Herm¨¦ticos por obligaci¨®n
Las familias reales europeas callan por imperativo legal y hablan ¨²nicamente bajo supervisi¨®n de los Gobiernos - Entrar en pol¨¦micas les debilita
Don Juan Carlos lee discursos, no los escribe. Su opini¨®n es la opini¨®n del Gobierno. Si el Rey viaja a Argentina es el ministerio de Exteriores quien le manda los textos de las intervenciones. Si tiene una reuni¨®n con agricultores es el ministerio de Agricultura quien le apunta lo que debe decir. El rey de Espa?a, como Jefe del Estado, est¨¢ sujeto a la supervisi¨®n del Gobierno cuando habla. "En la Casa del Rey lo que hacemos es ponerle m¨²sica a lo que nos env¨ªan", explica Juan Gonz¨¢lez Cebri¨¢n, jefe de prensa del palacio de La Zarzuela. "Aqu¨ª hay personas encargadas de dar forma a las palabras del Rey, pero siempre teniendo en cuenta el gui¨®n que remite el Gobierno".
El momento de mayor libertad de expresi¨®n para don Juan Carlos llega en Navidad. El discurso que se escucha cada a?o en la Nochebuena lo escribe ¨¦l con la ayuda de sus asesores. Es el m¨¢s personal e independiente. "Aunque siempre se env¨ªa a Moncloa para que lo supervisen", apunta Gonz¨¢lez Cebri¨¢n.
"La Reina, al hablar, ha pasado a ser una persona vulgar", opina Savater
El discurso de Nochebuena lo escribe el Rey, pero se supervisa
Lo mismo sucede cuando hablan los otros miembros de la familia real: la Reina, los pr¨ªncipes de Asturias y las infantas Elena y Cristina. Tambi¨¦n sus palabras dependen de Moncloa. El Rey no puede, como Jefe de Estado, tener opini¨®n propia y manifestarla y su familia, tampoco.
Por eso ha sorprendido que al cumplir 70 a?os, la reina Sof¨ªa haya hablado para decir que est¨¢ en contra del matrimonio homosexual y de la eutanasia. Para desvelar que el Rey no abdicar¨¢ jam¨¢s, criticar al rey Hassan de Marruecos y cuestionar, entre otras cosas, la pol¨ªtica internacional de Bush tras el 11-S. Sus opiniones est¨¢n recogidas en un libro de la periodista Pilar Urbano. Do?a Sof¨ªa la recibi¨® hasta en 15 ocasiones en La Zarzuela para responder a un cuestionario de m¨¢s de 600 preguntas. El Gobierno no conoc¨ªa el contenido del libro a pesar de que todas las manifestaciones p¨²blicas de la familia real deben ser supervisadas por el Ejecutivo. Porque ellos deben ser herm¨¦ticos por obligaci¨®n.
Marc Carrillo, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional, cree que el texto es claro: "La Reina-consorte no ejerce funciones constitucionales salvo en el caso de que forme parte de la Regencia (Art. 58 CE). Pero ello no la exime de la discreci¨®n institucional como miembro de la Corona y del deber de abstenci¨®n en el debate p¨²blico. Si bien nada le impedir¨ªa hacer uso de la libertad de expresi¨®n en un ¨¢mbito no p¨²blico, como miembro de la Corona que es la consorte, la emisi¨®n p¨²blica de sus opiniones plantea problemas acerca de la adecuada posici¨®n institucional de la Corona en una monarqu¨ªa parlamentaria".
Y a?ade: "El pronunciamiento p¨²blico de un miembro de la Corona sobre aspectos de inter¨¦s general, que suscitan controversia y que adem¨¢s tienen traducci¨®n normativa a trav¨¦s de leyes aprobadas en las Cortes, implica a la Corona en un debate del que siempre debe estar alejada".
En el Reino Unido, Isabel II no concede entrevistas y, menos a¨²n, colabora en la redacci¨®n de libros sobre ella o los suyos. Sus discursos son escritos normalmente por sus asesores y no hay ninguna persona especialmente encargada de supervisarlos, porque nadie se la imagina salt¨¢ndose las normas. Sus ayudantes consultan con el Gobierno los discursos que la monarca pronuncia durante las visitas de Estado de dignatarios extranjeros o sus viajes al exterior.
Hay un solo discurso al a?o que escribe ¨ªntegramente el Gobierno: el que lee la reina con motivo de la apertura del a?o parlamentario en la C¨¢mara de los Lores, ante lores y diputados, en el que el primer ministro presenta una lista de las leyes que piensa llevar a las c¨¢maras durante el a?o parlamentario.
El consorte de la reina, el pr¨ªncipe Felipe, duque de Edimburgo, suele escribir sus discursos con su propia mano. Suelen ser temas relacionados con las actividades de los proyectos de caridad que ¨¦l preside. Felipe es famoso, sin embargo, por sus meteduras de pata en conversaciones de corrillo. Hace poco se le oy¨® decir: "Lo malo de Brasil, son los brasile?os".
El ex jefe de la Casa del Rey Sabino Fern¨¢ndez Campo, que supervis¨® la biograf¨ªa que de don Juan Carlos escribi¨® Jos¨¦ Luis de Villalonga, ha advertido de que los Reyes pueden tener opiniones propias pero deben mantenerlas en la intimidad. "Una disposici¨®n, una ley aprobada en las Cortes puede no sentarle a uno interiormente bien, pero es a lo que tenemos que atender y acatar: lo que han aprobado las Cortes, que representan al pueblo espa?ol".
El fil¨®sofo Fernando Savater es rotundo: "Por encima de lo que ha dicho la Reina, como que est¨¢ en contra del matrimonio homosexual o a quien se lo ha dicho, que es una periodista del Opus Dei, est¨¢ que la Reina al hablar se ha convertido en una persona vulgar. Los Reyes tienen derecho, c¨®mo no, a tener opini¨®n pero no pueden manifestarla. Como un profesor de ni?os no debe contarles chistes verdes aunque le gusten. Los Reyes, lo mismo que cuentan con otros derechos, como vivir en un palacio, deben callar. Es inoportuno lo que ha hecho la Reina".
En Dinamarca, la constituci¨®n danesa estipula la inmunidad de la reina Margarita y deja la responsabilidad pol¨ªtica al Gobierno que es quien supervisa todos sus discursos y los del heredero. Beatriz de Holanda tampoco hace declaraciones de tono pol¨ªtico en p¨²blico. En realidad, tampoco se pronuncia sobre otros asuntos, hecho que ha afianzado una imagen de eficacia, pero ha diluido algo su perfil humano. Pero tal vez el mayor sobresalto sufrido por la casa real holandesa en los ¨²ltimos a?os sea el protagonizado en 2007 por la princesa heredera, M¨¢xima. Fue a causa de un discurso en el que aseguraba "no haber encontrado la identidad holandesa porque ¨¦sta es m¨²ltiple, llena de facetas e imposible de reducir a un solo s¨ªmbolo". El texto fue le¨ªdo antes por el primer ministro y los titulares de Justicia e Integraci¨®n. En ¨¦l asegur¨® que "el holand¨¦s no existe". En un pa¨ªs muy sensible a los retos planteados por la inmigraci¨®n, las cr¨ªticas fueron inmediatas, desde la extrema derecha a los mon¨¢rquicos ac¨¦rrimos.
En B¨¦lgica, los discursos del Rey son visados o escritos por consejeros. Pero en el pasado ha habido momentos en los que la Monarqu¨ªa se ha hecho notar como cuando el cat¨®lico rey Balduino, ya fallecido, abdic¨® unas horas para no tener que rubricar la ley que legaliz¨® el aborto.
El rey de Olaf de Noruega se ha pasado casi todo su reinado callado. S¨®lo se recuerda un claro pronunciamiento cuando, en 1977, en la inauguraci¨®n del nuevo Parlamento, dijo que iba a estudiar la propuesta planteada sobre el aborto a petici¨®n de la gestante. "Una mujer debe tener la oportunidad de decidir la suspensi¨®n de su embarazo cuando no vea otra salida a su problema", afirm¨®. Su declaraci¨®n fue contestada por la entonces oposici¨®n cristiano popular.
En Espa?a, las declaraciones de la Reina tampoco han sido bien vistas por los partidos. "El modelo de reinado en la Espa?a democr¨¢tica lo ha escogido Juan Carlos I y ha consistido en mantenerse al margen de las disputas pol¨ªticas, ni siquiera ha ejercido su derecho al voto para evitar tomar partido. Creo que ese papel discreto hasta ahora ha favorecido sobre todo a la propia monarqu¨ªa y en mi opini¨®n incluye a la Reina y a los eventuales sucesores al trono", ha manifestado Mar Moreno, responsable de Relaciones Institucionales del PSOE.
En el PP se ha impuesto oficialmente el silencio. Los populares muestran su respeto a la Corona. Sin embargo, el viernes, Esteban Gonz¨¢lez Pons, su portavoz, se sincer¨® en una tertulia y opin¨® que la Reina "debe ser neutral, no debe hablar". Y el portavoz de IU Gaspar Llamazares considera que la familia real "no puede ni debe manifestar opiniones p¨²blicas sobre asuntos pol¨ªticos".
El historiador Angel Vi?as concluye que las declaraciones le parecen un error "profesional, de apreciaci¨®n y de buen juicio". "Los responsables de la Casa del Rey no hubieran debido darles luz verde en lo que se refiere a temas controvertidos y que en parte ya han sido objeto de legislaci¨®n. Que la Reina tenga opiniones conservadoras no es extra?o. Lo extra?o es que haya sentido la necesidad de darlas a conocer en asuntos cuyo tratamiento cae dentro de la responsabilidad del Gobierno y del Parlamento". Y a?ade: "Deseo creer que la Reina quiz¨¢ no haya analizado lo suficiente el comportamiento en el Reino Unido y en el exterior de Isabel II. Todav¨ªa le queda, pues, algo que aprender.
Con informaci¨®n de Walter Oppenheimer e Isabel Ferrer.
Meteduras de pata reales
- Felipe, duque de Edimburgo, le pregunt¨® a un profesor de autoescuela en Escocia en 1995: "?C¨®mo consigue que los nativos est¨¦n bastante rato sin beber para pasar el examen?". Durante la recesi¨®n de 1981, dijo: "Siempre decimos que hay que tener m¨¢s tiempo libre y ahora se quejan de que est¨¢n parados". En 1996, se ceb¨® con las dotes culinarias de las ciudadanas de su pa¨ªs: "Las mujeres brit¨¢nicas no saben cocinar". En un viaje a Pap¨²a Nueva Guinea le dijo a un estudiante: "As¨ª que ha conseguido usted que no se lo coman". Y a otro estudiante brit¨¢nico en China le advirti¨® de que si se quedaba all¨ª mucho tiempo acabar¨ªa teniendo "ojos rasgados".
-El pr¨ªncipe Bernardo, padre de Beatriz de Holanda, admiti¨® en una entrevista publicada p¨®stumamente haber aceptado dinero de la compa?¨ªa aeron¨¢utica Lockheed por mediar en un contrato de compra de aviones.
M¨¢xima, princesa de Holanda, dijo en 2007 en un discurso que "no hab¨ªa encontrado la identidad holandesa porque ¨¦sta era m¨²ltiple, llena de facetas e imposible de reducir a un solo s¨ªmbolo".
-Ari Behn, marido de la princesa M?rtha Louise de Noruega, hizo un v¨ªdeo en Afganist¨¢n en el que manifest¨®: "El asunto es, amigos m¨ªos, que en Occidente hay muchas personas que no creen todo lo que el se?or Bush y los estadounidenses dicen".
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