Por fin todos lo aceptan: estamos en crisis
Ya se sabe que para curar una enfermedad o resolver un problema, lo primero que hay que hacer es conocerlo, identificarlo, ser consciente de que se tiene y despu¨¦s buscar las diferentes soluciones posibles para escoger la mejor de todas. Lo malo de nuestra crisis es que hemos tardado mucho en reconocerla y aceptarla. Pero en fin, ahora ya no tenemos este problema. Tenemos otro bien claro y definido: solucionarla.
?C¨®mo solucionamos la crisis del petr¨®leo en el a?o 1973 y la crisis posol¨ªmpica en el a?o 1993? Tengo m¨¢s presente lo que hice yo en 1993 que lo que hicimos 20 a?os atr¨¢s. Por eso, hablar¨¦ principalmente de lo que recuerdo mejor. Recib¨ª un memor¨¢ndum de nuestra central en Londres en el que, despu¨¦s de largas consideraciones acerca de la crisis y de lo terribles que eran los gastos fijos, me suger¨ªan despedir a 40 personas. Y eso no lo quise aceptar. Para m¨ª, el personal de una agencia de publicidad, m¨¢s que un gasto fijo, es el activo de la compa?¨ªa, y despedirlo implica clar¨ªsimamente reducir ese activo. Recuerdo que s¨®lo desped¨ª a mi ch¨®fer, que hab¨ªa contratado antes de los Juegos justamente para poderme mover con m¨¢s rapidez, y ¨¦sta fue la ¨²nica persona de mi grupo de la que prescind¨ª. Tengo que decir tambi¨¦n que habl¨¦ con todo mi equipo y que todos estuvieron dispuestos a congelar su sueldo. Aquel a?o ganamos pr¨¢cticamente todos los concursos a los que nos presentamos y, a pesar de la crisis, logramos un gran resultado econ¨®mico.
Son nuestros temores los que nos llevan por el camino equivocado
No digo que ahora se tenga que hacer lo mismo, pero perm¨ªtanme contarles una historia. Se dice que el due?o de un famoso bar de carretera que rebosaba de ¨¦xito decidi¨® enviar a su hijo a estudiar a Estados Unidos. Cuando el chico volvi¨®, avis¨® a su padre de que en la universidad le hab¨ªan dicho que deb¨ªan prepararse para la crisis. El joven recomend¨® a su padre sustituir el buen¨ªsimo jam¨®n de jabugo que pon¨ªan en los bocadillos de la ma?ana por un jam¨®n del pa¨ªs para abaratar costos. Unos d¨ªas despu¨¦s empezaron a mezclar el caf¨¦ con achicoria. Al cabo de una semana decidieron apagar el letrero luminoso que se ve¨ªa perfectamente desde la carretera, para ahorrar energ¨ªa el¨¦ctrica. Poco a poco la concurrencia fue reduci¨¦ndose, hasta que un d¨ªa nadie entr¨® en el bar. Entonces el padre le dijo al hijo: "Menos mal que fuiste a Estados Unidos y me avisaste, porque la crisis realmente ha venido".
Muchas veces son nuestras decisiones las que nos precipitan en crisis imparables. Son nuestros temores los que nos llevan por el camino equivocado. Son los estudios macroecon¨®micos los que nos hacen tomar decisiones microecon¨®micas que poco o nada tienen que ver. No digo que no tengamos que hacer caso de lo que estamos viendo, pero pienso que seg¨²n sea nuestra actitud podemos salir bien parados de esta crisis o acrecentarla todav¨ªa m¨¢s.
Yo s¨®lo conozco una f¨®rmula para combatir cualquier crisis: trabajar m¨¢s. Trabajar m¨¢s inteligentemente, controlar nuestros gastos, pero tambi¨¦n asegurar nuestros ingresos y seguir adelante, porque muchas veces, como les sucede a los p¨¢jaros, dejar de aletear significa caer. Es el momento de hacer las cosas mejor que como las hemos hecho hasta ahora. Es el momento de que nuestra publicidad sea m¨¢s efectiva. Es el momento de que nuestros controles de calidad sean m¨¢s estrictos. De esta crisis algunos saldr¨¢n malparados, pero otros pueden salir fortalecidos, y nosotros hemos de ser de este ¨²ltimo grupo.
Seamos conscientes de que tenemos una crisis, pero no nos lamentemos m¨¢s. Trabajemos para salir de ella.
Llu¨ªs Bassat es publicitario.
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