Bajo el foco

Pocos espacios quedar¨¢n en el territorio valenciano donde la econom¨ªa del ladrillo no haya dejado tras s¨ª un rastro de corrupci¨®n, tan intenso y extenso que ya se ha convertido en una componente perversa del paisaje f¨ªsico y humano en forma de desmadres urban¨ªsticos de toda laya y cuerda de reos presuntos con todav¨ªa algunos pocos condenados. M¨ªrese por donde se mire ah¨ª est¨¢n los estragos del desafuero alentado por la codicia generalizada, que algunos describ¨ªan como coyuntura, y, sobre todo, auspiciado por la imprevisi¨®n, cuando no la complicidad pol¨ªtica que la ret¨®rica oficial pretende encubrir con tintes euf¨®ricos.

El fen¨®meno, que ha mordido casi por igual en todas las comarcas litorales, se ceb¨® especialmente en la Vega Baja o Baix Segura, esa ancha franja meridional fronteriza del Pais Valenciano con Murcia, que tan peculiar se nos antoja desde el cap i casal vista. All¨ª, al parecer, estaba abonado el terreno para acoger a toda clase de aventureros, como los nuevos rusos de opacas opulencias y tramas, as¨ª como la semilla del agio sin freno en tantos consistorios y mun¨ªcipes. Una realidad social que propiciar¨ªa hoy el inter¨¦s literario y testimonial de un Roberto Bola?o, escudri?ador de submundos blindados contra la ley, como la ¨¦pica criminal que acontece en Tijuana, pongamos por caso, o de Roberto Saviano, perito en mafias y perseguido por ellas, y a¨²n de nuestro Ferr¨¢n Torrent que tambi¨¦n ha buceado lo suyo en las trapisondas inmobiliarias y sus agonistas.

Ya nada o muy poco rememora por aquellos parajes la mironiana Orihuela o la marinera Torrevieja, desbordadas por el crecimiento urbano alocado, cuando no afamadas por la gesti¨®n irregular o gansteril de alguno o varios mun¨ªcipes, episodios penosos que han dejado su impronta delictiva asimismo en otras villas -Pilar de la Horadada, Catral o Rojales, sin cerrar la n¨®mina- y esta misma semana en Bigastro y San Fulgencio, donde la polic¨ªa ha llenado de concejales sus coches camuflados y los jueces repartido no pocas imputaciones por probables delitos varios. Declinamos hablar de colores pol¨ªticos, pues los hay de amplio espectro entre los arrestados, pero resulta llamativo el caso de la alcaldesa socialista, Trinidad Mart¨ªnez, y el del contumaz asesor jur¨ªdico, Jos¨¦ Antonio Ramos Calabria, profesor de la Universidad Cat¨®lica San Antonio, de Murcia. ?Qu¨¦ ense?ar¨¢ este legalista, dogm¨¢tica penal, de la que habla otro letrado?

Este comentario no debe cerrarse sin al menos una alusi¨®n al esperpento acontecido en Zarra, localidad del Valle de Ayora, donde un padre alcalde e hijo constructor, al alim¨®n, se han puesto las botas levantando chal¨¦s en suelo r¨²stico con licencia para casa de aperos. Hay muchos extranjeros entrampados y varias preguntas en el aire: ?Tan faltos de medios andan los responsables del Territorio y la Unidad de Delitos Urban¨ªsticos, nadie en el pueblo dio la voz de alarma, c¨®mo se les dota de agua, luz y tel¨¦fono si son viviendas clandestinas, qu¨¦ garant¨ªas ofrecen las empresas inmobiliarias vendedoras, etc¨¦tera?

No tienen estos sucesos el glamour de los grandes eventos, pero seguro que contribuir¨¢n a situarnos en el foco de la actualidad, nacional e internacional, como tanto gusta al PP gobernante. Y ojal¨¢ que sirvan tambi¨¦n para depurar las secuelas pol¨ªticas del ladrillar, que de tanta laxitud ha gozado.