?Por qu¨¦ Barack Obama?
El vencedor de la elecci¨®n presidencial estadounidense de hoy heredar¨¢ una tormenta perfecta de problemas, tanto econ¨®micos como internacionales. Tendr¨¢ que afrontar el inicio de mandato m¨¢s dif¨ªcil desde -y lo digo con toda seriedad- el hombre que salv¨® la Uni¨®n, Abraham Lincoln. Aunque quiz¨¢ sea m¨¢s instructivo el precedente de 1933, cuando Franklin D. Roosevelt supo ofrecer una ret¨®rica llena de inspiraci¨®n y una voluntad de "experimentos audaces" a un pa¨ªs que se enfrentaba a la quiebra econ¨®mica y el derrumbe de la confianza de la poblaci¨®n.
Para m¨ª, la elecci¨®n es sencilla, y no s¨®lo porque soy, por temperamento y por historia, dem¨®crata. La larga e intensa campa?a pol¨ªtica ha dejado al descubierto enormes diferencias entre las posiciones, los estilos y las cualidades personales de los dos candidatos a la Casa Blanca. Y la conclusi¨®n parece clara.
El senador por Illinois aventaja a su adversario en car¨¢cter, econom¨ªa y pol¨ªtica internacional
Negociar con Ir¨¢n y no aislar por completo a Rusia es lo adecuado
Buen juicio. John McCain ha mostrado, a lo largo de su carrera, una tendencia a correr riesgos; en sus memorias, presume de que le gusta apostar. Su elecci¨®n, para acompa?arle en la candidatura, de Sarah Palin, una aspirante carism¨¢tica pero espectacularmente incompetente, no es m¨¢s que la m¨¢s llamativa de las muchas muestras del verdadero McCain. Su valor en el combate prueba que es patriota, valiente y duro, pero, a lo largo de su carrera pol¨ªtica, ha demostrado una y otra vez tener una penosa falta de buen juicio.
Barack Obama tambi¨¦n es duro, pero en otro sentido. Hay que ser conscientes de lo dif¨ªcil que ha sido su trayectoria hasta llegar, contra todo pron¨®stico, tan cerca de la presidencia. Pero, si McCain es impulsivo y emocional, Obama es tranquilo y sereno. Juzga las situaciones con calma y de manera met¨®dica. La impulsividad de McCain es anatema para Obama, y con raz¨®n; no se puede jugar a los dados con la historia. Como he visto a tantos dirigentes pol¨ªticos flaquear cuando sufr¨ªan presiones, la sangre fr¨ªa es la cualidad que m¨¢s valoro en ese oficio. Y Barack Obama la tiene.
La econom¨ªa. La primera prioridad del nuevo presidente de Estados Unidos ser¨¢ la econom¨ªa y la crisis financiera. Desde que estall¨® la crisis, Obama se ha mostrado tranquilo e incluso presidencial. Consult¨® con el mejor equipo de asesores del pa¨ªs, sopes¨® con cuidado cada v¨ªa de actuaci¨®n y luego hizo una serie de declaraciones precisas y serenas. Mientras tanto, McCain ha andado extra?amente a la deriva, con declaraciones contradictorias, "suspendiendo" su campa?a (aunque segu¨ªa haciendo campa?a) y pidiendo que se cancelara el primer debate (que, vistas las circunstancias, era todav¨ªa m¨¢s necesario). Ventaja, pues, para Obama.
Pol¨ªtica exterior. Las discre-pancias m¨¢s expl¨ªcitas entre los dos candidatos son las relativas a Irak, Ir¨¢n y Rusia. Pero existen diferencias m¨¢s profundas. Las posiciones de McCain, con la notable excepci¨®n del cambio clim¨¢tico, sugieren que, de alcanzar la Casa Blanca, se limitar¨ªa a continuar la pol¨ªtica de George W. Bush, salvo que con m¨¢s eficacia. Obama, por el contrario, ofrece un enfoque distinto de la pol¨ªtica exterior.
Al iniciar la retirada de tropas de Irak, Obama cambiar¨ªa la imagen y la estrategia de Estados Unidos de manera inmediata. Al entablar negociaciones con Ir¨¢n en las que no s¨®lo se hablar¨ªa de la cuesti¨®n nuclear sino tambi¨¦n de otros aspectos en los que Teher¨¢n juega un papel desestabilizador en la regi¨®n, podr¨ªa o bien llegar a acuerdos que redujesen el peligro que Ir¨¢n representa, o bien movilizar una coalici¨®n internacional m¨¢s fuerte, capaz de aislar a los iran¨ªes. En cualquier caso, negociar con Ir¨¢n es la pol¨ªtica adecuada, y cuesta comprender por qu¨¦ Bush y McCain han seguido resisti¨¦ndose a ese cambio de rumbo tan evidente que, si se llevase a cabo con firmeza, no pondr¨ªa en peligro la seguridad de Estados Unidos ni de Israel.
Respecto a Rusia, desde la invasi¨®n de Georgia, Obama y su candidato a la vicepresidencia, Joe Biden (que fue el primer miembro del Congreso que visit¨® Georgia tras la agresi¨®n) hacen hincapi¨¦ en la necesidad de ayudar a Georgia a reconstruir su econom¨ªa y mantener su independencia ante una campa?a constante de Rusia en su contra. McCain, por el contrario, quiere castigar a Rusia con medidas como su expulsi¨®n del G-8.
Es posible que, al final, esas medidas sean necesarias, pero no ayudar¨¢n a Georgia a sobrevivir como democracia independiente. Adem¨¢s, incluso despu¨¦s de la indignaci¨®n por lo ocurrido, existen temas de inter¨¦s com¨²n -como la energ¨ªa, el cambio clim¨¢tico e Ir¨¢n- en los que Occidente y el Kremlin debe cooperar. Era as¨ª ya durante la guerra fr¨ªa y sigue siendo as¨ª hoy. Pero no parece que McCain lo comprenda.
Liderazgo. Al final, todas las elecciones presidenciales se reducen a los elementos intangibles del liderazgo. La elecci¨®n de un presidente es una especie de contrato privado directo entre cada votante y el candidato que prefiere. ?A qui¨¦n quiere ver en la pantalla de su televisor durante los pr¨®ximos cuatro a?os? ?En manos de qui¨¦n quiere depositar el destino del pa¨ªs?
Una vez m¨¢s, los distintos estilos de Obama y McCain ofrecen una clara alternativa entre un hombre tranquilo y que inspira confianza y otro que se deja llevar por las emociones, entre un cambio fundamental en el rumbo del pa¨ªs y otro que no es un cambio o no es tan grande, entre un estilo conciliador y otro m¨¢s combativo.
Eficacia. Por ¨²ltimo, en un a?o en el que los dem¨®cratas, con toda seguridad, van a incrementar su mayor¨ªa en ambas c¨¢maras del Congreso de Estados Unidos, una victoria de Obama les ofrecer¨ªa el control de los brazos legislativo y ejecutivo del Gobierno por primera vez desde 1994 y, con ello, la posibilidad de sacar adelante leyes tras a?os de punto muerto. Despu¨¦s de tanto tiempo de polarizaci¨®n en casa y unilateralismo en el extranjero, est¨¢ claro a qui¨¦n hay que elegir como presidente.
Richard Holbrooke fue embajador de EE UU en la ONU y negociador del Acuerdo de Paz de Dayton que en 1995 acab¨® con la guerra de Bosnia. ? Project Syndicate, 2008. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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