Term¨®metros y educaci¨®n
Alguien me comentaba hace un tiempo que cambiar los instrumentos de medida no significa que la realidad que se est¨¢ midiendo vaya a cambiar. A quien tiene fiebre, segu¨ªa mi interlocutor, de poco le sirve que se le proporcione un term¨®metro con una graduaci¨®n diferente a la habitual: continuar¨¢ teniendo fiebre. A pesar de que habl¨¢bamos de term¨®metros y procesos v¨ªricos, la conversaci¨®n no hac¨ªa referencia a ninguna cuesti¨®n m¨¦dica, sino a los resultados educativos de las escuelas catalanas y a algunas iniciativas que podr¨ªan -o deber¨ªan- tomarse para corregirlos.
La met¨¢fora de los term¨®metros educativos me ha dado que pensar en m¨¢s de una ocasi¨®n desde entonces. La met¨¢fora no acaba de funcionar. Se presenta en ella la educaci¨®n y, en particular, las nociones de ¨¦xito y fracaso escolar como algo que estuviera hecho exactamente de la misma pasta que los fen¨®menos naturales.
El ¨¦xito y el fracaso escolar pertenecen, sin embargo, a una categor¨ªa diferente. Son construcciones sociales, sostenidas sobre convenciones m¨¢s o menos formales, sin que en realidad nos hayamos parado demasiado a pensar en todo lo que se da por supuesto en ellas.
La evaluaci¨®n escolar no es, pues, lo mismo que tomar la temperatura a un paciente. Establecer cu¨¢les son los indicadores educativos que se quieren medir condicionar¨¢, por supuesto, el resultado de las mediciones.
Por ejemplo, cualquier informaci¨®n relativa al estudio PISA 2006, en el que particip¨® Catalu?a con una muestra de 51 centros, deber¨ªa tener un cariz informativo, formativo y poco sensacionalista, lejos del estilo empleado en las noticias de los diarios. Tambi¨¦n deber¨ªa tener presente la diversidad y la complejidad de los factores que intervienen en el proceso de ense?anza-aprendizaje del alumnado de Catalu?a, que, de manera necesaria, deben comportar una gran dosis de prudencia a la hora de hacer cualquier afirmaci¨®n que pueda afectarlo.
Sabiendo que el estudio PISA es un instrumento ¨²til de evaluaci¨®n que permite hacer comparaciones interesantes con otros pa¨ªses, utilizar ¨²nicamente los datos del informe PISA para valorar el funcionamiento del sistema educativo catal¨¢n es un error. Lo que sabemos quienes aplicamos en Catalu?a este estudio es que la evaluaci¨®n es una actividad compleja y que no es posible caer en el reduccionismo de un tipo de indicadores para elevarlos a la categor¨ªa de diagn¨®stico general.
Y ¨¦sa es una cuesti¨®n clave para hacerse una idea de la orientaci¨®n que el Departamento de Educaci¨®n quiere dar a las actividades de evaluaci¨®n entre las que se enmarca la que se ha anunciado recientemente: la prueba final de sexto de Primaria. En esta prueba se intentar¨¢ saber c¨®mo son capaces los alumnos de aplicar lo que han aprendido y si son capaces de expresarlo correctamente. En suma, lo que dec¨ªa nuestro querido profesor Valverde, catedr¨¢tico de la Universidad de Barcelona, cuando se le preguntaba, hace 30 a?os, qu¨¦ exigir¨ªa para pasar la selectividad. Valverde respond¨ªa con seguridad: "Que los alumnos sepan leer y escribir", entendido esto en el sentido fuerte.
La prueba que se anuncia se sit¨²a al final de la educaci¨®n Primaria. Est¨¢ pensada para que en las escuelas se d¨¦ una reordenaci¨®n de trabajo diario en las aulas, para que los centros puedan analizar los puntos fuertes en su forma de hacer y aquellos que deber¨ªan ser objeto de mejora.
La prueba de competencias b¨¢sicas tiene otra vertiente que es igualmente importante. No servir¨¢ para certificar el paso de los alumnos a Secundaria, a la ESO. Pero debe tener tambi¨¦n efectos en la respuesta educativa que se le da al alumnado de esa etapa. Se tendr¨¢ as¨ª un nuevo elemento para identificar a aquellos alumnos con m¨¢s dificultades, que deben ser objeto de una atenci¨®n educativa diversificada -en forma de refuerzo- que les permita avanzar hacia el ¨¦xito educativo.
La indiferencia ante las diferencias -por usar la expresi¨®n de Philippe Perrenoud- es un medio seguro para atenuar la fuerza transformadora de la educaci¨®n. No atender a la diversidad transforma las desigualdades iniciales ante la cultura en desigualdades de ¨¦xito escolar. La evaluaci¨®n de las competencias b¨¢sicas en Primaria apunta tambi¨¦n a este mecanismo, con el prop¨®sito de hacerle perder operatividad y dar mayor vigor y coherencia a la atenci¨®n a la diversidad del alumnado de Secundaria.
Medir la realidad es, en el caso de la educaci¨®n, mucho m¨¢s que constatar algo dado. Es una herramienta para transformar y dar un nuevo sentido a las pr¨¢cticas educativas. Si se quiere todav¨ªa hablar de term¨®metros y radiograf¨ªas, habr¨¢ que admitir que, en el ¨¢mbito escolar, esos instrumentos no sirvan tan s¨®lo para certificar un diagn¨®stico. Son tambi¨¦n, y fundamentalmente, parte de la soluci¨®n a los retos que la educaci¨®n plantea a las sociedades del siglo XXI.
Joaquim Prats es catedr¨¢tico de la Universidad de Barcelona y presidente del Consejo Superior de Evaluaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.