Jessye en dos actos

Obertura. Jessye Norman regres¨® a Barcelona para actuar, por s¨¦ptima vez desde 1992, en las temporadas de Iberc¨¤mera. El m¨¢s veterano ciclo privado de m¨²sica cl¨¢sica barcelon¨¦s celebra 25 a?os y se ha dado el gustazo de contar con la diva en el concierto inaugural. Normansab¨ªa que la ocasi¨®n era especial y acept¨® cantar arias de ¨®pera y canciones acompa?ada por una orquesta.

Acto primero. A Europa, con amor. Jessye dedic¨® bajo este t¨ªtulo la primera parte del concierto a la vieja Europa y su m¨¢s suntuosa manifestaci¨®n l¨ªrica, la ¨®pera. Aunque los a?os no pasan en balde, puso su voz camale¨®nica al servicio de la expresi¨®n teatral y se meti¨® en la piel de varios personajes oper¨ªsticos con un temperamento explosivo. Manej¨® con prudencia y sabidur¨ªa sus a¨²n envidiables recursos vocales -aunque los agudos han perdido luminosidad, los graves son ahora sobrecogedores- y derroch¨® un sentido dram¨¢tico de alto voltaje. Viendo durante s¨®lo unos minutos la fuerza que imprime a personajes como Santuzza, Aida y Dalila, se lamenta el no haberla visto jam¨¢s actuar en un montaje esc¨¦nico en esta ciudad. La orquesta del Liceo, en cambio, decepcion¨® con una respuesta gris y plana, a pesar de los esfuerzos de Rachael Worby, empe?ada en lograr m¨¢s matices y brillantez.

Acto segundo. Desde Am¨¦rica, con amor. Jessye concentr¨® en este apartado algunos de los grandes cl¨¢sicos del teatro musical americano, que cant¨® con micr¨®fono y una p¨¦sima amplificaci¨®n. Toc¨® el cielo con 'Somewhere' (West Side story) y 'You'll never walk alone' (Carousel), baj¨® a nivel m¨¢s terrenal en los temas de Gershwin (aunque remont¨® el vuelo en The man i love) y estuvo radiante en Great day! La orquesta no acab¨® de ponerse la pilas ni en los arreglos m¨¢s brillantes.

Ep¨ªlogo. Jessye s¨®lo regal¨® dos propinas. Tras el primero, un cl¨¢sico espiritual negro que despert¨® entusiasmos en la sala, alguien del p¨²blico grit¨® el nombre de Obama: Jessye, complacida, cant¨® entonces Amazing Grace a capella, con una delicadeza expresiva ¨²nica. Al salir del Auditori, caras de satisfacci¨®n y una certeza: la voz acusa, con mayor o menor virulencia, el paso del tiempo, pero el arte y la sensibilidad, en cambio, ganan siempre con los a?os.