Palin cazadora

"La prueba de que cualquiera puede ser presidente de los Estados Unidos es su propio presidente". Lo dec¨ªa el Perich, en aquel libro, Autopista, y en otros tiempos, los de Nixon; pero cuando los chistes son buenos, en vez de caducar, mejoran con los a?os. Lo asombroso es que lo que parec¨ªa una broma se haya convertido, con el tiempo, en el soporte de una ideolog¨ªa muy precisa, que ha cundido en Estados Unidos como una infecci¨®n, y que consiste en que los ciudadanos confundan inteligencia con elitismo, de tal manera que acaben despreciando a todo aquel que sea capaz de hacer un discurso articulado. Por fortuna, y gracias en parte a la crisis (algo habr¨¢ que agradecerle a ese bicho), los americanos est¨¢n a un paso de corroborar en las urnas que Sarah Palin es una gran cretina, y de entender que el mayor peligro es que podr¨ªa llegar a la presidencia si a un supuesto vencedor McCain le diera un arrechucho.

Colecciono comentarios de la prensa espa?ola celebrando el descubrimiento de la gobernadora; claro que cuando aqu¨ª se le dedicaban elogios (?al fin una mujer que empatiza con la Am¨¦rica real!, etc¨¦tera), los comentaristas conservadores americanos ya estaban reculando, aterrados ante la idea de que hasta el votante m¨¢s tonto reconociera su vaciedad. No se le echaron al cuello, como hubieran hecho con otro u otra (con Hillary), pero entiendo que hay personajes que sorprenden de tal manera que te dejan noqueado. Como bien dijo una columnista del diario The Guardian despu¨¦s de leer los juicios bondadosos que se hicieron tras el primer debate televisivo al que se someti¨® la cazadora de ciervos (creo que hay un v¨ªdeo en el que defiende la caza de lobos desde avioneta), lo peor no es lo bajo que caiga ella, sino lo bajo que han ca¨ªdo los analistas. ?Bravo! ?sa y no otra ser¨ªa la forma correcta de juzgar el populismo.