Jos¨¦ Antonio Barroso, vive uno de los mejores momentos de su vida. El hombre disfruta de la notoriedad que le ha reportado la citaci¨®n a comparecer hoy ante el juez Grande Marlaska por un delito de injurias al Jefe del Estado. No est¨¢ preocupado ni inquieto sino plet¨®rico. Feliz porque se siente un personaje para toda Espa?a y porque busca la manera de darle la vuelta a la situaci¨®n y en vez de tratar sobre las injurias quiere que el posible juicio lo sea a la forma de Estado, as¨ª ¨¦l se convierte en una v¨ªctima de la Monarqu¨ªa, un nuevo cad¨¢ver de la Rep¨²blica en la cuneta de la historia, salvo que el h¨¦roe es un tubero en lugar de un poeta. Seg¨²n Barroso est¨¢ siendo procesado por un delito de opini¨®n pol¨ªtica, no por haber llamado "cr¨¢pula" y "corrupto" al Jefe del Estado, al que jur¨® lealtad al prometer su cargo de alcalde y de diputado provincial. Al parecer quienes le procesan, el sistema entero y quienes no estemos de acuerdo con ¨¦l somos mon¨¢rquicos y represores, y ¨¦l es un m¨¢rtir de la libertad, el profeta que nos lleva por el desierto del Sina¨ª hacia la Tercera Rep¨²blica espa?ola. Su voz tambi¨¦n precede al trueno, como dijo Castelar, precedente republicano y gaditano de este preclaro l¨ªder de la Bah¨ªa. Barroso est¨¢ contento, satisfecho, como un ni?o con zapatos nuevos al convertirse en motivo de debates y de comentarios en toda Espa?a. En el fondo le da igual c¨®mo est¨¢ su pueblo, si las calles est¨¢n limpias, si hay desempleo, faltan viviendas o su hermano ha recibido una sospechosa licencia de obras. Eso da igual. Lo importante es que se acerca el d¨ªa en el que se abrir¨¢n las alamedas por donde caminar¨¢ el hombre libre hacia la Rep¨²blica guiado por ¨¦l mismo. La tricolor va a volver a trav¨¦s de la jerigonza de Barroso, que busca convertirse en la primera v¨ªctima de la Tercera Rep¨²blica espa?ola. Est¨¢ dispuesto a sufrir para que todos nosotros gocemos de un nuevo sistema pol¨ªtico m¨¢s justo. El hombre tiene la talla intelectual de Aza?a y aunque todav¨ªa no ha escrito ni sus memorias ni las obras de teatro como hizo el presidente de la Segunda Rep¨²blica, es un aplicado erudito que al leer Juan Carlos I el ¨²ltimo Borb¨®n, de Amadeo Mart¨ªnez Ingl¨¦s (un "prestigioso militar", seg¨²n Barroso) y El negocio de la libertad, de Jes¨²s Cacho (un "reconocido periodista" ) ha podido comprobar la "naturaleza corrupta" del Rey. En su visi¨®n pol¨ªtica tambi¨¦n nos ilustra que el Jefe del Estado es "un sujeto indigno" y que "los fondos reservados han pagado los polvos de Juan Carlos de Borb¨®n con B¨¢rbara Rey" con la prueba irrefutable del libro del ex coronel. Nada tiene que ver que hace 25 a?os Barroso le diera la medalla de oro y brillantes al Rey Juan Carlos o que hace seis montara en c¨®lera porque el Pr¨ªncipe Felipe no acudiera al Ayuntamiento en su visita a Puerto Real. Esos son temas institucionales que en nada empalidecen la coherente trayectoria republicana de Jos¨¦ Antonio Barroso, su infatigable lucha para que el Himno de Riego vuelva a sonar con fuerza en nuestro pa¨ªs. No le importa inmolarse por todos nosotros, cosa que le agradecemos. Es capaz de asumir con alegr¨ªa su papel de perseguido pol¨ªtico porque un juez le ha citado hoy a declarar. Si el pasado 14 de abril nos mostr¨® el camino de la Rep¨²blica en su alocuci¨®n de Los Barrios, la semana pasada lo hizo en la Diputaci¨®n, pero seguro que nada tiene que ver con el hecho de que al ser diputado provincial del equipo de gobierno quiera que sus abogados sean pagados por la instituci¨®n de la que forma parte. ?l es un luchador desinteresado, que siempre se ha desvivido por sus ideales, que nunca se ha parado en buscar su beneficio particular ni el de su familia o allegados. Es un idealista y un l¨ªder que emerge en la b¨²squeda de una nueva rep¨²blica de la mano de dos maravillosos libros fruto de su erudici¨®n y el rigor de sus autores. Dijo Mario Onaind¨ªa que en Espa?a al que lee dos libros le llaman intelectual y Barroso ha le¨ªdo ya los suyos. Pista que va el artista.
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