Un abrazo es un mensaje pol¨ªtico
El lenguaje corporal es decisivo en las relaciones institucionales - Las diferencias culturales y de g¨¦nero pueden degenerar en conflictos
Ella acababa de llegar. Y ¨¦l la recibi¨®, en p¨²blico, con un efusivo abrazo. Ha ocurrido m¨¢s de una vez, y el episodio tal vez no tendr¨ªa mayor trascendencia si sus protagonistas no hubiesen sido la canciller federal alemana, Angela Merkel, y el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, en escenarios tan expuestos desde un punto de vista medi¨¢tico como cumbres de la Uni¨®n Europea o visitas oficiales. Y, sobre todo, si la mandataria alemana no hubiese mostrado cierto recelo en las im¨¢genes captadas por las c¨¢maras. Adem¨¢s, una noticia difundida la semana pasada aseguraba que esas muestras de afecto del franc¨¦s la molestan "un poco".
?Se trata de un problema de incompatibilidad cultural? ?O es m¨¢s bien una cuesti¨®n de diferencias de g¨¦nero? Berl¨ªn no tard¨® en rechazar esos comentarios calific¨¢ndolos de "bulo" y de "patra?a en toda regla". Pero el caso es que, al margen de este desmentido, los modales y la gestualidad de ambos son diametralmente distintos. Y, como todos los lenguajes, incluso los no verbales desempe?an un papel fundamental en el terreno de la comunicaci¨®n pol¨ªtica. ?De qu¨¦ dependen estas actitudes? ?Significa esto que los besos y los abrazos pueden ascender al rango de mensaje institucional? Y, sobre todo, ?es cierto que en los c¨ªrculos de poder las mujeres se enfrentan a c¨®digos de conducta m¨¢s masculinos?
Merkel ha mostrado su recelo ante el trato que le da Sarkozy
"A los hombres les sale el instinto protector", dice una diputada del PSOE
Todo tiene que ver con el car¨¢cter, la procedencia o el sexo de cada uno
Hay pa¨ªses habituados al contacto, mientras otros lo rechazan
Para proyectar una imagen de ¨¦xito es clave tener una actitud natural
La 'qu¨ªmica' de los pol¨ªticos puede ayudar las relaciones diplom¨¢ticas
La diputada socialista Mariv¨ª Monteser¨ªn, quien fuera la encargada de defender en el Parlamento la ley contra la violencia de g¨¦nero, lo tiene claro. "A los hombres les suele salir un instinto protector y seudopaternalista", explica. Por ello, no tienen reparo en abrazar a una colega en determinadas circunstancias, son m¨¢s dados al compadreo y, por ejemplo, no dudan en "cogerte del hombro". Esto ocurr¨ªa m¨¢s a menudo hace unos a?os, pero, seg¨²n cuenta Monteser¨ªn, "cuando eres la ¨²nica mujer en una reuni¨®n de 25 hombres, te sientes el centro de atenci¨®n sin pretenderlo".
En la menor presencia hist¨®rica de la mujer en la vida p¨²blica reside una de las causas de esta actitud, en opini¨®n de la consejera de Estado Amparo Rubiales. "Los hombres suelen estar acostumbrados a tratar a las mujeres como tales, no como iguales", explica. Mientras que el piropo, aunque pueda resultar "agradable", no deja de ser algo estrictamente fuera de lugar en un contexto laboral o p¨²blico.
De todas formas, para los expertos en comunicaci¨®n es cierto que la gestualidad y lo no verbal transmiten a diario mensajes nada despreciables en la vida pol¨ªtica. Y si, por ejemplo, esos modales paternalistas suelen remitir, seg¨²n Rubiales, a una cultura de derechas, en opini¨®n de Roberto Izurieta, docente de organizaci¨®n pol¨ªtica de la Universidad George Washington y asesor de campa?as, "en el ¨¢mbito de las relaciones internacionales, las relaciones personales desempe?an un papel important¨ªsimo". "La qu¨ªmica de los pol¨ªticos puede detener o hacer avanzar de forma positiva los acuerdos y esas mismas relaciones diplom¨¢ticas". En una cumbre, en una cena, en una reuni¨®n entre representantes de distintos pa¨ªses o en un debate retransmitido por televisi¨®n, el uso del cuerpo, la postura, los movimientos de las manos, una sonrisa o incluso un beso pueden resultar aspectos decisivos. Todo tiene que ver, seg¨²n los expertos, con el car¨¢cter, el sexo, la cultura o la procedencia de cada uno.
Las investigaciones del zo¨®logo y antrop¨®logo brit¨¢nico Desmond Morris han demostrado, por ejemplo, que los ¨¢rabes, los pa¨ªses mediterr¨¢neos y africanos pertenecen a culturas "de contacto", y por otro lado norteamericanos, escandinavos, anglosajones y asi¨¢ticos pertenecen a culturas de "no contacto". Y algunos estudios realizados en lugares p¨²blicos describen estas diferencias. Si una pareja finlandesa pasa, por ejemplo, una hora en una cafeter¨ªa, las probabilidades de que se toquen, se acaricien o se besen son extremadamente menores que las de una pareja francesa o espa?ola.
Este tipo de diferencias pueden desembocar en aut¨¦nticos malentendidos o incluso escenas algo embarazosas en un escenario institucional. Veamos un ejemplo. Hace unas semanas, la candidata estadounidense a la vicepresidencia por el partido republicano, Sarah Palin, recibi¨® durante una reuni¨®n en Nueva York con el presidente paquistan¨ª, Asif al Zardari, unos piropos que parec¨ªan trascender lo estrictamente diplom¨¢tico. Zardari, seg¨²n informaban varios medios, dirigi¨® a Palin palabras como "usted es todav¨ªa m¨¢s encantadora en persona", o "si insiste, podr¨ªa abrazarla", desenfundando adem¨¢s una amplia sonrisa y acerc¨¢ndose m¨¢s de lo habitual en EE UU a su interlocutora. Mientras Palin se mostr¨® algo inc¨®moda en las fotograf¨ªas, el presidente paquistan¨ª fue criticado por la prensa de Islamabad por su "excesiva" desenvoltura tan s¨®lo unos meses despu¨¦s del asesinato de su esposa, Benazir Bhutto. Es decir, que en ese caso la comunicaci¨®n de Zardari, seg¨²n los expertos, fall¨® por unos excesos a los que se a?ad¨ªa tambi¨¦n un sesgo cultural.
Porque, sencillamente, no tiene las mismas caracter¨ªsticas un cara a cara, por ejemplo, entre un estadounidense y un europeo, entre un noruego y un griego, o entre una estadounidense y un paquistan¨ª. Las culturas de lengua ¨¢rabe han desarrollado un lenguaje corporal que nada tiene que ver con la comunicaci¨®n no verbal occidental. Incluso dentro de las llamadas culturas de contacto, adem¨¢s, existen diferencias significativas con s¨®lo cruzar el Mediterr¨¢neo. En Espa?a, por ejemplo, a menudo, se saluda a un amigo con una palmadita en la nuca. Si se hace ese mismo gesto, por ejemplo, a un egipcio, se incurre en un agravio.
La comunicaci¨®n no verbal puede incluso trascender una ofensa cuando hablamos de los c¨ªrculos de poder. Porque, entre los pol¨ªticos, la gestualidad es un rasgo del car¨¢cter que tiene mucho que ver con el carisma y con la proyecci¨®n de una imagen ganadora. ?De qu¨¦ depende entonces ese ¨¦xito visual? "El carisma no es de una sola clase", apunta Ricardo Izurieta, que ha seguido de cerca la campa?a de los candidatos a la presidencia de EE UU. "Porque el carisma es la emoci¨®n de quien est¨¢ contento consigo mismo". Y, para estarlo, lo deseable consistir¨ªa en adaptar el protocolo, obviamente dentro de los l¨ªmites de la decencia, al car¨¢cter de cada uno.
La elecci¨®n de John McCain durante el primer debate con Obama, el pasado 30 de septiembre, fue por ejemplo lo que m¨¢s llam¨® la atenci¨®n de los expertos en comunicaci¨®n y asesores de imagen. Y es que McCain apenas mir¨® a su contrincante, mientras que Obama siempre se dirig¨ªa a su interlocutor en el plat¨®. Se trat¨® de una elecci¨®n que probablemente influy¨® en muchos de los m¨¢s de 50 millones de espectadores. "En las campa?as electorales, las expresiones corporales y gestos constituyen aspectos fundamentales. No hay que olvidar que el acto del voto es, en definitiva, un acto de confianza, y la confianza es un sentimiento, es algo que pertenece a la esfera emocional. En un debate, por ejemplo, encontramos posturas, expresiones, caras que sobrepasan muchos conocimientos racionales e institucionales", explica Izurieta.
Pero, ?c¨®mo conseguir que un candidato proyecte esa confianza? ?Adem¨¢s de la mirada, son necesarios unos abrazos, unas sonrisas, un llanto y una clara efusividad? Depende. En Italia, el primer ministro, Silvio Berlusconi, se gan¨® la simpat¨ªa de millones de votantes apareciendo en sus cadenas de televisi¨®n contando chistes o interpretando temas cl¨¢sicos de la canci¨®n napolitana. Las l¨¢grimas que velaron los ojos de Hillary Clinton mientras contestaba una pregunta sobre su estado de ¨¢nimo durante una entrevista en enero pasado fueron relacionadas con su victoria ante Obama en las primarias de New Hampshire, celebradas justo despu¨¦s de esa entrevista.
"Los buenos entrenadores de pol¨ªticos en campa?as electorales conocen una de las reglas b¨¢sicas de la comunicaci¨®n institucional", prosigue Izurieta. "Ante todo, no hay que tratar de cambiar la forma de ser de los candidatos. Es importante tener en cuenta que los debates, los encuentros y las relaciones internacionales e institucionales se desarrollan en escenarios antinaturales e inc¨®modos por definici¨®n. Pues bien, hay que tratar que el candidato se encuentre, en cambio, c¨®modo. Y para sentirse c¨®modos hay que desarrollar ciertas habilidades de cada uno. Es un caso parecido al de los deportistas. Existen, adem¨¢s, t¨¦cnicas para desarrollar ese tipo de carisma ante un p¨²blico moderno, que percibe m¨¢s y m¨¢s la comunicaci¨®n de la imagen como algo decisivo. Aqu¨ª se encuentra la importancia de la comunicaci¨®n corporal".
Adem¨¢s de tener un sesgo de g¨¦nero y cultural, los gestos tambi¨¦n revelan un aspecto temporal. Lo explica Enrique Garc¨ªa Huete, director de la consultora y centro de formaci¨®n Quality Psic¨®logos. "En la ¨¦poca de nuestros abuelos, nunca se les hubiese ocurrido dar un beso en la mejilla a una chica en p¨²blico". Y es que, si por un lado el cuerpo y sus mensajes se adaptan a los cambios generacionales, tambi¨¦n es verdad que existe un rasgo ancestral en nuestras expresiones o nuestros movimientos.
Por esta raz¨®n, en palabras de Garc¨ªa Huete, un personaje de la esfera p¨²blica deber¨ªa ser consciente de la necesidad de coherencia entre lenguaje verbal y no verbal. "Los primates se comunicaban entre s¨ª a trav¨¦s de signos, y s¨®lo despu¨¦s se desarroll¨® el lenguaje verbal", dice. Pero, ?por qu¨¦ tiene que haber coherencia? Pongamos un ejemplo. "Si alguien dice ante un auditorio 'voy a la izquierda' y al mismo tiempo levanta la mano hacia la derecha, la mayor¨ªa de los que escuchan y observan asumir¨¢ este mensaje: 'ese se?or va hacia la derecha". Por eso es importante que las palabras vayan acompa?adas de gestos coherentes. Empezando por la mirada.
"Y es que el contacto visual es lo fundamental. Si un interlocutor baja los ojos o no sostiene la mirada, por ejemplo, se puede llegar a creer que est¨¢ mintiendo", a?ade este psic¨®logo acostumbrado al entrenamiento de personajes p¨²blicos en cuesti¨®n de comunicaci¨®n no verbal. La distancia f¨ªsica entre personas tambi¨¦n desempe?a un papel muy importante. "Si, por ejemplo, alguien entra en nuestro campo de movimiento y reculamos, se suele producir un ruido que puede llegar a la interrupci¨®n de la comunicaci¨®n que est¨¢bamos manteniendo".
Las mujeres, a este prop¨®sito, suelen sentirse menos nerviosas cuando su llamado espacio vital es invadido por otras mujeres, aunque sean desconocidas; sin embargo pueden reaccionar con m¨¢s desconfianza si lo hace un hombre. Todo lo contrario ocurre, generalmente, en los c¨®digos de conducta masculinos.
De todas formas, si bien son evidentes las diferencias culturales y de g¨¦nero, tambi¨¦n existen algunas excepciones de la regla. Se trata de las expresiones de la cara. Al respecto ya Charles Darwin escribi¨®, a finales del siglo XIX, La expresi¨®n de las emociones en los animales y en el hombre. En ese texto, el cient¨ªfico afirma que existen unas emociones ancestrales comunes, si llegamos a generalizar, a todos los mam¨ªferos, de la raza humana al mono, pasando por ejemplo por los c¨¢nidos. Se trata de la c¨®lera, la alegr¨ªa la tristeza o el miedo. En particular, la manifestaci¨®n p¨²blica de la alegr¨ªa puede constituir la clave del ¨¦xito de un mensaje pol¨ªtico. ?Por qu¨¦? "Se dice que alrededor del 60% de las emociones y de lo que sentimos se puede leer en los gestos y las expresiones del rostro", comenta Garc¨ªa Huete. "Y la gente, a veces de forma inconsciente, se fijar¨¢ mucho en estos aspectos, as¨ª como en los movimientos de las manos".
En este ¨¢mbito gestual, los ademanes excesivos suelen transmitir inseguridad. Veamos dos casos opuestos. El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, tiene una gestualidad de las manos mucho m¨¢s medida que l¨ªderes pol¨ªticos como Silvio Berlusconi o Hugo Ch¨¢vez. A este prop¨®sito se recuerda cuando el ministro de Exteriores del Gobierno de Aznar, Josep Piqu¨¦, fue se?alado con unos cuernos por Berlusconi durante la foto de grupo de una cumbre europea celebrada en C¨¢ceres 2002. Entonces Piqu¨¦ rest¨® importancia al incidente diciendo que se trataba de un problema de perspectiva y de un efecto visual. Cuesti¨®n de elegancia. Que, tanto expresada en palabras como en gestos, constituye la verdadera regla de oro en la comunicaci¨®n personal e institucional.
La gram¨¢tica de los gestos
- La mirada. El contacto visual puede convertirse en uno de los aspectos m¨¢s importantes de una conversaci¨®n. El mirar hacia abajo, por ejemplo, se suele interpretar con una mentira.
- El rostro. Alrededor del 60% de las emociones que sentimos se puede leer a trav¨¦s de las expresiones de la cara. Ya Darwin se?al¨® que existen sentimientos que se manifiestan de forma parecida en todos los mam¨ªferos: alegr¨ªa, c¨®lera, miedo o tristeza.
- Las manos. El exceso de movimientos de las manos puede transmitir inseguridad, mientras que la carencia de ademanes comunica falta de expresividad.
- La distancia. El espacio f¨ªsico desempe?a un papel decisivo. Si, por ejemplo, alguien entra en el llamado espacio vital de un interlocutor y ¨¦ste recula, se suele producir una especie de ruido que, en casos extremos, puede degenerar en la interrupci¨®n de esa conversaci¨®n.
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