?Son los hispanos un asunto de Espa?a?
Espa?a carece de una pol¨ªtica de Estado hacia los m¨¢s de 45 millones de hispanos de Estados Unidos, una comunidad clave el 4-N y en el futuro de ese pa¨ªs. Una relaci¨®n m¨¢s estrecha ser¨ªa mutuamente ventajosa
Pocos compatriotas de Obama y McCain saben que el primer europeo que pis¨® suelo de lo que hoy conocemos como Estados Unidos fue un espa?ol: Juan Ponce de Le¨®n, en 1513, en las costas de Florida. O que la ciudad estadounidense m¨¢s antigua es San Agust¨ªn (Florida), fundada en 1565. O que el nacimiento de Santa Fe (Nuevo M¨¦xico) fue asimismo anterior a la llegada a Massachusetts, en 1620, del buque ingl¨¦s Mayflower con sus peregrinos. Escritos desde el anglocentrismo, los manuales estadounidenses ignoran la historia de un tercio de ese pa¨ªs. Pero ?cu¨¢ntos conocen estos hechos en la propia Espa?a? Pocos, tambi¨¦n muy pocos.
Lo espa?ol no es ninguna novedad en EE UU, aunque la mayor¨ªa de sus habitantes, educados en una mitolog¨ªa estrictamente blanca, anglosajona y protestante (WASP), lo desconozca. Los ancestros de muchos hispanos de Nuevo M¨¦xico, Tejas o California viv¨ªan all¨ª mucho antes de la independencia estadounidense (1776). Como dicen con gracia, no es que ellos atravesaran la frontera, es que la frontera les atraves¨® a ellos cuando en 1847 el joven Estados Unidos anglo le arrebat¨® a M¨¦xico la mitad septentrional de su territorio.
EE UU, segundo pa¨ªs hispanohablante del mundo, es un escenario natural para Espa?a
Aznar incorpor¨® a los latinos a su acci¨®n exterior, pero termin¨® compadreando con Bush
Hace poco supimos que la valenciana Noelia Zan¨®n hab¨ªa sido contratada para cantar los temas en castellano de la campa?a de Obama. Aqu¨ª hubo algunas risas al respecto (?qui¨¦n es Noelia Zan¨®n?) y ninguna reflexi¨®n sobre el fondo del asunto: ?por qu¨¦ el Partido Dem¨®crata escoge a una espa?ola para dirigirse a los electores latinos? Y sobre todo, ?puede Espa?a desempe?ar alg¨²n papel en el universo de las comunidades hispanas del norte del R¨ªo Bravo?
Se calcula que el 4-N unos 10 millones de latinos acudan a las urnas. La mayor¨ªa, tres de cada cinco, parece inclinarse por Obama, el presidente poeta, como le ha llamado Ariel Dorfman. Pero eso es s¨®lo la punta de un gran iceberg. Los hispanos, un m¨ªnimo de 45 millones de personas, son ya la primera minor¨ªa de EE UU, el 15,1% de la poblaci¨®n, seg¨²n el centro de investigaci¨®n Pew. Y el castellano, usado por Obama y McCain para difundir mensajes electorales, no es s¨®lo la segunda lengua de EE UU, sino que ese pa¨ªs es el segundo hispanohablante del mundo, despu¨¦s de M¨¦xico y por delante de Espa?a y Colombia.
Cierto es que los hispanos constituyen un mosaico. Sus divisiones son m¨²ltiples: en funci¨®n de una veintena de or¨ªgenes nacionales distintos; de la fecha de su llegada a EE UU, y de sus motivaciones (pol¨ªticas para los exiliados cubanos, econ¨®micas para los mexicanos y casi todos los dem¨¢s). Pero aunque la gran mayor¨ªa se gane la vida en ingl¨¦s, ya no existe como en tiempos no tan lejanos la voluntad de olvidar la lengua de Cervantes y las ra¨ªces hispanas. Se han desacomplejado, acaba de se?alar Eduardo Lago, director del Cervantes de Nueva York, en la presentaci¨®n de la Enciclopedia del Espa?ol en Estados Unidos. Y por encima de la diversidad de sus procedencias, emerge la conciencia de una identidad com¨²n. Por lo dem¨¢s, ya no son s¨®lo espaldas mojadas, su conversi¨®n en clase media es galopante.
El inter¨¦s del fen¨®meno para Espa?a deber¨ªa ser evidente. Para empezar, los hispanos (unos 60.000 d¨®lares de renta media anual) son un mercado natural para productos editoriales y culturales espa?oles, al igual que una v¨ªa de entrada para otro tipo de bienes y servicios al mercado estadounidense en general. Pueden, por supuesto, desempe?ar el papel de puente pol¨ªtico, econ¨®mico y cultural entre Espa?a y EE UU, sin olvidar las posibilidades de "triangulaci¨®n" con Am¨¦rica Latina.
La mayor¨ªa de los latinos de EE UU desconoce Espa?a; apenas la ubica en el mapa, y si lo hace, no le concede m¨¢s importancia que a Italia o Reino Unido. Y sin embargo, una estrategia espa?ola de penetraci¨®n e influencia en ese mundo, en la que participaran poderes p¨²blicos, empresas privadas y medios de comunicaci¨®n, podr¨ªa ofrecerles un paquete interesante:
1. Un elemento simb¨®lico unificador de las diferentes comunidades hispanas. Lo que todas tienen en com¨²n -idioma, tradiciones, formas de vida, elementos culturales...- no se explica sin Espa?a. Es lo que dijeron el rey Juan Carlos en Nueva York (1997) y Washington (2001) y el pr¨ªncipe de Asturias en Washington (2003).
2. Una ra¨ªz en la propia historia estadounidense. El Reino de Espa?a tuvo una presencia dilatada al norte del R¨ªo Bravo tanto en el tiempo (1513-1822) como en el espacio (desde el Caribe al Pac¨ªfico). Los hispanos no son reci¨¦n llegados a Estados Unidos, est¨¢n en su casa. No tanto como los indios, pero tanto o m¨¢s que los anglos.
3. Prestigio. Espa?a es un pa¨ªs europeo tan viejo o m¨¢s que Inglaterra y hoy constituye una sociedad democr¨¢tica, abierta, tolerante, con un nivel razonable de protecci¨®n social y una cultura atractiva (Pedro Almod¨®var, Antonio Banderas, Javier Bardem...), donde viven amplias comunidades procedentes del otro lado del Atl¨¢ntico y que ha refrescado sus v¨ªnculos con Am¨¦rica Latina. Frente a la superioridad pol¨ªtica, econ¨®mica y cultural de los WASP, los hispanos tienen una gran necesidad de lo que ellos mismos llaman "respeto", y Espa?a puede ofrecerles una imagen de calidad susceptible de ser un patrimonio propio.
4. Puerta de Europa, el mayor mercado del mundo. Como escribi¨® en este peri¨®dico Vicente Palacio, Espa?a debe presentarse ante los hispanos de EE UU como "un socio europeo fiable, din¨¢mico y que acude al encuentro en su mismo idioma".
5. Educaci¨®n y financiaci¨®n. En un congreso de empresarios hispanos y espa?oles celebrado en 2004, en Casa Am¨¦rica, los primeros contaron que las dos grandes demandas de su comunidad son educaci¨®n y capital. Respecto a la educaci¨®n, se?alaron que la aportaci¨®n espa?ola podr¨ªa consistir en la concesi¨®n de becas para universitarios y una mayor presencia editorial y cultural. Respecto a lo segundo, invitaron a las entidades bancarias espa?olas a implantarse en localidades con alta presencia latina, algo que BBVA y Santander Central Hispano ya han comenzado a hacer.
6. Industrias punteras. Jaime Malet y Paul Isbell han recordado aqu¨ª mismo que Espa?a es vanguardista en el sector de energ¨ªas renovables y que ello es muy atractivo para un EE UU que ya no puede seguir funcionando con el consumo ilimitado de petr¨®leo barato. Asimismo, el sector espa?ol de las grandes infraestructuras tiene muchas posibilidades en ese pa¨ªs.
En la segunda mitad de los a?os noventa, coincidiendo con el creciente peso latino en el Estados Unidos de Clinton -la moda Macarena- y con la oleada de inversiones espa?olas en Am¨¦rica Latina, empez¨® a hablarse en Espa?a de los hispanos como un posible asunto de Estado. "Los espa?oles tenemos la obligaci¨®n de definir qu¨¦ papel podemos jugar en una nueva din¨¢mica social que puede cambiar el propio Estados Unidos", dijo Antonio Garrigues Walker en su calidad de presidente de la Fundaci¨®n Consejo Espa?a-Estados Unidos. De hecho, los primeros an¨¢lisis sobre el fen¨®meno procedieron de esa entidad, que defini¨® a los hispanos como un potencial aliado estrat¨¦gico de Espa?a.
A Aznar hay que reconocerle que incorpor¨® a los hispanos a las prioridades de su pol¨ªtica exterior, hasta el punto de que ¨¦l mismo efectu¨® varios viajes a EE UU destinados exclusivamente a ese universo y en 2003 se dirigi¨® en Austin (Tejas) a la asamblea anual del Consejo Nacional La Raza. Lamentablemente, todo qued¨® en ret¨®rica, el apoyo a Bush en la guerra de Irak y un Aznar hablando con un grotesco acento tex-mex ("Estamos trabajando en ello"). Igualmente cabe lamentar que ni Zapatero ni Moratinos hayan evidenciado la menor preocupaci¨®n por este tema.
Y si alg¨²n destinatario evidente tiene el proyecto de una marca Espa?a que intentan impulsar diversos organismos p¨²blicos y privados, ¨¦ste es esa comunidad de comunidades que son los hispanos de EE UU. Se tratar¨ªa, seg¨²n los especialistas, de forjar una pol¨ªtica de Estado en la que participaran no s¨®lo las Administraciones p¨²blicas sino tambi¨¦n las empresas y la sociedad civil. Sus primeros destinatarios tendr¨ªan que ser los l¨ªderes y las organizaciones del mundo latino estadounidense, en particular los que trascienden sus or¨ªgenes nacionales y sostienen el panhispanismo. Y no se trata, faltar¨ªa m¨¢s, de que Espa?a pretenda sustituir a pa¨ªses como M¨¦xico, Cuba o Brasil. La estrategia espa?ola debe insertarse en el marco iberoamericano.
Esperando a Obama, he aqu¨ª lo que Mar¨ªa Jes¨²s Criado, del Real Instituto Elcano, defini¨® una vez como una "relaci¨®n por construir".
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