Esperando a Obama
Se ha dicho que, si del resto del mundo dependiera, Obama tendr¨ªa la elecci¨®n asegurada y por goleada. Incluso hay quien ha escrito que Israel es el ¨²nico pa¨ªs del mundo en que se desea la victoria de McCain. Naturalmente, para los ide¨®logos neoconservadores que creen que el liderazgo de Estados Unidos debe asentarse sobre la fuerza, la intimidaci¨®n y el miedo, esta empat¨ªa mundial con Obama es la mejor prueba de que su victoria debilitar¨ªa el poder americano. El imperio ha de ser temido, dicen. Pero hay ganas de volver a hablar bien de Estados Unidos. Y por eso hay tanta gente esperando a Obama.
Sin duda, la simpat¨ªa por Obama tiene razones muy diversas. Y la primera y principal es el enorme rechazo que Bush tiene en todas partes, por haber contribuido de modo entusiasta a aumentar el caos y la confusi¨®n en el mundo. Bush se ha inventado una realidad a su medida para hacer cre¨ªble la revoluci¨®n conservadora que su camarilla ideol¨®gica le hab¨ªa preparado. Pero la realidad es terca y lo que ten¨ªa que ser la conquista ideol¨®gica del planeta se ha convertido en aislamiento y rechazo creciente a la potencia. Se hab¨ªan equivocado de mundo, por tanto, de discurso.
Obama ha sacado millones de voluntarios a la calle, con una estrategia de uso de Internet que crear¨¢ escuela
De la victoria de Obama se espera sobre todo un cambio de estilo y de actitud. Del mesianismo del que pretende que su pa¨ªs ha sido escogido por Dios para cambiar el mundo a la complicidad del que sabe que no hay pueblos escogidos y que s¨®lo compartiendo se puede conseguir un mundo m¨¢s estable. Bush s¨®lo buscaba ac¨®litos, Obama buscar¨¢ aliados. En un mundo tan lleno de incertidumbres, hay mucha gente que desea ver la primera potencia m¨¢s pr¨®xima, capaz de compartir problemas y de buscar soluciones. Que la gran potencia se humanice es esperanzador para todos.
Uno de los t¨®picos m¨¢s o¨ªdos durante esta larga campa?a ha sido que el pueblo americano es muy suyo y que sus reacciones son dif¨ªciles de entender porque es muy distinto de los europeos. Con esta afirmaci¨®n se quer¨ªa prevenir el error en los pron¨®sticos. Y, efectivamente, si en el ¨²ltimo momento ganar¨¢ McCain, todo el peso de la explicaci¨®n cargar¨¢ sobre la indomable Am¨¦rica profunda. Pero el razonamiento -que como todos los t¨®picos tiene siempre algo de verdad- pretend¨ªa tambi¨¦n restar importancia a la victoria de Obama, en aquellos sectores de la derecha que suspiran por McCain, o prevenir sobre frustraciones futuras, en sectores de la izquierda que siguen aferrados al argumento de que el sistema americano es tan fuerte que es muy poco el margen de maniobra que tiene un presidente, por muy reformista que sea.
Sin embargo, esta campa?a electoral ha demostrado que los clich¨¦s sobre Am¨¦rica no aciertan tanto como algunos piensan. Para empezar, los candidatos. Nunca se hab¨ªan presentado dos candidatos tan ajenos al poder establecido de sus partidos. McCain era un outsider de la derecha, que se col¨® porque el desastre de la Administraci¨®n de Bush quem¨® cualquier recambi¨® natural -de Powell a Rice los que lo hubieran podido ser desaparecieron por el foro, a la espera de tiempos mejores- y, como todo el mundo sabe, la se?ora Clinton representaba mucho mejor que Obama el aparato del partido, contra el que el senador de Illinois tuvo una lucha sin cuartel. Y fue precisamente al salir victorioso de esta dura pugna con una adversaria de primer¨ªsimo nivel cuando borr¨® de un plumazo las cr¨ªticas por su biso?ez e inexperiencia. O sea, la voluntad de cambio existe. Y los partidos han tenido que asumirla.
Quiz¨¢ la diferencia principal entre la cultura pol¨ªtica americana y la europea estribe en la manera de entender la religi¨®n y el Estado. El sistema pol¨ªtico americano es un artefacto construido sobre la desconfianza con el Estado. De modo que abundan los mecanismos para evitar el abuso de poder. Como ya explic¨® Tocqueville, precisamente este temor al Estado hizo que, a diferencia de Europa, la religi¨®n tenga una enorme importancia pol¨ªtica. La fe suple la desconfianza con el discurso pol¨ªtico y con las ideolog¨ªas. Y la religi¨®n impregna la vida de los ciudadanos -tanto la p¨²blica como la privada- en mucha mayor medida que en Europa. Un candidato a la presidencia de Estados ya puede ser negro, pero todav¨ªa no puede ser, por lo menos p¨²blicamente, ateo o agn¨®stico. En los dos libros de Obama las referencias a la fe son reiteradas. Las diversas ramas de la derecha cristiana tienen cierta capacidad de intimidaci¨®n.
Sin embargo, algunos analistas se?alan que en esta campa?a electoral la creencia ha estado mucho menos presente que otras veces. E incluso el intento de Palin de convertir la campa?a en una batalla ideol¨®gica entre la derecha religiosa y la izquierda liberal fracas¨® estrepitosamente. ?Por qu¨¦? Probablemente por dos razones: por la crisis, que ensombreci¨® toda la parte final de campa?a, y por la saturaci¨®n originada por los ide¨®logos de Bush con ocho a?os de machaconeo constante.
Queda el t¨®pico del racismo. Si las encuestas tuvieran raz¨®n y Obama gana holgadamente, ?d¨®nde estar¨ªa el racismo, en los ciudadanos americanos o en la desconfianza de los observadores tanto americanos como europeos?
De modo que la campa?a ha ido tomando unas formas mucho menos ajenas a la pol¨ªtica europea, asemej¨¢ndose d¨ªa a d¨ªa a una confrontaci¨®n tradicional entre la derecha y la izquierda. El integrismo religioso tiene un peso y un predicamento que en Europa no tiene, a pesar de alianzas como la de la jerarqu¨ªa cat¨®lica y un sector de la derecha en Espa?a. Pero quiz¨¢s en esta elecci¨®n descubramos que los ciudadanos americanos se pronuncian por motivos no tan alejados de los europeos: el atractivo de los candidatos, el juicio sobre la Administraci¨®n saliente, la b¨²squeda de soluciones m¨¢s equitativas a la situaci¨®n econ¨®mica y la crisis moral por la guerra de Irak.
Se habla de la despolitizaci¨®n americana y Obama ha sacado millones de voluntarios a la calle, con una estrategia de uso de Internet que crear¨¢ escuela. ?Qui¨¦n est¨¢ despolitizado? ?Qui¨¦n tiene miedo al cambio? Igual Obama nos cambia un poco a todos.
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