Una primera dama sin tiempo para ejercer
Ni Jos¨¦, ni Pepe. Anna Hern¨¢ndez se refiere a su marido, Jos¨¦ Montilla, como "el presidente de la Generalitat". Eso s¨ª: huye de la imagen de primera dama cosechada por alguna de sus antecesoras. "?No tengo tiempo de acompa?ar a mi marido!", exclama. Esta abogada y primera teniente de alcalde de Sant Just Desvern (Baix Llobregat) no tuvo reparos ayer en explicar en una conferencia c¨®mo se las apa?a para compaginar su vida profesional con una vida personal que incluye a un marido jefe del Ejecutivo catal¨¢n y hasta cinco hijos.
Admiti¨® que quien pone orden en casa es ella y no su marido -"¨¦l concilia bastante mal"- y eso que Hern¨¢ndez no se queda atr¨¢s en responsabilidades p¨²blicas: es primera teniente de alcalde, responsable del ¨¢rea de Urbanismo de la Diputaci¨®n de Barcelona, consejera delegada de dos empresas municipales y consejera en la Entidad Metropolitana del Transporte. "No es que para ver a mi marido deba llamar a su secretaria, pero los dos tenemos que apuntarlo todo en la agenda: lo que no est¨¢ en la agenda no existe", explic¨®.
Evit¨® lanzar la imagen de un presidente de la Generalitat perfecto en su trabajo y en la atenci¨®n a la familia. En la actualidad, Montilla apenas se encarga las tareas dom¨¦sticas, admiti¨®. Hern¨¢ndez intenta que se ocupe de "aspectos de m¨¢s valor a?adido", como el contacto con los hijos, que de los trabajos "m¨¢s mec¨¢nicos" del hogar.
Toda su conferencia fue un alegato en defensa de la familia y de las responsabilidades compartidas. Jugaba en un terreno dif¨ªcil. Socialista, divorciada y casada en segundas nupcias, Hern¨¢ndez habl¨® invitada por el Grupo de Entidades Catalanas de la Familia, de posiciones ultraconservadoras y contrario a la mayor parte de medidas que apoyan los socialistas: desde el matrimonio homosexual hasta el laicismo. Con todo, y a base de defender la implicaci¨®n de los poderes p¨²blicos para defender a las familias, cosech¨® m¨¢s de un aplauso y la felicitaci¨®n del presentador del acto, el periodista Daniel Arasa.
Tambi¨¦n mostr¨® su lado m¨¢s pr¨¢ctico. Dijo que las mujeres deben implicarse en pol¨ªtica para evitar que los hombres perpet¨²en pr¨¢cticas que no interesan a las mujeres y que, a su juicio, son tambi¨¦n, una p¨¦rdida de tiempo. Un ejemplo: las comidas de trabajo, a las que tan asiduos son los pol¨ªticos, deber¨ªan anularse, dijo. "Son algo protocolario y formal, pero muy pocas veces sirven para trabajar", asever¨®. "Es mejor comer r¨¢pido, trabajar un poco menos por la tarde y tener m¨¢s tiempo para uno mismo".
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