Studs Terkel, radiofonista y escritor
Gan¨® el Premio Pulitzer en 1985 por 'The good war'
Studs Terkel, el m¨¢s admirado de los radiofonistas estadounidenses, falleci¨® en su casa de Chicago el viernes 31 de octubre. Terkel, de 96 a?os, gan¨® el Premio Pulitzer en 1985 por The good war, su historia oral de la participaci¨®n de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
Se reconoc¨ªa un producto de la radicalizaci¨®n que gener¨® la Depresi¨®n. Aquellos tiempos agitados despertaron muchas vocaciones: Louis Studs Terkel, que colaboraba en el negocio familiar (un modesto hotel), aprovech¨® para estudiar derecho. No lleg¨® a ejercer: se integr¨® en la Works Progress Admistration, una instituci¨®n federal que subvencionaba a creadores. All¨ª desarroll¨® una pasi¨®n por el teatro.
Desemboc¨® en la radio, donde hizo de todo: deportes, seriales y espacios musicales. Con la llegada de la televisi¨®n, se hizo popular con Studs' place, un programa de variedades donde se descubri¨® su gran habilidad: lograba que los invitados se expresaran con naturalidad, en un decorado que evocaba una taberna.
Su carrera televisiva termin¨® a principios de los cincuenta, cuando el medio se inclin¨® hacia la programaci¨®n nacional, de naturaleza eminente comercial; adem¨¢s, era un personaje bajo sospecha, por su abierto izquierdismo. Terkel siempre dec¨ªa que la caza de brujas le vino bien: encontr¨® finalmente un trabajo a su medida. En 1952, comenz¨® a presentar un programa diario en la radio WFMT, donde enhebraba m¨²sica, comentarios personales y entrevistas con famosos y desconocidos. Su acento y su actitud, t¨ªpicos de Chicago, le ganaron la devoci¨®n de sus oyentes y se mantuvo durante 45 a?os. Tambi¨¦n recuper¨® su faceta musical con The wax museum.
A mediados de los sesenta, su vida dio otro vuelco. Una actriz brit¨¢nica, que se qued¨® impresionada por su t¨¦cnica como entrevistador, le recomend¨® a un editor. Aunque ya hab¨ªa escrito un libro sobre el jazz, Terkel se consagr¨® a la tarea de contar la historia de Estados Unidos a trav¨¦s de sus protagonistas, generalmente an¨®nimos. Armado con un magnet¨®fono, sal¨ªa a la calle con una idea fija: "Todo el mundo tiene algo que contar, el secreto consiste en romper sus barreras". Triunf¨® con Hard times (evocaciones de la Gran Depresi¨®n), Working (confesiones sobre la vida laboral), Race (declaraciones sobre el conflicto racial), Coming of age (la experiencia de envejecer) o el citado The good war. Sab¨ªa dejar espacio a todas las opiniones, incluso las que consideraba aberrantes.
Lo que hac¨ªa, seg¨²n ¨¦l, era "periodismo guerrillero", aunque se trataba finalmente de transcripciones h¨¢bilmente montadas para ofrecer una visi¨®n panor¨¢mica.
Convertido en un personaje querido, escribi¨® varios libros autobiogr¨¢ficos. En 2005, public¨® And they all sang, donde recordaba sus encuentros con m¨²sicos: alardeaba de haber pinchado el primer disco de Mahalia Jackson, la ilustre cantante de gospel, y tambi¨¦n fue amigo de Woody Guthrie, el trovador itinerante. En 1963, realiz¨® una extensa entrevista a Bob Dylan, entonces un cantautor desconocido.
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