El voto jud¨ªo de EE UU, sumido en la duda
Son el 2% del electorado de Estados Unidos. Obama, con el 57% en intenci¨®n de voto, no ha conseguido entre ellos el fuerte apoyo que tuvieron los tambi¨¦n dem¨®cratas Clinton (80%), Gore (79%) y Kerry (76%)
Las pizzas se recogen en la mesa donde se promueve a Obama, los tacos con salsa roja en aquella donde est¨¢ la publicidad de McCain. En una mesa independiente, el p¨²blico recibe su coca-cola y una servilleta estampada con la imagen de la bandera norteamericana, mientras una enorme pantalla proyecta las im¨¢genes previas al ¨²ltimo debate presidencial. En la Congregaci¨®n Hebrea de Washington, una de las sinagogas m¨¢s importantes del distrito de Columbia, ubicada en la calle Macomb, son cientos los convocados a seguir en vivo el debate y discutir el voto de noviembre. Que levanten la mano los indecisos, pide una de las anfitrionas. Nadie responde. ?Y por Obama? Un poco m¨¢s de la mitad alza los brazos. ?Y por McCain? La otra mitad, y no hace falta agregar nada m¨¢s. Una verdadera batalla verbal estalla en el sal¨®n. La comunidad de la calle Macomb ha decidido resolver el asunto de acuerdo con la tradici¨®n: donde hay dos jud¨ªos, siempre hay tres opiniones.
El candidato dem¨®crata no acaba de convencer a los numerosos jud¨ªos jubilados de Florida
Israel parece el ¨²nico lugar del planeta donde McCain cuenta con m¨¢s simpat¨ªa que Obama
Nadie pretende eludir el tema, por otra parte. Cuatro d¨ªas antes de la elecci¨®n, el 30 de octubre, el campus de Georgetown anuncia la realizaci¨®n de un debate p¨²blico con el t¨ªtulo de moda: The Jewish Vote. Y si bien en la recta final las preferencias se inclinan hacia los dem¨®cratas, el voto jud¨ªo no es un caso cerrado ni un mundo perfecto para Obama. La ¨²ltima encuesta difundida este mes por el American Jewish Committee otorg¨® un 57% para Obama contra un 30% para McCain, cifra muy inferior al promedio hist¨®rico de los dem¨®cratas: Kerry obtuvo el 76% del voto jud¨ªo en 2004, Gore alcanz¨® un 79% en 2000, y Clinton toc¨® el cielo del 80% en 1996 y 1992.
"Obama aparece estancado en la intenci¨®n del voto jud¨ªo", coment¨® David Singer, director de An¨¢lisis del American Committee, al informar sobre los resultados de la encuesta que, a diferencia de la reuni¨®n en la calle Macomb, mostr¨® casi un 20% de indecisos. La respuesta no se hizo esperar: focalizado en los Estados que decidir¨¢n la elecci¨®n -como Florida, Pensilvania y Ohio-, la m¨¢quina de Obama lanz¨® una ofensiva para ganar la confianza del voto jud¨ªo en cuestiones clave para la comunidad: seguridad del Estado de Israel, pro-choice o libertad para los derechos reproductivos de las mujeres, reforzamiento de la Primera Enmienda que garantiza la libertad religiosa y de opini¨®n, y una pol¨ªtica p¨²blica acorde con las obligaciones ¨¦ticas hacia el pr¨®jimo.
En Internet, territorio privilegiado de la batalla viral entre las dos candidaturas, la actriz y cantante jud¨ªa Sarah Silvermann subi¨® a la Red un clip titulado The Great Schlep (El Gran Arrastre), donde llama a los j¨®venes obamistas a viajar a Florida para convencer a sus abuelos de un voto que podr¨ªa ser decisivo. M¨¢s de 10.000 internautas se anotaron en la iniciativa para la fiesta del 12 de Octubre, y un mill¨®n de visitantes al sitio del Gran Arrastre convenci¨® al bando de McCain de la urgencia de responder con otro v¨ªdeo, que el comediante jud¨ªo Jackie Mason se encarg¨® de animar en la p¨¢gina de la Republican Jewish Coalition.
Resultado del lance: obeso, falto de gracia y muy enojado, Mason predica los males de Obama sin ning¨²n sentido del rid¨ªculo, mientras Sarah Silverman canta, sonr¨ªe, coquetea y hechiza a millones de jubilados en un Estado crucial para la elecci¨®n. All¨ª, aunque el porcentaje del voto jud¨ªo constituye s¨®lo el 3,6% de los inscritos, nadie olvida la lecci¨®n del 2000, donde por mucho menos el candidato Bush se hizo con el poder en el peor momento posible.
"El voto jud¨ªo es irrelevante, salvo quiz¨¢s en Florida, donde de todos modos no creo que vaya a decidir la elecci¨®n", dice Jacques Berlinerblau, director del Programa de Civilizaci¨®n Jud¨ªa en la Universidad de Georgetown y autor del blog On Faith, donde comenta con distancia b¨ªblica los pormenores de la campa?a desde la perspectiva secular de quien promueve la separaci¨®n entre Iglesia y Estado. Aun admitiendo que una parte de la comunidad pueda sentirse atra¨ªda por la oferta republicana, o mantenga en alto su desconfianza con un candidato afroamericano, Berlinerblau desecha la posibilidad de que la sangr¨ªa del voto jud¨ªo hacia McCain vaya a tener la envergadura suficiente como para inclinar una elecci¨®n. Y da cifras: del total nacional de votantes, un esmirriado 2% es jud¨ªo, contra un 15% de afroamericanos y un aproximado 18% de latinos.
Menos preocupado de los n¨²meros como de la capacidad para incidir en los candidatos y sus equipos, otros destacan la movilizaci¨®n de los jud¨ªos frente al futuro de la Casa Blanca. En Internet, en la academia, en la vida social, en las sinagogas: todos quieren hacer ver su punto de vista al respecto. Una carta de adhesi¨®n a Obama firmada por 300 rabinos fue distribuida a la prensa el pasado mes de septiembre, generando r¨¦plicas sobre la necesidad de mantener la tradicional distancia con Gobiernos y gobernantes.
Durante la ¨²ltima jornada de ayuno del Yom Kippur, o D¨ªa del Perd¨®n, los jud¨ªos de Virginia no se perdonaron las diferencias y decidieron reunirse en el Templo Rodef Shalom para debatir el asunto durante el descanso del mediod¨ªa. Nadie escapa a la polarizaci¨®n, y en cualquier cena del viernes la mesa parece servida para tomar postura. "Me decid¨ª por Obama cuando vi en su p¨¢gina de Internet la propuesta de reponer el h¨¢beas corpus", cuenta una simpatizante en medio de una reuni¨®n en Bethesda, tradicional enclave jud¨ªo de Maryland.
La impecable trayectoria projud¨ªa de Joseph Biden como compa?ero de f¨®rmula de Obama, unido a la particular repelencia que genera el ultraconservadurismo de Sarah Palin, juegan tambi¨¦n un rol en la batalla por los indecisos. Y no faltan quienes han trabajado duro para convertirse: Deborah Lipstadt, profesora de Estudios Jud¨ªos y autora de textos sobre el Holocausto, se considera entre los 18 millones de electores de Hillary que -como mujer, jud¨ªa y dem¨®crata- tuvo que inclinarse ante los resultados de las primarias. Hoy, tras un penoso proceso de resignaci¨®n, Lipstadt destaca la presencia de Dennis Ross y Daniel Krutzer entre los m¨¢s cercanos consejeros jud¨ªos de Obama. El primero fue enviado especial del Gobierno de Clinton para el Oriente Pr¨®ximo, y Krutzer fue embajador en Israel, nombres que se unen a intelectuales como George Soros y celebridades tipo Spielberg para tonificar una candidatura que parece inspirar si no todo el voto jud¨ªo, al menos s¨ª la discusi¨®n entre todos los jud¨ªos.
"Sociol¨®gicamente, los jud¨ªos no est¨¢n en el campo de la ignorancia y el prejuicio", escribi¨® el editor jefe de New Republic, Martin Peretz, al hacer el catastro de razones por las cuales existen pocos jud¨ªos republicanos en escena. "El triste hecho es que, a pesar de que McCain es un hombre civilizado, educado y un buen amigo de Israel, su sector est¨¢ en el campo de la ignorancia y el prejuicio. Ellos est¨¢n contra la ciencia, contra la tolerancia, contra las leyes igualitarias, contra la tradici¨®n de los profetas, contra la libertad religiosa e intelectual".
El mensaje es: hagamos fe, porque Obama es nuestro hombre. Lo cual vendr¨ªa a confirmar el refr¨¢n de que los jud¨ªos viven como obispos, pero votan como puertorrique?os. Desde el campo republicano, por otra parte, la brecha de indecisos detectada por las encuestas no alcanza para abrigar demasiadas esperanzas. De hecho, Israel parece ser el ¨²nico lugar del planeta donde McCain efectivamente aventaja a Obama: un 38% lo prefiere al candidato dem¨®crata, que obtiene un 31% entre los jud¨ªos israel¨ªes.
"Yo no soy Bush", le dijo McCain a Obama en el ¨²ltimo debate. "Si quiere discutir con ¨¦l, tendr¨ªa que haberse presentado hace cuatro a?os". La mitad de la concurrencia en la sinagoga de la calle Macomb aplaudi¨® a rabiar la salida de su candidato. Viendo las encuestas que llegan de Tel Aviv, sin embargo, es posible que, as¨ª como Obama se equivoc¨® de rival, ahora McCain se haya equivocado de pa¨ªs.
Roberto Brodsky es escritor y periodista chileno residente en Washington.
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