La UE ofrece una relaci¨®n de iguales al futuro presidente

Partiendo de la premisa de que "los tiempos han cambiado" y de que "las soluciones unilaterales van a ser cada vez m¨¢s dif¨ªciles", en palabras de Bernard Kouchner, ministro franc¨¦s de Exteriores -pa¨ªs que preside este semestre la UE-, una Europa que ve a EE UU al borde de un cambio copernicano ofrecer¨¢ al triunfador de la elecci¨®n de hoy una hoja de ruta para una relaci¨®n transatl¨¢ntica entre iguales.

La opini¨®n p¨²blica europea tiene claro a qui¨¦n desea en la Casa Blanca, pero los Gobiernos de la Uni¨®n s¨®lo conceden que los ¨²ltimos acontecimientos, en particular la crisis financiera, suponen un "refuerzo de la necesidad de trabajar junto a los estadounidenses". Eso dijo ayer Kouchner al concluir la reuni¨®n en que los ministros de Exteriores de los Veintisiete dieron los ¨²ltimos retoques al documento de seis p¨¢ginas que define el marco de la venidera relaci¨®n entre los viejos aliados, sometida a graves tensiones durante la presidencia de George W. Bush, en particular durante su primer mandato.

"Europa no puede seguir teniendo un papel subsidiario", asegura Kouchner

La ambici¨®n de igualdad entre EE UU y la UE en un mundo en acelerada evoluci¨®n sorprende incluso a los promotores de la idea. "Hace s¨®lo cinco a?os hubiese sido inimaginable dirigirnos a Estados Unidos como socios en un trabajo com¨²n", confes¨® el ministro franc¨¦s. "No podemos seguir con un papel subsidiario".

"Los dos candidatos se han vuelto hacia Europa y quieren la uni¨®n entre las dos orillas del Atl¨¢ntico. Es la hora del multilateralismo", subray¨® Kouchner. Las expectativas son enormes y Europa cree llegado su momento, avalada por su ¨¦xito pacificador en la guerra del C¨¢ucaso, sus ambiciones de estar al tim¨®n del cambio financiero internacional y su apoyo a EE UU en misiones tan delicadas como Afganist¨¢n.

"Queremos que se entiendan nuestras ideas y que se compartan", precis¨® Kouchner antes de dejar claro que Europa se las ofrec¨ªa a Estados Unidos sin arrogancia. "Es lo que podr¨ªamos hacer juntos si quisieran".

Los brit¨¢nicos est¨¢n viviendo las elecciones con gran inter¨¦s, informa Walter Oppenheimer. Los medios han seguido la campa?a con enorme intensidad. Tanto el Gobierno de Londres como la oposici¨®n evitan apoyar a uno u otro candidato. Cualquiera de ellos les har¨¢ la vida m¨¢s f¨¢cil que Bush. De Barack Obama puede preocupar su proteccionismo comercial y su voluntad de atacar las bases de Al Qaeda en Pakist¨¢n, pero gusta su tendencia a marcharse de Irak cuanto antes. De John McCain preocupa su tendencia a la l¨ªnea dura con Ir¨¢n y con Rusia.

Francia, por su parte, sigue con pasi¨®n el proceso electoral norteamericano. Los peri¨®dicos le dedican p¨¢ginas y p¨¢ginas, y las televisiones emiten desde todos los rincones de EE UU, informa J. M. Mart¨ª Font. Pero a diferencia de lo que es habitual en Francia, el pa¨ªs que invent¨® la divisi¨®n entre derechas e izquierdas, la inmensa mayor¨ªa de los franceses est¨¢n de acuerdo en una cosa: quieren que Obama gane las elecciones. Le aman, le admiran, les fascina. Representa ese pa¨ªs mestizo que es la Francia actual, aunque no se refleja en los c¨ªrculos de poder.