Jacques Piccard, explorador submarino
En 1960 alcanzo el punto m¨¢s profundo del oc¨¦ano en el 'Trieste'
Jacques Piccard, que falleci¨® ayer en su casa de Suiza a los 86 a?os, pod¨ªa suscribir la afirmaci¨®n de Pierre Aronnax, el personaje de 20.000 leguas de viaje submarino recogido a bordo del Nautilus con su criado Conseil y el arisco arponero Ned Land: "Dos hombres pueden decir que conocen los abismos del mar, el capit¨¢n Nemo y yo".
Nacido en 1922 e hijo del legendario ingeniero suizo Auguste Piccard, inventor del batiscafo y a la vez gran aer¨®stata (am¨¦n de inspiraci¨®n para el profesor Tornasol de Herg¨¦), Jacques Piccard protagoniz¨® una de las grandes aventuras de la exploraci¨®n humana el 23 de enero de 1960 al descender a casi 11.000 metros de profundidad en el batiscafo de su padre Trieste -de fama comparable al Spirit of St. Louis de Lindbergh, al m¨®dulo lunar del Apolo XI o al trineo de Amundsen- alcanzando el punto m¨¢s bajo de la superficie terrestre, Challenger Deep, en la Fosa de las Marianas. Piccard iba acompa?ado de su propio Ned Land, el teniente de la armada Don Walsh. Cuando uno ve las fotos de la ¨¦poca, los dos hombres en su peque?a y claustrof¨®bica c¨¢psula, a punto para su gran aventura al encuentro con el oscuro mundo de la gran sima del oc¨¦ano, mirando a la c¨¢mara con cara de circunstancia, no puede sino admirarlos un mont¨®n, y tragar saliva.
Tras la conquista de los polos y la ascensi¨®n al Everest en 1953, el fondo marino era la ¨²ltima frontera. Un universo ignoto, peligroso y mucho m¨¢s refractario al ser humano que los hielos, las cumbres o el aire. Tardaron en bajar -la esfera de observaci¨®n del Trieste suspendida como un peque?o guisante de esperanza bajo el gran tanque de flotaci¨®n nodriza con forma de cigarro- la friolera de cinco horas, que da para pensar y arrepentirse mucho. Una vez en el lecho oce¨¢nico, Piccard se asombr¨® al ver por la ventanilla un pez plano que le observaba fijamente, acaso tan alucinado como ¨¦l: un encuentro que demostraba que la vida pod¨ªa existir en las mayores profundidades. Tambi¨¦n vieron los exploradores un tipo desconocido de gamba, que ya es maravilla. Permanecieron en esa incre¨ªble regi¨®n abisal cerca de veinte minutos, sin hacer gran cosa excepto mirar, y emplearon para regresar a la superficie, a nuestro seguro mundo, tres horas y 15 minutos. Piccard y Walsh siguen siendo las ¨²nicas personas que han alcanzado ese punto r¨¦cord de profundidad.
A Jacques, que dej¨® la ense?anza de econom¨ªa por la exploraci¨®n submarina, la aventura le ven¨ªa de casta. Su padre hab¨ªa batido por dos veces el r¨¦cord de altitud en globo. As¨ª, los Piccard tienen el singular m¨¦rito de haber conquistado lo m¨¢s alto y lo m¨¢s bajo. Sus sobremesas deb¨ªan ser sensacionales. A?¨¢dase que el hijo de Jacques, Bertrand, se hizo famoso dando la vuelta al mundo en globo en 1999.
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